Crónicas | Cultura

Regresar a casa para comprender el monstruo

La película Regreso a Reims es un certero diagnóstico del proceso de conversión del comunismo al fascismo de una parte de la clase trabajadora

Una escena de Regreso a Reims, de Jean Pierre Périot. ATALANTE

A veces basta con volver a casa, encontrarte con tus raíces y charlar con los tuyos para comprenderlo todo. El regreso al hogar es un estereotipo literario que Didier Eribon transitó con un éxito y talento incontestable en su ensayo autobiográfico Regreso a Reims, una obra que el director francés Jean Pierre Périot ha llevado al cine para intentar comprender la esencia de la clase obrera y ofrecer una diagnosis precisa de las razones por las que las clases populares de las regiones que daban su favor al Partido Comunista decidieron virar de forma masiva hacia el Frente Nacional de la familia Le Pen. El documental, con una voz en off en primera persona y acompañada de imágenes de archivo, sirve para trazar un mapa que nos guía desde el pasado hasta nuestros días para comprender el presente.

En su libro, Didier Eribon narra su periplo cuando vuelve a Reims después de haber hecho una carrera exitosa como sociólogo en París al más alto nivel. Discípulo de Pierre Bourdieu y biógrafo de Michel Foucault, decide reencontrarse con sus orígenes y visitar a su madre tras la muerte de su padre, con quien tenía una relación tormentosa por no haber aceptado su homosexualidad. El libro de Eribon trasciende el documental y es una radiografía precisa del determinismo colectivo de la clase trabajadora a partir de su propia experiencia. La vuelta a su hogar, con el que no había tenido contacto durante décadas y del que se había desprendido para poder realizar una carrera universitaria en un espacio elitista como era la academia en París, le hizo encontrar su esencia y comprender los procesos de desarraigo social y existencial, la vergüenza de clase y cómo el reconocimiento de pertenencia a una clase social estaba despreciado, a la vez que su orientación sexual lograba valorizarle en los espacios de representación académicas. Pero también, descubrir que su madre, una orgullosa votante del Partido Comunista, se había transformado en seguidora de la extrema derecha.

Estaba todo ahí. Es muy fácil comprenderlo cuando se mira con distancia. Pero recuerden, comprender no es justificar, ni tutelar. En Francia, en los años 60, la pertenencia al Partido Comunista se acogía como único horizonte político posible. Se delegaba en los representantes porque se tenía conciencia del colectivo como sujeto político. La clase social consciente de sí misma y, por lo tanto, la salida colectiva como única posibilidad de una mejora individual.

El documental se ha estrenado en España en junio. ATALANTE

En el documental, uno de los líderes expresa de forma rotunda una frase que ahora es difícil que un líder político pueda expresar para unir vínculos de conciencia con aquellos a los que aspiran a representar: “Me dirijo a ustedes como obrero, para los obreros, porque hay cosas que los que nunca han sido de la clase obrera no pueden entender”. En aquel momento la izquierda se mantenía en unos principios muy sencillos y comprensibles, rechazar de manera rotunda las dificultades de la vida cotidiana para la clase obrera y una aspiración sincera y concreta para mejorar esa vida. ¿Cómo se puede reemplazar ese anhelo? ¿Por quién? ¿Cómo se sustituye esa identidad cultural forjada por siglos de explotación?

Es más sencillo de lo que creemos, se trata de la defensa de una identidad perdida e ignorada por parte de quienes aspiraban a representarla y que habían mirado para otro lado cuando comportamientos indignos para la izquierda se daban en el sujeto político que aspiraban a representar. La identidad de la clase obrera también tenía trazos de intolerancia que nunca se afrontaron y enfrentaron por considerarse secundarios, se ignoró el machismo y el racismo que se incubaba hasta que eclosionó alejando a la clase trabajadora de la izquierda para acercarla irremisiblemente a la extrema derecha.

El machismo era intrínseco a las políticas de clase de los partidos comunistas de los años 60 y 70. Las mujeres de la clase trabajadora eran ciudadanas de segunda y se despreciaba su situación para convertirlas en criadas de las familias proletarias. Su incorporación al trabajo y emancipación era vista como despreciable y solo para mujeres descarriadas. Se ignoraban las dolencias asociadas al trabajo del hogar y se consideraba a las mujeres como hembras paridoras y cuidadoras. El machismo estaba, como en toda la sociedad, enraizado en lo más profundo de la clase obrera y solo hacía falta valorizarlo para que prendiera. La superioridad del obrero, del hombre, y del hombre blanco, del obrero blanco.

El racismo ha estado integrado en la clase obrera con una máxima sencilla y diáfana: “Un millón de parados son un millón de inmigrantes de más”. En Francia, la inmigración argelina fue vista, gracias a los mensajes de la extrema derecha y de algunos miembros de la izquierda reaccionaria, como un caballo de Troya que buscaba devaluar los salarios y quitar el pan a los franceses. El racismo se integró, casi se enraizó, en la clase obrera blanca, y el camino a la extrema derecha ya estaba abonado.

