Internacional
La unidad anarcocomunista que combate a Rusia en el frente de Kiev
Entrevista con Anton Parambul y Dymitro 'Cooper' Kupriyenko, portavoces de la unidad anarcocomunista Black Flag, que se ha integrado en el Ejército ucraniano y que, aunque son contrarios a la Alianza Atlántica, sostienen que debe hacerse todo aquello que contribuya a parar la muerte de civiles: "Y si la OTAN ayuda, estará bien".
KIEV (UCRANIA)// Anton Parambul y Dymitro Cooper Kupriyenko llegan a la cita uniformados y pertrechados con sus armas mientras el sonido de los bombardeos y los disparos retumban en los edificios que nos rodean. Pareciera que la batalla estuviera teniendo lugar a unos pocos cientos de metros cuando, en realidad, son al menos 13 kilómetros los que nos separan de la línea del frente de Kiev en la que ambos combaten. Son destacados miembros de la unidad anarquista Black Flag, aunque rechacen aclarar su rango. Acuden al lugar de encuentro acompañados por su comandante, una mujer cuya identidad insisten en preservar.
Tras un mes de guerra, ambos portan un uniforme embarrado y unas botas desgastadas. Y parecen tener una relación de maestro y alumno. Como todo en Ucrania, su historia incluye varios retruécanos que evidencian la complejidad de una sociedad heredera del régimen soviético y que, por tanto, maneja códigos muy distintos a los de las sociedades occidentales. Parambul militaba en grupos nacionalistas hasta 2012, cuando se dio cuenta de que las ideas del bien común en las que creía –explica en una soleada y primaveral mañana en Kiev–, realmente eran defendidas por el anarcocomunismo y no por las ideas retrógradas en las que había creído hasta entonces. Fue en el movimiento Resistencia Autónoma en el que conoció a Dymitro, que llegó allí con 16 años, buscando un sitio donde poder poner en práctica la ideología que había aprendido en los libros. Ahora, ambos luchan codo a codo contra los militares rusos en su propia unidad, en el que muchos de sus miembros ya tenían experiencia bélica en la guerra del Donbás.
Cuando el 24 de febrero comenzó la invasión rusa, los grupos anarquistas ucranianos llevaban meses debatiendo cómo actuarían ante el eventual escenario. Muchos de sus militantes habían participado en la revolución de Maidán de 2014 y algunos combatieron en la guerra del Donbass contra las tropas separatistas rusas. Y, al mismo tiempo, desde hacía años, se enfrentaban a una creciente criminalización y persecución tanto por parte del Estado como de los cada vez más fuertes grupos neonazis del país. Ucrania prohibió el Partido Comunista y otras dos formaciones de la misma ideología en 2015. Volodymyr Zelensky, presidente desde 2019, no ha revertido esa ilegalización. De hecho, el pasado 20 de marzo impuso la ley marcial y suspendió la actividad de varios partidos políticos.
Finalmente, al menos tres grupos decidieron unirse a la defensa de su población mediante las armas: Black Headquarter, Rev Dia y Black Flag, con cuyos representantes se ha reunido en Kiev La Marea. “Europa tiene que entender que Rusia es un Estado imperialista que quiere ocupar todos los países que pueda. El régimen de Putin tiene tantos elementos fascistas en su gobierno: mata civiles, niños y no pararán”, explica Kupriyenko, a quien le traduce al inglés Parambul, quien estaba terminando su formación como maestro en artes marciales cuando comenzó la guerra. “Si Rusia gana aquí, continuará con los países del entorno hasta seguir por los de la Unión Europea. Es como cuando Europa pensó que si dejaba la República Checa a los nazis se contentarían con ella, y luego llegó Polonia, y luego… Es una lección que la Unión Europea no debería olvidar”, añade, mientras un perro callejero se les acerca para recibir caricias.
Resulta surrealista que nadie descarte ya que las fachadas señoriales que nos rodean puedan convertirse en toneladas de escombros en cualquier momento. En las jardineras, en cuyos poyetes permanecen sentados los dos soldados, despuntan los brotes de unos bulbos que desde hace un mes nadie atiende ni admira.
En un primer momento, las unidades anarquistas operaban bajo las denominadas Unidades de Defensa Territorial, conformadas por civiles. Sin embargo, como el resto de unidades que actuaban por libre desde la guerra del Donbás de 2014, con el inicio de la invasión rusa fueron incorporadas al mando único del Ejército. Pero en el caso de las anarquistas, no consideran que estén defendiendo al Estado ucraniano, lo que entraría en colisión con su razón de ser, sino a la población civil.
