Análisis | Opinión

Empresarios políticos y políticos empresarios se reparten el pastel corporativo en la antesala de otra crisis

El profesor de Economía Andrés Villena pone como ejemplo el caso de Indra en este artículo sobre las relaciones entre empresas y política.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro de Bélgica, Alexander de Croo, durante una visita a las instalaciones de INDRA. POOL MONCLOA / FERNANDO CALVO

Grandes magnates que se mueven entre bambalinas con un acrítico silencio de fondo. Políticos que se fijan en el largo plazo únicamente para controlar determinadas plazas del capitalismo español. Y, causa y consecuencia de todo ello, unos medios de comunicación que precisan de unos y de otros actores para continuar existiendo y que, para ello, no pueden informar de lo que realmente está ocurriendo. Con una tremenda crisis de inflación y desempleo que promete una recesión invernal, una serie de movimientos corporativos pasan desapercibidos ante un gran público que continuará soportando sus peores efectos.

La pomposa cumbre de la OTAN recientemente celebrada refleja cambios duraderos en la política nacional e internacional. Entre los aspectos principales se encuentra el rearme de las naciones. La seguridad se ha convertido en una palabra polisémica y de infinitas dimensiones: a las tradicionales guerras, con o sin amenaza nuclear, hemos de añadir el atomizado terrorismo, los ataques informáticos, las pandemias, las guerras comerciales, la rivalidad tecnológica, etc.

En esta coyuntura debe entenderse lo sucedido en algunas empresas de referencia del capitalismo español, especialmente la tecnológica INDRA, sin olvidar las relaciones que determinados ejecutivos de esta compañía mantienen con otras entidades, como PRISA o Telefónica, entre otras.

INDRA: oportunidad pública para empresas privadas

El primero de estos hitos ha sido la polémica desatada en el gigante público y privado de tecnología para la defensa y la seguridad INDRA, concebido durante los años noventa en el antiguo Instituto Nacional de Industria, y presidido desde su origen por representantes del poder corporativo, como Javier Monzón –exdirectivo de Telefónica y expresidente de PRISA–, y Fernando Abril-Martorell –que fue consejero delegado de estas mismas empresas–, ambos más que cercanos a la monarquía.

Comandada por Marc Murtra, exjefe de gabinete del exministro de Industria socialista Joan Clos y próximo al PSC catalán, INDRA ha registrado recientemente una mayor participación del Estado justo cuando el Gobierno español se ha comprometido a multiplicar por dos el presupuesto de Defensa; de este compromiso queda como hecho reciente la aprobación de un crédito de 1.000 millones de euros para el presente año, anunciado tras la cumbre de la Alianza Atlántica por el presidente Pedro Sánchez.

Con una participación estatal que crece hasta el 28%, INDRA ha vivido recientemente el cese y la dimisión de hasta seis consejeros independientes, aquellos que no representan a ningún accionista de referencia. Paralelamente a dicho cese, que se atribuye a divergencias con la política más reciente de la compañía, destaca la entrada de un nuevo consejero, Jokin Aperribay, consejero de SAPA Placencia y presidente de la Real Sociedad Club de Fútbol. La entrada de Aperribay coincide a su vez con las intenciones de INDRA de hacerse con la empresa vasca de fabricación de motores aeronáuticos y turbinas ITP Aero, para lo que cuenta con el interés del PNV, clave a su vez para la aprobación de numerosas iniciativas legislativas del ejecutivo central en el Congreso de los Diputados.

Pero otros hechos han desatado también las alarmas. Al mismo tiempo que el Estado ha reclamado la entrada de un tercer representante en la multinacional del IBEX 35 como consecuencia de la ampliación de su participación, el fondo de inversión Amber Capital se ha hecho con un 4,2% de esta. Dicha entrada convierte a este en un actor financiero más que presente en la economía nacional y, por ende, en la política española.

PRISA y un prestigioso endeudamiento 

Amber Capital está presidido por el francés de origen armenio más célebre en estas últimas fechas: Joseph Oughourlian, a la sazón presidente del primer grupo editorial en español, PRISA, editora de El País y la Cadena SER que acumula una deuda de más de 700 millones de euros. Sucesor de Juan Luis Cebrián y de Javier Monzón en la presidencia de esta última empresa, este jeque cristiano participa asimismo en clubes de fútbol como el Real Zaragoza, el Padova o el Racing de Lens, entre otros.

A Oughourlian se le atribuye la petición del cese de los consejeros críticos de INDRA, así como una creciente cercanía al Gobierno español, decisivo para incentivar o disuadir a las grandes entidades de realizar relevantes movimientos corporativos en empresas estratégicas. Esto ha sucedido recientemente con el intento por parte del grupo Vivendi, propietario de un 9,93% del Grupo PRISA, de alcanzar un 29,9% de la compañía de medios de comunicación, el máximo que puede adquirirse antes de tener que lanzar una OPA.

