Opinión
Ni Pegasus, ni Robles, ni Olona, ni la izquierda
"No he podido evitar pensar, también con las imágenes de la feria, en la otra reflexión, bastante antigua en el mundo periodístico, que seguimos, sin embargo, obviando: lo que interesa a los periodistas y a los políticos no es lo mismo que lo que interesa a la gente".
Según donde vayamos, escucharemos unas conversaciones u otras. Unos temas de preocupación u otros. Eso está claro. Ni siquiera lo que voy a contar aquí es general, obviamente. Pero, dentro de mi realidad, sí lo es. Ayer estuve en varios lugares que suelo frecuentar en mi día a día. La cafetería, el supermercado, un chino, la puerta del cole. Y, bueno, en uno bastante excepcional tras dos años de pandemia: la feria de Sevilla.
En ninguna de las conversaciones que pude escuchar se habló de Pegasus. Ni de Margarita Robles, ni de Paz Esteban. Ni de Pere Aragonès, ni de Pedro Sánchez. No escuché a nadie hablar de lo que prácticamente todos los medios llevaban en portada. Tampoco escuché a nadie hablar de las encuestas que dan mayoría a Juanma Moreno, ni de la foto de Moreno con Macarena Olona, vestida de flamenca, en la puerta de una caseta, a las puertas de las elecciones andaluzas. No escuché a nadie hablar de los ministros y ministras que visitaron la feria, ni de la existencia de confluencia o no de las izquierdas andaluzas, ni del hecho de que todavía nadie sabía a esas alturas quién sería el candidato o la candidata, ni de –por si fueran pocas ya– cuántas papeletas habrá para hacer frente a la ultraderecha.
Tengo que admitir, claro, que hay trampa: no estuve con periodistas, ni con políticos, ni fui a ninguna caseta donde se reunieran políticos y periodistas. Ni tuve que escribir sobre ello (asunto no menos importante para quien sí tiene que hacerlo). Hago esta reflexión porque en mi trabajo, hablando de los temas del fin de semana, se propuso abordar en primer lugar Pegasus, un tema, sin duda, de relevancia, con muchas aristas y muy grave.
Pero no he podido evitar pensar, también con las imágenes de la feria, en la otra reflexión, bastante antigua en el mundo periodístico, que seguimos, sin embargo, obviando: lo que suele interesar a periodistas y políticos no es lo mismo que lo que suele interesar a la gente, que viene a ser más o menos lo mismo que decir que Twitter no representa la cotidianidad de la ciudadanía. ¿Cuánto tiempo invertimos los periodistas y políticos en temas que no interesan a la gente? ¿Cómo deberíamos informar de Pegasus, de la ultraderecha, de la fractura de las izquierdas?
En todos esos lugares en los que estuve, como digo, no escuché hablar de ninguno de esos temas, ni tampoco escuché las mismas conversaciones en unos y otros ambientes. Salvo uno: los precios. Siempre hubo alguien que se quejó de los precios: qué caro está todo, cuánto ha subido el Mercadona, ¿pero cómo puede costar esto una bandeja de pescado? A la feria no se puede venir, cuatro euros montarte en un cacharrito…
De los precios, de la vida diaria, al fin y al cabo, es de lo que los medios informaban ayer como algo rutinario, sin abrir portadas, como una noticia más: rotas las negociaciones para la subida de salarios en 2022. Vale, y de los «tontos» de Sánchez Galán también.
En ninguna conversación oí hablar tampoco de la deriva de EEUU con el aborto, ni de lo que supone el caso de María Salmerón, ni del presunto asesino en serie de homosexuales, ni siquiera ya de la guerra… ¿No es preocupante también esto para nosotros, los periodistas? No oí hablar tampoco del prometedor ensayo clínico contra el cáncer de páncreas. Tal vez nadie lo supiera en el súper, ni en el cole, ni en la cafetería… Pero claro, esta es mi observación. Según donde vayamos, escucharemos unas conversaciones u otras.