Laboral

La precariedad y la temporalidad dañan la salud laboral

Los trabajadores reclaman mayores recursos para la prevención de riesgos laborales y que se tengan en cuenta los factores psicosociales a la hora de reconocer las enfermedades derivadas del trabajo. Los sindicatos instan a frenar la contratación temporal para aportar mayor estabilidad a los asalariados

Fábrica química Solvay / JORGE FRANGANILLO / Llicencia CC BY 2.0

Este artículo se ha publicado originalmente en La fàbrica digital. Puedes leerlo en catalán aquí.

La precariedad laboral causa accidentes y mata. «Cada día mueren dos personas en España por ganarse la vida y 1.037 sufren un accidente laboral», aseguró Ana García de la Torre, secretaría de Salud Laboral de UGT, con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. La industria es el segundo sector con mayor siniestralidad, solo superado por la construcción, y la mayoría de enfermedades derivadas del trabajo tienen lugar en las fábricas.

Las enfermedades profesionales declaradas más habituales son las lesiones músculo-esqueléticas. «La siniestralidad física es fácil de detectar, el reto es establecer la relación entre las enfermedades profesionales y los factores psicosociales», indica Daniel Gutiérrez, secretario de Salud Laboral del Sindical Metalúrgico CGT de Barcelona. El sindicalista apunta que los ritmos de trabajo causan estrés entre los trabajadores y esto provoca «un gran aumento de enfermedades cardiovasculares como las anginas de pecho o los ictus». El metal exige mantener la producción 24 horas en los 365 días del año para el sector del automóvil. Los horarios y cambios de jornada afectan a los asalariados. «Hay mucha gente que sufre el riesgo de doble permanencia, que no puede conciliar la vida personal y sufre ansiedad», explica Gutiérrez, para quien «la prevención de riesgos laborales es muy precaria».

Respecto a los accidentes laborales, los más frecuentes en la industria son los golpes, atrapamientos y caídas. Mariano Sanz, secretario confederal de Salud Laboral de CCOO, hace hincapié en las máquinas porque “hay que tener la garantía de que están certificadas y tienen una correcta instalación”. También es vital respetar los ritmos y tiempos de producción de los aparatos. «En muchos accidentes nos encontramos con que una máquina ha sido manipulada para que pueda tener una mayor producción«, asevera. Los sindicatos radiografían las causas de los incidentes laborales con el objetivo de ponerse manos a la obra y reclamar medidas efectivas que reduzcan unas estadísticas congeladas en el tiempo. Un informe de CCOO sostiene que los accidentes laborales son una cuestión de clase, siendo más frecuentes en aquellos colectivos que perciben menos ingresos y en las contrataciones temporales. De hecho, el riesgo de sufrir un accidente en el trabajo aumenta un 75% cuando los trabajadores no son indefinidos. Esto provoca una mayor incidencia entre las personas migrantes. En el caso de los trabajadores que provienen de Ecuador, Guinea-Bissau o Marruecos, por ejemplo, la siniestralidad dobla a la media.

La invisibilidad de la salud mental

La incertidumbre merma la salud mental de los trabajadores. La empresa donde trabaja Daniel Gutiérrez tenía 319 trabajadores en 2019, y actualmente son 209 “con la excusa de la pandemia”. «Hay miedo a perder el trabajo o acabar e un ERTE y pasar hambre», afirma el afiliado al Sindicato del Metal, para quien la situación es alarmante: «Es difícil demostrar que es por el trabajo, pero hay una subida de las depresiones y los suicidios entre los trabajadores”.

“La ansiedad afecta especialmente a los jóvenes que comienzan porque les cuesta llegar a una estabilidad laboral; también a los mayores de 50 años, a los que parece que el mercado les rechaza si se quedan sin trabajo”, declara Xavier Moreno, experto en psicología del trabajo del Colegio Oficial de Psicología de Catalunya. Para Gutiérrez el problema más grave es «el maltrato psicológico». «Hay un sesgo de género porque las mujeres a menudo hacen un trabajo sucio que no quieren hacer los hombres», añade. Se trata de problemáticas invisibles, que a menudo no están contempladas en el cuadro de enfermedades profesionales. El pasado año solo se comunicaron 72 partes de accidentes de trabajo por trastornos mentales, según CCOO.

La lacra del cáncer laboral

Los trabajadores de la fábrica de armas de Trubia, una filial de Santa Bárbara Sistemas, situada en Oviedo, llevan años luchando por conseguir más protección. Tras dos denuncias, la inspección de trabajo ha firmado una resolución en la que reconoce que los empleados que operan como soldadores y caldereros en los talleres de armado trabajan expuestos a agentes cancerígenos como el cromo, el níquel o el manganeso. “Esta resolución obliga a la empresa a dotarnos de mayor protección”, manifiesta Pablo Coto, presidente del comité de empresa. El trabajador expone que fabrican tanques de combate y la robotización en la soldadura «ha provocado un aumento de producción y de humos». Les angustia que esto repercuta en su salud, ya que «a algunos compañeros ya les han salido niveles altos en las analíticas».

Los sindicatos estiman que cada año se diagnostican 10.000 cánceres de origen profesional en España. “Un estudio realizado recientemente por expertos sanitarios vinculados al Ministerio de Sanidad afirma que se producen 8.300 muertes anuales a causa de cánceres adquiridos en el trabajo”, señala Sanz. Sin embargo, en 2021 sólo se comunicaron 51 casos de enfermedades por contacto con agentes cancerígenos en el trabajo. «Hay que acentuar que los procedimientos preventivos vinculados con la identificación de los productos químicos y la repercusión en los trabajadores», advierte el sindicalista de CCOO. La Ley de Riesgos Laborales emplaza a los médicos de atención primaria a llevar a cabo una tarea de vigilancia de las patologías que llegan a su consulta y su vinculación al trabajo.

El reconocimiento a Trubia del contacto con agentes nocivos también ha propiciado la prohibición de tener operarios de una empresa de trabajo temporal (ETT) en los puestos de trabajo de mayor riesgo. Coto advierte que hay empleados que llevan 10 años entrando y salen de la empresa con contratos temporales. Se cubren el 80% de las plazas en la línea de producción con ETT, con gente que “tiene una amenaza constante de ser despedido”. «Es una vergüenza y más en una empresa que se nutre de dinero público», exclama Coto. La temporalidad también precariza al sector del metal. «Los trabajadores de ETT sacan con todo hasta que revientan«, opina Daniel Gutiérrez.

Mariano Sanz destaca la importancia de la lucha colectiva por mejorar las condiciones del trabajo y la salud de los asalariados. “En una misma fábrica conviven muchas empresas, convive la empresa principal con las subcontratadas y los autónomos. Quizás en la empresa grande hay una buena prevención y no en el resto.”, apunta. Esto se traduce en «una externalización del riesgo laboral», las actividades más peligrosas son asumidas por los trabajadores más vulnerables. Para el secretario confederal de Salud Laboral CCOO es fundamental que existan recursos internos destinados a la prevención. Daniel Gutiérrez lamenta que haya empresarios que «no ven al trabajador como una inversión, sino como un gasto» y no apuesten en su formación y su bienestar. Eso sí, los sindicatos tienen esperanza en que la nueva reforma laboral acorte la temporalidad y, por tanto, la precariedad.

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