Internacional
Dan Smith: “Los escenarios nucleares son improbables, pero no imposibles”
El director del SIPRI, organización con sede en Estocolmo que monitoriza conflictos y armamento, cree que en las próximas semanas podría cambiar la estrategia rusa en Ucrania ya que la actual ha sido un error. Sin embargo, "su condición de potencia evita que se aparte".
Desde que hace casi tres meses Rusia iniciara la invasión de Ucrania, el mundo vive una crisis de seguridad global, probablemente la mayor desde la II Guerra Mundial. El miedo se eleva y allana el camino para las posturas extremas, como denota la estrategia de armar a los soldados ucranianos para que resistan contra Rusia. ¿Había otra opción? Probablemente no, o al menos eso piensa Dan Smith, quien lleva más de 30 años trabajando en el ámbito de la seguridad y la paz: primero como director del International Peace Research Institute, en Oslo; luego como secretario general de International Alert y, desde 2015, como director del SIPRI, el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), organización con sede en la capital sueca que, desde 1966, monitoriza conflictos y armamento.
«Ser una potencia ha llevado a Putin a tomar una decisión arriesgada. Rusia no tiene fuerza suficiente para prevalecer en Ucrania, pero su condición de potencia evita que se aparte del conflicto. Si negocian de buena fe, [Putin] reconocerá que esta guerra fue un error», considera Smith. «Estados Unidos (EEUU) fue humillada en Vietnam, ¿podrá reconocerlo ahora Rusia?», añade en esta entrevista por videollamada.
Los informes de SIPRI han venido alertando de la preocupante carrera armamentística del mundo: por séptimo año consecutivo el gasto militar ha establecido un récord, un nuevo techo que en 2021 se situó en 2.113.000 millones de dólares. EEUU es quien más invierte. Aunque la brecha se ha ido reduciendo, el gasto de Washington fue tres veces mayor que el de China y diez veces superior al de Rusia. Pero Rusia, sin tanto lustre económico, con un PIB similar al del Estado español, aún intimida: posee casi la mitad de las 13.000 armas nucleares registradas, algunas modernas, preparadas para desplegarse en guerras como la que el mundo presencia ahora en Ucrania. Esta coyuntura, azuzada por la propaganda y el oportunismo, ha llevado a dos Estados independientes en materia militar a buscar integrarse en la OTAN: Finlandia ya ha pedido formalmente su ingreso y Suecia podría hacerlo en los próximos días. Hasta hace poco en estado comatoso, la OTAN ha encontrado una justificación existencial más creíble que la supuesta amenaza china: la Rusia de Vladimir Putin.
En primer lugar, ¿cómo ve la guerra en Ucrania y qué consecuencias espera?
Pese a las opiniones sobre la expansión de la OTAN en los años 90 o el extravagante juego de Putin con la identidad rusa, el hecho es que un Estado ha invadido otro Estado. Con un uso excesivo de la fuerza y un estilo desfasado, el objetivo de Rusia es controlar Ucrania. Esto ha zarandeado por completo el orden de seguridad global. Las consecuencias, algunas de difícil predicción, superan a las desencadenadas por la anexión de Crimea y la ocupación activa de una parte del Donbás en 2014. Por ello, en Europa tienen que preguntarse por el futuro de la OSCE y por las relaciones económicas e inversiones con Rusia. Luego, asumiendo que Rusia no prevalece en Ucrania, será necesaria una gran labor de reconstrucción. Costará decenas de billones de euros o dólares. También existen consecuencias medioambientales: cuando destruyes ciudades en la forma en la que Rusia lo ha hecho, destrozas el sistema de suministro de agua y, al pulverizar edificios, envenenas el aire con metales que son dañinos para el ser humano.
Putin defiende su injerencia en Ucrania recurriendo al ejemplo de Kosovo, donde la OTAN intervino alegando razones «humanitarias». Siempre es posible encontrar una razón que justifique que las grandes potencias no respeten la soberanía de otros países. EEUU lo hizo en Vietnam, Irak o Afganistán. ¿Puede Occidente dar lecciones, incluso a Putin?
