Internacional

Pedro Sánchez no se posiciona sobre la detención del periodista español Pablo González en Polonia

El periodista Pablo González se encuentra detenido en Polonia desde el pasado 28 de febrero acusado de ser un espía ruso

El periodista Pablo González durante una cobertura. TWITTER: @PABVIS

Durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados este miércoles 6 de abril, la diputada de EH Bildu Mertxe Aipurua ha sido una de las primeras en dirigirse a Pedro Sánchez. Su pregunta estaba encaminada a lograr un posicionamiento del presidente del Gobierno sobre el caso de la detención del periodista Pablo González, encarcelado en Polonia desde hace más de un mes acusado de ser un espía ruso.

Aizpurua ha denunciado en sede parlamentaria que González está siendo “privado de sus derechos más elementales” en un Estado miembro de la Unión Europea al no permitírsele recibir correspondencia ni comunicarse. Asimismo, considera que la acusación de espionaje es “inverosímil”.

El presidente Sánchez ha eludido dar su opinión sobre el tema y ha recalcado que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, “está al tanto de la situación” del periodista y que este ha mantenido contacto con su homólogo polaco y con el embajador de Varsovia. En ambos encuentros se ha transmitido a las autoridades la necesidad de garantizar la asistencia consular a González, algo “que ya ha recibido”, según el presidente de Gobierno, que cifra en dos las visitas consulares.

Asimismo, Pedro Sánchez ha asegurado que se le asignó un abogado de oficio al periodista, pero este lo rechazó para contar con sus propios letrados, Gonzalo Boye y una abogada polaca. “Quiero subrayar que a todas las personas españolas que se enfrenten a una situación tan difícil y compleja como pueda ser el ser detenido en un país extranjero les damos seguimiento y toda la atención posible, como no podía ser de otra manera”, ha añado el presidente.

En la repregunta, la diputada de EH Bildu ha insistido en que la detención estaría violando 18 artículos de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europa, además de atacar la libertad de prensa: “Un periodista no puede ni debe estar en esta situación de indefensión en un Estado europeo. Un Estado miembro de la UE como Polonia no puede vulnerar los derechos más básicos de un detenido; y usted y su Gobierno deberían hacer todo lo posible par aponer fin a esta violación de derechos en territorio europeo”.

A pesar de la insistencia de Aizpurua para lograr un posicionamiento de Ejecutivo, el presidente ha vuelto a eludir una condena clara de la detención, si bien ha señalado que tendrá la atención del Gobierno, “con independencia de los cargos que se le imputan: “Hay aspectos que no se pueden revelar, porque el señor González no quiere, y porque está en juego su presunción de inocencia”, ha explicado.

González fue detenido el 28 de febrero en Przemysl (Polonia) mientras cubría la crisis de personas refugiadas ucranianos como colaborador de laSexta y el diario Público. Las autoridades polacas le acusaron de pertenecer a la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor General de la Federación Rusa (GRU). Poco después se conoció que González tenía dos pasaportes, uno ruso y otro español, algo que se explica por los orígenes del periodista, quien nació en Moscú en 1982 bajo el nombre de Pavel Rubtsov y cambió su nombre cuando, tras el divorcio de sus padres, se trasladó a vivir a España con su madre.

Además de reconocer la doble nacionalidad, la ministra de Defensa, Margarita Robles, confirmó que algunos días antes de la detención los servicios del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) habían visitado en España a los familiares de González en busca de información.

Durante estas semanas incomunicado, Pablo González solo ha recibido la visita de cónsul español en la Emabajada de Polonia en dos ocasiones. La primera, el 7 de marzo, y la segunda, el pasado 1 de abril. Tras este segundo encuentro, el diplomático ha informado a su esposa que el periodista “está bien y fuerte”, aunque ha perdido 10 kilos, según recoge el diario Público.es: “Está en forma, hace sentadillas y abdominales todos los días, no se queja de la comida, pero la situación es estresante y eso le quita el hambre”, le habría explicado.

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Comentarios
  1. Lo que pasa en Ucrania, o en cualquier país en guerra, solo lo saben los que están allí, y no siempre tienen claro cuales son las causas reales de su sufrimiento ; el resto solo comentamos, y algunos lo hacen desde su ideología política, pero sin argumentos, porque no tienen información de primera mano y no saben lo que está pasando en esos lugares. Siendo esto verdad, y aunque no hay verdades absolutas en este mundo nuestro, una cosa es cierta, que en las guerras el atacante siempre es el culpable. Los que comentamos solemos hacernos eco de noticias que aparecen en los distintos medios, pero la verdad objetiva es que siempre nos pueden engañar. El sentido común y la capacidad de raciocinio del individuo juegan un papel importante a la hora de comentar, pero la verdad en estado puro, sin contaminar, es muy difícil de encontrar.

