Medio ambiente

Macrogranjas en España, deforestación en Brasil

Una nueva investigación de Carro de Combate demuestra que la soja utilizada por grandes empresas porcinas en España procede de regiones brasileñas en riesgo de deforestación

Imágenes tomadas en el interior de la macrogranja de Cefusa, en Granada. PEDRO ARMESTRE / GREENPEACE

Un hilo negro conecta a millones de cerdos que son engordados cada día en España con la deforestación de importantes regiones en Brasil. Así lo demuestra una nueva investigación de Carro de Combate, un grupo especializado en cadenas de suministro. De acuerdo con su último informe, Engordados con deforestación, importantes marcas de porcino españolas utilizan soja procedente de zonas con alto riesgo de deforestación como la Amazonía y El Cerrado.

La investigación señala directamente a Cargill y Bunge, las grandes distribuidoras españolas de materias primas. A través del análisis de datos de puertos y aduanas, y tras entrevistar a más de 100 personas que trabajan dentro de la industria, han podido mapear las exportaciones de soja desde los puertos brasileños. También cómo estas acaban sirviendo de base para los productores de pienso animal y las granjas porcinas hasta llegar a las estanterías de los supermercados. Solo en 2018, el 59% de las importaciones de Cargill y Bunge provenían de Brasil. Otro informe reciente de la Rainforest Foundation Norway aseguraba que estas compañías sólo habían implementado medidas parciales para reducir la deforestación.

Desde Carro de Combate aseguran que la soja procesada por ambas empresas es vendida a productores de pienso como Nanta, Piensos Sol, Cefusa (parte del Grupo Fuertes – El Pozo), bonÀrea o Vall Companys. Un alimento para ganado porcino que, en ocasiones, utilizan estas propias compañías, que cuentan con una división de engorde. Es el caso de Nanta, que produce porcino a través de Inga Foods; el Grupo Fuertes, propietaria de Cefusa y El Pozo; el Grupo Alimentario Guissona, al que pertenecen las tiendas bonÀrea; y Vall Companys, que hace Patel y suministra a Campofrío. Esta última, que además de la marca Campofrío es dueña de Navidul y Revilla, no tiene producción de piensos propia.

Laura Villadiego, una de las investigadoras de Carro de Combate, asegura que Cargill y Bunge “han sido denunciadas en repetidas ocasiones por no atajar el problema de deforestación en su cadena de suministro en Brasil” y que al comprarles esta materia “las empresas españolas están importando esa deforestación hasta nuestros platos”.

Nuevas leyes insuficientes

Una nueva legislación europea propuesta prohibirá la entrada en Europa de ciertas materias primas relacionadas con la deforestación. Sin embargo, en ella no se incluirá la soja de El Cerrado, una de las sabanas más importantes a nivel global, puesto que la norma solo afectaría a bosque tropicales. El Cerrado alberga un 5% del total de especies en el mundo, es un importante sumidero de carbono y es fuente de 8 de los 12 ríos brasileños. «Sin embargo, está siendo destruido a una tasa mayor que la de la Amazonía y podría colapsar en 30 años si la agricultura continúa su expansión a la misma velocidad”, explican en el informe.  

Otra de las investigadoras, Brenda Chávez, sostiene que “la falta de transparencia en la industria deja a los consumidores en España ante un vacío de información sobre si sus compras están o no relacionadas con deforestación. Nuevas regulaciones, como la directiva sobre deforestación, no van a cambiar esta situación si la industria no es más abierta y permite la trazabilidad de su soja a través de su cadena de suministro”.

Dinero europeo

Entre los hallazgos de este trabajo también destaca que varias empresas cárnicas conectadas con la soja de El Cerrado se benefician de fondos europeos. Un oxímoron si se tiene en cuenta que estos están destinados, en parte, a promover una agricultura más sostenible y a la reducción de emisiones en el sector agroalimentario.

Se trata de 21 empresas entre las que se incluye a Campofrío, Vall Companys y el Grupo Fuertes, y que han presentado un proyecto para captar más de 5.000 millones de euros de los Fondos Next Generation con el objetivo de transformar el sector cárnico, incluyendo una mejora en la sostenibilidad y la reducción de emisiones.

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Comentarios
  1. LAS MACROGRANJAS, UNA BOMBA DE RELOJERIA (Greenpeace)
    El hacinamiento en el que malviven los animales en las macrogranjas, al que se suman deficientes condiciones de alimentación, temperatura e higiene, crea el ambiente perfecto para que proliferen virus.
    Así pasó en la macrogranja de Iscar (Valladolid) y a fecha de hoy hay 31 focos de gripe aviar y casi 1,2 millones de animales han sido sacrificados.
    La enorme dependencia de la ganadería industrial muestra su insostenibilidad.
    Además es una gran responsable del cambio climático, consume ingentes cantidades de agua y contribuye a su contaminación.
    El año empezó con la polémica por las declaraciones del ministro de Consumo Alberto Garzón en respuesta a las cuales se llegó a afirmar que en España las macrogranjas no existen.
    En Greenpeace manifiestan: LAS MACROGRANJAS NO EXISTEN, PERO CIERRENLAS.

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