Occidente ha adoptado una superioridad moral porque Rusia ha violado el estatuto de las Naciones Unidas, los acuerdos bajo potestad de la OSCE y promesas específicas del memorando de Budapest de 1995 como respetar la soberanía de Ucrania. Pero existe un problema: Occidente puede que no haya violado las leyes de forma tan clara y directa como Rusia, pero sí ha roto reglas: Irak, 2003; en menor grado el bombardeo en Serbia en 1999, que no contaba con el apoyo pleno de la ONU; y muchas acciones en la llamada «guerra contra el terror». Occidente se apoya en la superioridad moral, pero es hipócrita. Sus estándares no han sido tan altos y siguen sin serlo. En los últimos años he visto una mayor falta de respeto por las leyes y los acuerdos internacionales. Ocurrió con la Administración Trump y con las anteriores administraciones estadounidenses. Y si no actúas siempre acorde a la ley, todo es arbitrario.
La UE y la OTAN están enviando equipamiento militar a Ucrania, lo cual radicaliza el conflicto y, de momento, entierra cualquier solución dialogada. ¿Qué opina de esta estrategia?
Por supuesto que la mejor opción es conseguir una solución negociada, pero ¿cómo puedes conseguirla cuando las fuerzas rusas toman el aeropuerto de Kiev, atacan la costa sur en Mariupol y, tal vez, alcancen Odesa? ¿Cómo se obtiene una solución si una parte ataca y la otra no se defiende? Rusia es más grande, tiene más equipamiento militar y se muestra implacable; y si dejas a Ucrania defenderse por sí misma, aunque lo intente, perderá. Afrontando este dilema, ¿cómo podría haber actuado Occidente? Podría haber pedido respeto por el Derecho Internacional, que es una solución dialogada, pero, por desgracia, no habría sonado creíble sin incluir el envío de armamento a Ucrania. No estoy seguro de que hubiera otra alternativa.
La guerra es un negocio, y las principales empresas armamentísticas han incrementado el valor de sus acciones desde el inicio de la guerra en Ucrania. Además, la OTAN podría estar interesada en crear un nuevo Afganistán para Rusia. ¿Lo ve factible?
Occidente sabe que la guerra debilita a Rusia, y está tentado a que se convierta en el objetivo. Lloyd Austin, el Secretario de Defensa de EEUU, ha reconocido que desean extenuar a Rusia. Y esta tentación podría estar en la mente de ciertos estrategas, que podrían pensar que la mejor forma de desangrar a una gran potencia es a través de una guerra larga, de desgaste, como ya le ocurrió a la URSS en Afganistán y, en muchos aspectos, a EEUU en Vietnam.
Sin embargo, no creo que la guerra vaya a durar diez años, al menos a este nivel de intensidad. Pero eso no significa que los enfrentamientos no vayan a continuar. Desde 2014 existe un conflicto de menor intensidad en el este de Ucrania. Si la solución pacífica es que Rusia repliegue sus fuerzas hasta donde las tenía antes de la guerra, y sobre todo si controlara más territorio, con toda probabilidad continuará como conflicto de baja intensidad. Y en el futuro, tal vez ocurra otra explosión [bélica]: otro líder ruso podría asegurar que es el momento de actuar o un líder ucraniano podría querer expulsar a los rusos de los territorios ocupados. Por eso, para mantener una paz duradera es necesario un gran esfuerzo político y diplomático; pero no será sencillo en Ucrania.
Los analistas consideran que Rusia puede perder esta guerra. Sin tener en cuenta el armamento nuclear, ¿puede Ucrania resistir la ofensiva militar rusa?
Es creíble que esta guerra se pueda convertir en un desastre absoluto para Rusia, que incluso podría perder parte de los territorios que ya controlaba. Rusia parece carecer de las fuerzas convencionales necesarias para prevalecer en el campo de batalla. Puede que en las próximas semanas veamos algo diferente, porque hasta ahora no ha funcionado [la estrategia rusa]. Hay que recordar que las fuerzas rusas están equipadas por Rusia, mientras que las fuerzas ucranianas están equipadas por EEUU, la UE y otros Estados. Tienen mayor habilidad para enviar armamento. A grandes rasgos, sí, Rusia puede perder esta guerra. Otra cosa sería si recurren a una escalada nuclear, que es una perspectiva terrorífica. Los escenarios nucleares son improbables, pero no imposibles.
Finlandia ha formalizado su petición de adhesión a la OTAN. Se espera que pronto lo haga Suecia, donde el apoyo ronda el 57%. ¿Qué opina de esta expansión?