Esta operación, que habría hecho máximo accionista de PRISA al grupo del empresario conservador francés Vincent Bolloré, que en las anteriores elecciones presidenciales fue el principal apoyo mediático del candidato ultra Jean Zemour, ha sido rechazada por el Gobierno de España, algo que ha llevado al magnate francés a desistir de su operación. Dicha adquisición hubiera podido suponer un golpe de timón en la orientación ideológica de este grupo mediático. Cabe destacar, además, que Bolloré, que ya ha cedido la gestión directa del imperio empresarial a su descendencia, comparte con el presidente de Amber una posición dominante en el grupo mediático galo Lagardére.   

Pero la trasversalidad ideológica de Amber Capital parece estar siendo aprovechada por una serie de intermediarios político-empresariales que aparecen periódicamente cuando el Partido Socialista figura en el gobierno de la nación. Entre los consejeros más políticos de PRISA destaca Miguel Barroso, que entró en 2021 precisamente en representación del Fondo Amber. Barroso fue el secretario de Estado de Comunicación con el que el ejecutivo de Rodríguez Zapatero amplió en 2005 el espectro de televisiones digitales, creando notables espacios para Cuatro y La Sexta; a su salida del Ministerio de la Presidencia, contrajo matrimonio con la exministra de Defensa fallecida, Carmen Chacón.

El concurso de actores mediáticos cercanos al Gobierno se ha visto reforzado por la entrada en el capital de PRISA de Global Alconaba, una entidad presidida por Andrés Varela Entrecanales, directivo de una de las productoras de la docuserie que narra la vida profesional del presidente Pedro Sánchez.

Varela Entrecanales, que ha sido designado consejero de PRISA, ha pertenecido al holding Imagina, grupo matriz de La Sexta, y a Globomedia; a estos dos ha estado también ligado José Miguel Contreras, un catedrático de Universidad que ha trabajado con Miguel Barroso en el ámbito de la asesoría política, y que, además, acaba de asociar su empresa La Coproductora a la entidad PRISA Media.

Telefónica, cable de transmisión  

Detrás de la entrada de Global Alconaba en PRISA se encuentra la tercera gran empresa en discordia: la multinacional Telefónica, que se ha deshecho de la mayoría de sus participaciones en el primer grupo editor español en favor de la entidad de Varela Entrecanales. En representación de Telefónica y como vicepresidente de PRISA figura el empresario sevillano Rosauro Varo. Varo, hijo de una exdiputada socialista afín a Susana Díaz, atesora una prolífica carrera empresarial, habiendo sido fundador de la distribuidora de telefonía Pepephone y del fondo GAT. 

A Varo se le atribuye cercanía al presidente Sánchez y también al expresidente Zapatero. Es probable que en estas conexiones haya influido uno de los consejeros más políticos de Telefónica, el expresidente de las Juventudes Socialistas, Javier de Paz, que forma parte de la compañía desde 2007, para lo que contó con el apoyo del expresidente socialista. 

No obstante, Rosauro Varo, que ha considerado este gobierno un mal necesario, tampoco ha rechazado reunirse con exmandatarios como José María Aznar. Varo figura asimismo como consejero de la entidad Acciona Energía, presidida por José Manuel Entrecanales, precisamente primo del presidente de Global Alconaba, el ya mencionado Andrés Varela.

Empresas de defensa, armamento y seguridad, grandes grupos mediáticos, entes tecnológicos, fondos de inversión y clubes de fútbol controlados y enlazados por un puñado de grandes empresarios. Se trata de una clase dominante o influyente que en cada etapa política trata de afianzarse en un poder corporativo que parece no progresar sin estrechar los lazos con los poderes públicos. Es en este espacio casi invisible e indescifrable donde se lleva a cabo la verdadera política, al margen de otros capítulos relevantes que, a menudo, nos distraen de decisiones con numerosos efectos para la ciudadanía.  

Andrés Villena Oliver es profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid y autor de Las redes de poder en España (Roca Editorial, 2019).

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Comentarios
  1. Hemos hablado de la judicatura, pero también podríamos hablar de los medios de comunicación. Hace unos días estalló el enésimo escándalo de las cloacas del Estado, este con Villarejo y Ferreras como protagonistas confeccionando información falsa contra Podemos. ¿Son casos aislados o es la forma de actuar del régimen del 78?

