Crónicas | Sociedad
“No se me ocurriría cocinar con el agua que sale del grifo. ¡Apesta!”
Catalunya es una de las zonas más afectadas por la contaminación del agua, a causa, sobre todo, de la agricultura y ganadería intensivas.
«Agua no potable», advierte un cartel en una de las fuentes públicas de Les Garrigues. Una treintena de pueblos de esta comarca agrícola de Lleida y también del Segrià llevan varias semanas sin agua a causa de la alta concentración de plaguicidas detectada en el pantano de Utxesa que les abastece. La situación es exasperante en plena ola de calor, especialmente para la gente mayor. Por eso los ediles como Teresa Culleres, alcaldesa de Sarroca, se han apresurado a repartir agua embotellada a la población. «Estamos a la espera de una solución por parte de la mancomunidad y, de momento, solo podemos repartir garrafas», lamenta
«Cada mañana vamos al pabellón municipal y nos dan dos garrafas por persona«, explica Verònica Ortega, vecina del cercano pueblo de Albí. Ella se ve obligada a comprar más agua para continuar con su negocio, el restaurante Ca la Margarida. «No se me ocurriría cocinar con el agua que sale del grifo. ¡Apesta!». Aunque no les han dicho que el agua esté contraindicada para la ducha, también ha tomado la precaución de usar agua embotellada para bañar a su hijo de 18 meses.
El malestar del vecindario por no tener acceso a agua potable aumenta cada día, sobre todo porque desconocen el origen del foco y cuándo se va a solucionar. «No es la primera vez que ocurre», asegura Ortega. Más allá de incidentes como el del embalse de Utxesa, la principal amenaza del agua en Catalunya son los nitratos. De hecho, un 45% de los municipios catalanes ha sido declarado como vulnerable a la contaminación por este motivo. Así lo reconoce la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), el ente público responsable de la cantidad y calidad del agua. Preocupa especialmente el estado de las aguas subterráneas: siete de cada diez acuíferos están contaminados con nitratos. Son datos de un informe de la ACA del año 2020, que también señala que el 63% de las masas de agua de los ríos están en mal estado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que no se deben superar los 50 miligramos de nitrato por litro en el agua de consumo. La normativa española establece el mismo límite en sus criterios sanitarios. Si bien los nitratos en sí son relativamente poco dañinos, su conversión a nitrito sí puede provocar toxicidad. El empleo de agua contaminada con nitratos en la preparación de biberones puede provocar cuadros de cianosis en bebés menores de seis meses.
La ACA indica que la presencia de nitratos en los recursos hídricos se debe principalmente a las prácticas derivadas de las actividades agrícolas y ganaderas, como el uso excesivo de fertilizantes nitrogenados y amoniacales, y de las deyecciones ganaderas. En Catalunya, el censo porcino es de más de ocho millones de animales. En la segunda comunidad autónoma más poblada de España hay más cerdos que personas. «Es especialmente preocupante la situación en Osona, la comarca con más concentración de cerdos de Europa», destaca Jordi Gispert periodista y miembro de la ADDA (Asociación Defensa Derechos Animal).
Greenpeace también ha estudiado la presencia de nitratos en las aguas subterráneas con mediciones en diferentes localizaciones de toda España y ADDA ha sido la entidad que ha colaborado con ellos en Catalunya. «Hemos tomado muestras en puntos que están fuera de las zonas catalogadas como vulnerables y hemos encontrado contaminación por nitratos en todas ellas», afirma Gispert.
En las aguas subterráneas, la concentración más elevada fue de 200 mg/l, que se detectó en una fuente en Gironella, en el Berguedá. Alertan del peligro que puede suponer para la salud acudir a algunas fuentes naturales a recoger agua y reclaman una correcta señalización de las zonas afectadas. «Tanto si vas a Santa Fe del Montseny, donde el agua está perfecta, como si vas a Gironella, verás un cartel que indica que es agua sin garantía sanitaria. Es como dejar en tus manos si te fías o no de coger agua», lamenta el periodista.
«No se me ocurriría cocinar con el agua que sale del grifo. ¡Apesta!»Gispert apunta a que la industria cárnica es la máxima responsable de la contaminación por nitratos a causa del volumen de excrementos que genera. «Las deyecciones son un abono natural para el campo en cantidades bajas en una ganadería extensiva y responsable con su entorno. La industria cárnica actual en Catalunya es absolutamente insostenible». En su opinión, la solución pasa por un cambio de modelo en el que «se debe subvencionar a los ganaderos y agricultores que optan por modelos extensivos, diversificados y ecológicos».
La actividad industrial
La actividad industrial también compromete el agua, especialmente en el Barcelonès y el Vallès. El incendio en la planta de reciclaje de disolventes Ditecsa en Montornès del Vallès, en 2019 –ha habido otro de menor magnitud en marzo de este año–, provocó un desastre medioambiental en el río Besós. Se vertieron unas 21 toneladas de disolventes y murieron miles de peces de especies endémicas como la colmilleja o el barbo de montaña. «Se habían depurado mucho las aguas del río, que años atrás se consideraba una cloaca, pero hoy sigue siendo un río contaminado», asevera Dolors Vinyoles, doctora en Biología de la Universitat de Barcelona que colabora con el ACA en el estudio de las aguas del Besós.
La doctora considera que se pueden tardar hasta cinco años en recuperar la población de peces anterior a la catástrofe y remarca la importancia de defender los «servicios ecosistémicos». «El hecho de tener un río con especies autóctonas es un factor de confort que contribuye a la salud pública. Si destruimos los ecosistemas naturales será muy perjudicial para la población humana».
L@s spanish peaple tenemos lo que nos merecemos .Es más ; hasta me parece escaso…………
Salud.