  2. ESO NO ES ESPIONAJE, ESO ES PERIODISMO.
    EL CRIMEN DE NO SER UN PERIODISTA DE LOS FALSIMEDIA.
    #FreeAssangeNow
    Los que violaron los Convenios de Ginebra en Guantánamo están libres, mientras el hombre que ayudó a exponer sus crímenes languidece en la cárcel.
    El caso Assange es el más grave ataque en mucho tiempo contra la libertad de la prensa en el mundo occidental.
    Lo que Assange hizo fue protagonizar una acción de blanqueo de información que dejó al descubierto acciones de EE.UU. que son contrarias a los derechos de otras naciones, de personas y comunidades afectadas por maniobras de todo tipo.
    Puede decirse que Assange cargó sobre sus espaldas la tarea de blanquear ante el mundo la existencia de actos delictivos que en la mayoría de los casos permanecen ocultos. Fue una acción comunicacional a favor de la humanidad.
    Assange enfrenta 18 acusaciones que representan 175 años de cárcel. Diecisiete de esas acusaciones tiene que ver con la posesión, recepción y publicación de informaciones, lo cual es la definición misma del periodismo. Eso no es espionaje. Es periodismo.
    La acusación que queda es la de piratería, que fue completamente aniquilada porque no hubo ningún tipo de piratería. Incluso el testigo clave que apoyaba esa acusación se retractó de su testimonio y subrayó que lo que se mantenía en esa acta en realidad nunca sucedió. Así que todo este asunto carece de base y cualquiera que lo analice de cerca puede ver lo que realmente está sucediendo, que es, una persecución política
    La motivación detrás de esta persecución política es una vendetta. Es un acto total de venganza. No es otra cosa que la venganza del Imperio por la revelación de verdades incómodas sobre la realidad de EE.UU.
    La denuncia que pesa sobre Assange de que violó la seguridad nacional de los EE.UU., se le podría endilgar a innumerables operaciones de la potencia hegemónica en contra de multiplicidad de países en el mundo que son víctimas de sus atropellos en todos los sentidos. Con la notable y evidente diferencia que existe entre el poder de la potencia hegemónica y el de un comunicador social.
    Además de ser una venganza contra Assange, aplicada con toda la saña posible y con todos los recursos al alcance, lo que protagoniza EE.UU. y sus aliados es un escarmiento que sirva de advertencia para todos y todas quienes quieran osar transitar el mismo camino en defensa de la libertad de información en su sentido pleno y del derecho a la comunicación. (Rebelión)

  3. UCRANIA. Sin noticias de los hermanos Kononovich y del resto de antifascistas represaliados por el régimen de Zelenski.
    Desde el inicio de la operación militar rusa en el este de Ucrania, el régimen de Kiev ha redoblado la represión contra los partidos de oposición. Los miembros de organizaciones de izquierda detenidos, torturados y desaparecidos se cuentan por cientos. Mientras, los medios de comunicación occidentales siguen tratando de vendernos un relato completamente prefabricado, monocolor, que reproduce sin ningún tipo de rubor las desinformaciones emitidas por el ministerio de propaganda del gobierno de Zelenski. En redes sin embargo se siguen amontonando los casos de violaciones flagrantes de los derechos humanos y crímenes de guerra por parte del ejército ucraniano. Las imágenes bochornosas de apaleamientos públicos por parte de la policía ucraniana contra la población, los pogromos contra la población gitana y el secuestro de militantes de izquierda son algo cotidiano de lo que ningún medio, ni ninguna figura del periodismo progre quiere saber nada. Amparándose en la ley marcial, el Estado mayor ucraniano ha ilegalizado a once partidos de oposición, que se suman a una lista de organizaciones prohibidas en la que ya estaba el Partido Comunista desde el año 2015. Lo cierto es que, ya, a día de hoy, en las cárceles ucranianas los presos políticos se cuentan por cientos.
    El pasado 17 de marzo desde Insurgente publicamos el llamamiento de la organización Borotba[, que pedía a las organizaciones solidarias no cejar en su empeño por romper el silencio con que el gobierno de Kiev está tratando de silenciar las detenciones arbitrarias de numerosos miembros de esta y otras organizaciones de izquierda. Algunos medios de comunicación alternativos se hicieron eco de la situación de los hermanos Kononovich, miembros de la Juventud Comunista ucraniana, que fueron detenidos el 7 de marzo por el SBU, los servicios de inteligencia ucranianos. Las noticias que nos llegan desde Ucrania sobre su caso y el del resto de compañeros no son esperanzadoras.
    Su entorno sigue sin tener noticias de su paradero y su situación, y se teme lo peor. Tampoco hay noticias del politólogo Dmitry Dzhanguírov, ni del periodista Yuriy Tkachev oriundo de Odesa y redactor en jefe de la publicación ucraniana Timer. Tampoco se conoce el paradero del ex líder y fundador de la Unión de Izquierdas Vasyl Volha apresado por la policía ucraniana a mediados de marzo. Alexander Matushenko sigue en prisión, tras haber sufrido torturas, acusado de alta traición y pudiendo enfrentar un tribunal militar.
    Matushenko, Volha y los hermanos Kononovich son solo un puñado de casos de los cientos de sindicalistas, opositores, líderes de izquierda y militantes antifascistas represaliados en las últimas semanas por el régimen de Kiev. El movimiento internacionalista tiene un compromiso con estos luchadores que hoy están en manos de auténticos carniceros, dispuestos a todo con tal de imponer la política que les dictan los imperialistas desde Washington y Berlín.
    [1] https://insurgente.org/llamamiento-urgente-de-los-comunistas-de-ucrania/

    BATALLON AZOV – #SOMOS BOLACEROS
    https://www.youtube.com/watch?v=77bjPZGZkUY

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