    Evidentemente no son casos aislados. Ni siquiera son departamentos estanco la guerra sucia mediática con la guerra sucia judicial o la guerra sucia policial. Forma todo parte de un entramado en el que a veces se usa a los jueces, a veces a los medios de comunicación, y a veces se combinan ambas metodologías. En ocasiones en la izquierda somos demasiado adanistas. Este caso es muy grave. Pero en este país, en los últimos 40 años, han ocurrido cosas igual de graves o más. No nos olvidemos que este es el país del GAL, del terrorismo de estado, donde se han ilegalizado a partidos políticos, se han cerrado medios de comunicación como Egunkaria. Todo esto ha pasado en 40 años de democracia. Ha habido guerra sucia, y no solo contra la izquierda abertzale. Guerra sucia mediática contra la Izquierda Unida de Julio Anguita, o contra cualquier proyecto político que ha tratado de impugnar desde cierta posición de fortaleza lo que son las estructuras del régimen 78. Han recibido guerra sucia de cualquier tipo, mediática, judicial, policial o terrorista como el GAL. Por lo tanto, no es un caso aislado. Hay un gran hilo conductor desde la represión franquista del 39 hasta lo que es Villarejo. Y hay que poner ese hilo conductor, que pasa por cada uno de estos casos. Ahora bien, hay otro error y es considerar que el problema son los “Villarejo”, que es un “garbanzo negro” de un sistema impoluto. No solo no es el primer caso, ha habido otros mucho más graves en la historia, si no que no es el único en el Estado español. En el Estado español hay guerra sucia. En Zaragoza tenemos el caso de los seis. Y otros casos, que no solo es a organizaciones políticas representadas en las instituciones. La izquierda social está sufriendo la represión política, la judicialización y la guerra mediática a todos los niveles. Todos los movimientos sociales. El movimiento antifascista, el movimiento okupa, cualquier movimiento social ha sufrido y sufre una guerra sucia por parte del Estado. Es que hemos sido once veces condenados por los tribunales europeos por encubrir torturas en este país. Y seis de esas once, el juez que instruía el caso era Fernando Grande-Marlaska, el actual ministro del Interior. Un juez al que le va a declarar Unai Romano con la cara reventada, y dice que pase el siguiente que aquí no ha pasado nada. Y ese juez es ministro del Interior. …
    https://arainfo.org/entrevista-alberto-cubero-pce-aragon/

  2. El Estado contra la clase obrera: la fiscalía pide cuatro años de cárcel para tres trabajadores de Tubacex
    Se debe recordar que los asalariados de Tubacex ejercieron el derecho a la huelga con el propósito de parar 129 despidos que, finalmente, fueron declarados nulos.
    La huelga de Tubacex se llevó a cabo durante 235 días. En todo ese tiempo hubo movilizaciones por parte de los trabajadores. También fueron habituales las cargas de la Ertzaintza, la policía que siempre actúa a favor de la burguesía vasca.
    Para reprimir, utilizaron, además de las porras, balas foam, que fueron disparadas en más de una ocasión desde corta distancia y a la altura e las cabezas.
    Las luchas obreras se silencian, esta es la consigna de Falsimedia. Se trata de que otros obreros y trabajadores no conozcan que a pocos kilómetros hay una lucha enorme contra los propietarios y dueños de empresas. Que no cunda el ejemplo, que la «paz social» se extienda y que el paraíso capitalista con su realidad virtual se haga fuerte.
    ¿Quién dijo que la lucha no sirve para nada? El TSJPV declara nulos los despidos de lxs trabajadorxs de Tubacex
    https://insurgente.org/el-estado-contra-la-clase-obrera-la-fiscalia-pide-cuatro-anos-de-carcel-para-tres-trabajadores-de-tubacex/

  3. SOBRE LOS FALSIMEDIAS (PRISA entre ellos)…
    LA FALACIA BURGUESA DE LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN
    «La diversidad de informaciones que creemos percibir no es real»
    Uno de los grandes éxitos de la ideología dominante es el de convencernos que las libertades y derechos formales de la democracia burguesa son reales.
    Sin embargo vivimos la ficción como real, y es que los mecanismos de dominación ideológica son sutiles y poderosos.
    La extensísima lista de periódicos y cadenas de radio y TV, es presentada como prueba indiscutible de que existe una pluralidad que garantiza la diversidad de puntos de vista. Pero en las cuestiones decisivas que más afectan a nuestras vidas, los mensajes emitidos por esa supuesta «pluralidad» son unívocos, van en la misma dirección siempre. Y no puede ser de otra forma: los medios son propiedad del Capital. Al final, la supuesta pluralidad no es más que un engaño retórico, en tanto que el discurso de los medios es único y refuerza el pensamiento único en los aspectos fundamentales. En lo importante, todos los medios van a coro. Evidentemente esa libertad de información es un privilegio exclusivo de los propietarios de los medios, es decir, del Capital.
    «La gente de todo el mundo confunde lo que leen en los periódicos con las noticias».
    «Si no lees los periódicos, no estás informado. Si lees los periódicos, estás mal informado»…..
    https://canarias-semanal.org/art/31052/la-falacia-burguesa-de-la-libertad-de-informacion

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