“Vivimos en un país con millones de pobres, azotado por las políticas neoliberales, las reformas privatizadoras de la sanidad. Somos anarcocomunistas porque creemos en la justicia social, pero ahora la prioridad es salvar a la población civil”. Por eso mismo, Kupriyenko subraya que no son partidarios de la OTAN y que no creen que vaya a declarar un espacio de exclusión aérea, como le ha pedido en numerosas ocasiones el gobierno de Zelensky en todos los parlamentos en los que ha intervenido mediante conferencia. Pero que aun así, añade, “debe hacerse todo aquello que contribuya a parar la muerte de civiles, y si la OTAN ayuda, estará bien”.
La guerra ucraniana está poniendo a prueba todos los conceptos de teoría política desde el siglo XIX. En este país, la mayoría de su población vincula la izquierda con el régimen de Putin, y la derecha con la democracia, la posibilidad de entrar en la Unión Europea, en la OTAN y en lo que consideran desarrollo, prosperidad y modernidad.
En la práctica, Putin es un gran aliado de las ultraderechas y movimientos neonazis de Europa y de Estados Unidos, y buena parte de las izquierdas apoyan al Gobierno de Ucrania, atacado e invadido por las tropas rusas. Por otra parte, el presidente Zelensky fue uno de los mandatarios que aparecieron en los Papeles de Pandora por tener participaciones en una empresa offshore en un paraíso fiscal, y en 2021 acometió unas reformas que concentraron su poder y que fueron identificadas, incluso por la prensa más conservadora, como autoritarias.
Y el Batallón Azov, fundado en 2014 por destacados representantes del neonazismo ucraniano, según numerosas fuentes consultadas en distintas ciudades del país, cuenta entre sus miembros con voluntarios de distintas ideologías políticas o despolitizados. Se unen a sus filas, sostienen, porque la maquinaria mediática ucraniana los ha ensalzado como la unidad militar más combativa contra los invasores rusos, obviando las denuncias por los crímenes de lesa humanidad que supuestamente habría cometido en estos años contra población civil en la guerra del Donbás*.
La criminalización de las izquierdas en Ucrania
“Sí, hay gente nazi o de extrema derecha en Azov, pero no podemos decir que haya gente de izquierdas”, sostiene Kupriyenko, que a su vez subraya que su unidad no mantiene relación con ningún grupo de ideología ultraderechista. “Es verdad que cada vez hay más gente de ultraderecha en el Ejército y en nuestra sociedad, pero no son tantos ni es un problema tan grave como se cree”, añade.
Los anarquistas, anarcocomunistas y comunistas llevan años sufriendo ataques y agresiones por parte de los grupos neonazis en Ucrania, que suelen publicar información personal de sus militantes en redes para que puedan ser identificados y atacados por cualquiera de sus simpatizantes ultraderechistas. Exactamente igual que hacen con las feministas y las personas del colectivo LGTBIQ+.
Sin embargo, sigue existiendo una diferencia importante con las torturas y los encarcelamientos que estos colectivos y grupos ideológicos sufren en Rusia. Por ello, en los últimos meses varios anarquistas rusos se habían refugiado en Ucrania. Y son más los que quieren unirse a sus filas, según explican los portavoces de Black Flag: “Muchos camaradas anarquistas rusos nos escriben para mostrarnos su deseo de venir y de defender a Ucrania con nosotros”. Y añaden que reciben apoyo de sus camaradas en distintos países europeos a través de donaciones.
En este sentido, Dimitri y Antón explican que la mayoría de las activistas de Black Flag son mujeres y que más allá de quienes luchan en el frente, son muchos más los anarcocomunistas que se dedican a labores de apoyo social como repartir comida a las personas desplazadas por la guerra y a los hombres sin hogar, que ya se encontraban en esa situación antes de la invasión y que seguimos encontrando –nieve o truenen bombas a lo lejos–, en los parques de ciudades como Kiev, Leópolis, Dnipro o Zaporiyia.
«Gracias a los camaradas socialistas y anarquistas de Rusia, que luchan contra el régimen de Putin, que están yendo a las protestas contra la guerra, por lo que les están deteniendo y encarcelando. Y gracias por vuestro apoyo y por luchar por la libertad en algunos batallones ucranianos», concluyen, antes de aclarar que no es en el suyo, pero sí en otros afines. “La verdad ganará, así que ganará Ucrania”, dicen, antes de marcharse, rumbo al frente.