Solo había que dar un paso más. La división racista, la pertenencia a una identidad blanca como sustitutivo de la lucha de clases y la división económica. La pertenencia a una nación como identidad legítima que permita expulsar a los ocupantes ilegítimos que pelean por los mismos recursos. El voto a la extrema derecha consolidaba como legítimo las pulsiones racistas. Un mecanismo racista de las clases oprimidas francesas que funcionaba como un proceso para sentirse superior a alguien por una vez en su vida. Valorarse a cambio de desvalorizar al que está por debajo.

Una escena de Regreso a Reims, de Jean Pierre Périot. ATALANTE

La desilusión también tuvo un papel muy importante en esa transición hacia la extrema derecha, sobre todo provocada por los gobiernos socialistas que dejaron decepcionados a sus votantes al acoger las políticas económicas neoliberales que pusieron en supremacía las necesidades del capital frente a las del proletariado. Si la identidad colectiva de clase desaparecía en un relato de homogeneización entre clase obrera y burguesía, la disolución de las clases sociales, solo quedaba como salida la individual, la excluyente, la que rechaza mediante la ira. El voto a la extrema derecha como último grito de presencia.

La película Regreso a Reims es un certero diagnóstico del proceso de conversión del comunismo al fascismo de una parte de la clase trabajadora que falla en el momento en el que intenta ofrecer soluciones para luchar contra los elementos, contra el capital que lo propicia. En el fondo, es una muestra más de lo identificado que tenemos el muro que nos impide prosperar al que solo somos capaces de enfrentarnos intentando derribarlo a cabezazos.

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Comentarios
  1. Pero ese tema será en Francia donde se habrá dado ese efecto. En España, el comunismo en 1936 cuanto comienza la guerra sería de 10.000 miembros, frente al millón y medio o dos de anarquistas (CNT ) y socialistas (UGT). Y la eliminación de la izd tras la guerra fue tal, que nunca, ni tras la muerte del dictador en 1975, se dio el caso de que el PCE tuviese posibilidad de gobierno. La diferencia con la situación francesa es enorme.

  2. “Ni ser antifascista ni ser comunista es un delito”,
    Alberto Cubero, concejal de Zaragoza en Común y secretario político del Partido Comunista de España en Aragón será juzgado el próximo 15 de septiembre por una denuncia del partido político Vox.
    La formación ultraderechista presentó una querella contra el concejal por un supuesto delito de odio debido a unas declaraciones en las que Cubero deseaba a Vox ser recibido en todo el Estado español como en Vallecas: “Con una manifestación pacífica organizada por los vecinos del barrio”, señalan las personas encargadas de la campaña #YoConCubero
    Esta campaña ha surgido para dar a conocer el caso porque, además, la querella incluye la consideración de Cubero como un apólogo del comunismo.
    El objetivo de Vox es inhabilitar políticamente al concejal y para ello solicitan una pena de prisión de 4 años y 9 meses además de 10.000 euros. La Fiscalía solicita dos años y medio de prisión y de inhabilitación para el sufragio pasivo además de 5.400 euros.
    “Ni ser antifascista ni ser comunista es un delito”, quieren dejar claro en la campaña, que cuenta con el apoyo de Koiné TV.
    https://arainfo.org/yoconcubero-arranca-la-campana-apoyo-al-concejal-alberto-cubero/

  3. Todas las planas mayores de los gobiernos llamados » comunistas» de la Europa del Este, la URSS el principal, eran fanaticos » comunistas». ¿ Pero, lo eran? NO. Sólo eran miembros del Partido Comunista respectivo y nada más. Por eso, cuando cayó el comunismo y a todos ésos » comunistas» el Dios capitalista, es decir, el FMI, les dio la oportunidad de quedarse con las empresas estatales, todos se volvieron ultra capitalistas. Por otra parte, ¿quién puede escuchar a Pablo Iglesias predicando día y noche las maravillas de SU comunismo sin asquearse y pasarse al otro bando? El proceso no es una traición, sino sólo el simple paso de una religión ( el comunismo) a otra religion, el ultracapitalismo- facistoide o no. Es decir, se trata de una Apostasía, muy comun entre ultra religiosos. Este fenómeno les parese pecaminoso a los progres porqué son la mar de ingenuos y, sobre todo, porqué nunca han vivido en ningun país » comunista» y, por tanto, están convencidos de qué allí todo el mundo es santo, solidario y de buen corazón. Sin embargo, yo sé qué nunca hubo nada de eso, justo porqué viví 6 largos años en un pais socialista: Rumania. Estando allí, por estudios, el dictador Ceaucescu montó una campaña publica, xenofoba y racista. A los rumanos se les prohibió tener contacto con extranjeros y donde fueramos, y nos reconocian como extranjeros, nos miraban con odio y desprecio. En la Argentina siempre nos hemos vestido muy bien, y por eso nada mas, me ubicaban y miraban con odio. Yo y los demas fuimos como estudiantes, becarios e invitados por el gobierno rumano.

  4. Hola, ¿Dónde se puede ver este documental?. Estoy interesado en verlo, el libro ya lo he apuntado para localizarlo. Saludos y gracias.

  5. En los años 90 había un chiste muy común en Francia, sabes cual el perfil del votante del frente nacional? Un comunista a quien le ha robado la casa un inmigrante. Salud !!!

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