El ímpetu por integrarse en la OTAN es consecuencia del miedo que provoca Rusia. Es una decisión con efectos a largo plazo que se ha tomado con demasiada celeridad y sin la discusión pública necesaria. En Suecia, no se han discutido ni los obstáculos de seguridad que afronta el país. Entiendo por qué se toman las decisiones, pero en este caso es una elección precipitada.
¿Es buena idea decidir en un momento inestable en el que la sociedad vive bajo una constante propaganda?
Hubiera preferido el debate después de esta crisis. En Suecia hay dos factores que están acelerando el proceso: primero, la velocidad con la que está yendo Finlandia; y por otro lado están las elecciones generales previstas para septiembre, que añaden presión a todos los partidos, pero especialmente al centro-izquierda.
En la cumbre de Madrid, la OTAN redefinirá objetivos, y probablemente destaque la amenaza china. Teniendo en cuenta el multilateralismo actual, además de la vital relación comercial entre EEUU y China, ¿qué podemos esperar de la OTAN y de China?
Durante la Guerra Fría, los sistemas de EEUU y la URSS estaban sellados el uno contra el otro. Por eso, con Rusia se negocia con una importante materia prima, la energía, y también con minerales raros y comida, pero la relación es simple. En cambio, la integración económica con China es mucho mayor: allí se fabrican ordenadores, utensilios y componentes para otros productos. Es una relación mucho más compleja. Por eso, pese a las tensiones, sigue aumentando el volumen de intercambio comercial entre EEUU y China. Son dos potencias que rivalizan en diferentes ámbitos, pero son socios comerciales a gran escala. En esta pandemia se han asegurado de mantener operativas las rutas comerciales; en los conflictos a lo largo del mundo hay indicios de cooperación multilateral: en la COP26 en Glasgow, China y EEUU llegaron a un acuerdo para luchar contra el cambio climático. La relación es compleja e incluye elementos de cooperación, confrontación y competición. En este momento, la relación con Rusia se ha simplificado: al eliminar la cooperación, solo quedan la confrontación y la competición.
Invasión rusa, no, hable usted con propiedad, Sr. Smith: CONTRAATAQUE RUSO.
La guerra empezó en el 2014 en el Donbass; pero USA y comparsas pretenden que no nos enteremos.
Más de 14.000 personas de ese territorio han sido masacradas desde entonces por Ucrania, país mercenario del yankee. Pero ya digo, total silencio e impunidad.
Al fín, Rusia, rodeada y apuntada por la OTAN el ejército más genocida de la historia mundial, al servicio del capitalismo más salvaje, cansada de avisar sin que le hicieran caso, ha dicho: hasta aquí.
Ojala que alguien fuera capaz de pararle los piés al gringo para siempre, ójala.
NI GUERRA ENTRE PUEBLOS, NI PAZ ENTRE CLASES.
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PROFESOR UCRANIANO DEFIENDE LA ELIMINACIÓN FÍSICA DE TODOS LOS UCRANIANOS QUE TENGAN ORIGEN RUSO (VÍDEO)
Oleksandr Pronkevych, catedrático de literatura española, asegura que «no merecen otra cosa» «hay que matar a todos los rusos».
El concertado esfuerzo de los medios de comunicación corporativos para sostener el relato maniqueo construido en Occidente en torno a la guerra de Ucrania, que presenta a este país como representante de los más altos valores democráticos y humanistas impide, por la vía de la más absoluta censura, cualquier mensaje o cuestionamiento de la propaganda de guerra atlantista. Sin embargo, en ausencia de toda opinión discrepante, en ocasiones están siendo algunos de los invitados ucranianos los que ponen en serios aprietos a los periodistas empeñados en defenderles (…).
https://canarias-semanal.org/art/32715/profesor-ucraniano-defiende-la-eliminacion-fisica-de-todos-los-ucranianos-que-tengan-origen-ruso-video
Se puede describir el vergonsozo e inmoral espectaculo montado por USA, la plana mayor de la UE – dígase Borrel- Sánchez (PSOE), Stoltember y von der Leyen y Putin- como un espectáculo circence de baja calidad. En ésta opera bufa participan tres actores y un sólo espectador: La UE hace de tonto útil, USA hace de domador de la UE, Putin es el malo y tirano de la pelicula. China, no actúa, sólo va de espectador, pero en realidad hace de buitre a la espera de la carroña qué quedará despues de la guerra ruso- ucraniana.