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*Fe de errores: 18.30h (30/03/2022)
Por petición de los entrevistados, hemos cambiado el titular en el que empleábamos el concepto de batallón por el de unidad. Durante la entrevista, utilizaron ambos términos.
Asimismo, se ha modificado su declaración sobre los integrantes del batallón Azov, ya que se produjo un error de traducción. Tal como aparece en el texto corregido, la frase correcta es:“Sí, hay gente nazi o de extrema derecha en Azov, pero no podemos decir que haya gente de izquierdas”. También se ha ampliado el párrafo anterior con información adicional sobre el batallón Azov (31/03/2022). En breve publicaremos un artículo específico sobre dicho batallón.
En su empeño por posicionarse con un bando tan reprobable o más que el otro, La Marea busca lo anecdótico para poder justificarlo.
En ningún momento se nos llega a decir cuál es el número de militantes «anarcocomunistas» que luchan en estas «unidades». Ni el rango de la comandante, lo que pudiera dar una pista de si se trata de un pelotón, una escuadra o qué… porque a batallón ya vemos en la fe de erratas que ni llega.
También vemos el secretismo que los rodea para protegerse de los neonazis que sí tienen verdadera presencia e influencia en el ejército ucraniano.
Nada se les cuestiona sobre su opinón como «anarcocomiunistas» sobre el derecho de autodeterminación. Ese que invocó Ucrania en su declaración de independencia, negándolo en el mismo párrafo a sus regiones. Ese derecho contra el que lucharon estos señores en el Donbás.
Los anarquistas siempre han dado la cara contra el fascismo y han sido coherentes. No como los bolcheviques que pactaron con Hitler el reparto de Polonia, traicionaron al ejercito negro y acabaron con la única experiencia histórica de anarquismo práctico, que se dio precisamente en Ucrania.
Quien blanquea al fascismo es obviamente la ultraderecha y esa «izquierda» que ve a Putin como el adalid del antiimperilismo contra la OTAN. Curioso, otra vez comunistas y fascistas unidos en el reparto, esta vez, de Ucrania.
Y sí, si el pueblo de X lugar desea decidir sobre su futuro está en su derecho (y esto vale para el Donbas también, así como para los 160 grupos nacionales o étnicos del Imperio Ruso o cualquier grupo humano del planeta nacional o no).
El imperialismo de la OTAN y el Ruso son el mismo perro con diferente collar.
Todas las acusaciones tendrían razón en los tiempos de paz, y Ucrania sufre hoy una agresión a gran escala del imperialismo ruso que pretende cancelar a los ucranianos como un pueblo, por eso la guerra actual, empezada por la intervención rusa en 2014, se convertió en la verdadera guerra patria y las divisiones políticas ya no son tan importantes, todo los ucranianos se han unido ahora para resistir al fascismo ruso.
Y cuántos componen esa supuesta unidad anarcocomunista, 2 o 5 o 30 personas. Tienen razón los colaboracionistas de AZOV, después de Ucrania Dark Putin invadirá todos los planetas de la Galaxia.
Algo parecido pasa en Rojava, donde supuestos anarcocomunista kurdos trabajan para los intereses norteamericanos. Incluso reclutaron gente de otros países han ido de carnaza por unos supuestos ideales del bien común.
Más blanqueamiento del fascismo. Gracias La Marea por seguir los pasos de eldiario.es.
Esto es una guerra EEUU vs Rusia en la que los ucranianos son usados como cipayos suicidas.
Y la UE pagará por el gas licuado norteamericano, para que EEUU siga comprando diésel ruso a través de terceros.
Esta publicación es muy importate para entender mejor la guerra actual de Ucrania. Es la guerra contra el imperialismo ruso que se ha convertido a un estado fascista y aprovecha con éxito ya durante muchos años a los movimientos radicales como de la derecha, así de la izquierda para promover sus objetivos antihumanas.
Qué bonito será para ellos luchar hombro con hombro con tropas nazis
Vergonzoso, una cosa es que luchen contra el gobierno de putin otra muy distinta es que lo hagan en el bando de ucrania, un pais que ha prohibido los partidos comunistas,. Es como que los comunistas de alemania en el 43 luchase. A favor de hitler por que les estan invadiendo los rusos…
Tienen un cacao mental importante. Es lo que tiene cuando el nacionalismo se antepone a la ideología. Supongo que debe ser difícil posicionarse cuando es tu país el invadido, pero me da la impresión que se equivocan. Aquí tuvimos a los «casadistas».
Blanqueamiento de los nazionalistas ucranianos??
Que lamentable