Cultura
Reseñar un libro entre el rumor de la guerra
Esther López Barceló nos trae esta semana a Bárbara Blasco. Antes, nos habla del pudor y la culpa: "La culpa de los que sobrevivimos entre la barbarie".
«En estas circunstancias escribir es la cosa más inútil del mundo.
Es un saber ridículo, un lastre, una fantochada.
Escribana extranjera de un mundo que la odia».
María Fernanda Ampuero, Autobiografía
(En Sacrificios humanos, Páginas de Espuma)
Escribir de literatura cuando el mundo se retuerce y desmorona, resquebrajando la tierra y aniquilando los cuerpos de millares de seres humanos, puede que sea improcedente, superfluo, falto de tacto; tal vez, al mismo tiempo, responda sencillamente a la necesidad primitiva de defender la belleza cuando aún se puede. Porque quién sabe si dentro de poco no seremos nosotras las que desaparezcamos y se tornen estas letras impresas en una manera de dejar rastro.
Lo que realmente quiero evidenciar es que nace este texto introductorio del pudor y la culpa. La culpa de los que sobrevivimos entre la barbarie. La de los afortunados que habitamos esta parte de occidente en la que todavía –para algunos– hay espacio para detenerse a saborear el arte. Formo parte de ese colectivo de mujeres que escribe desde los márgenes del tiempo, que araña las horas para juntar letras que den fe de nuestro paso por un planeta que mi hijo aún ni siquiera sabe que existe.
Es desde ese lugar, a la vez comprometido e hipócrita, tan privilegiado como precario, posiblemente impúdico pero honesto, desde el que escribo. Es desde aquí que lo hago pidiendo disculpas por dedicar esfuerzo a hablar de literatura, mientras Ucrania está siendo invadida por un ultranacionalista despiadado, y hay personas migrantes apaleadas en la valla de Melilla, y hay niños ahogándose casi diariamente en el Mediterráneo, y otros miles sufriendo los atentados constantes de Israel en Palestina, y mujeres siendo asesinadas por el hecho de serlo y vendidas tanto en las fronteras lejanas como en los arcenes de las carreteras que rodean la ciudad en la que vivo. Porque, como describe Lara Moreno en un artículo excelente, «por más que leas, por más que mires vídeos donde el llanto y la barbarie, consigues hacer tuyo el terror. Tuyo, tan tuyo como el pánico a la palabra nuclear. A la palabra ahora. A la palabra aquí». Es desde ese lugar, tan contradictorio, en el que la vida me ha puesto, que pido perdón –y, a la vez, no– por dedicar mi tiempo a reseñar un libro. O dos.
Bárbara Blasco y su memoria de alambre
Conocí a Bárbara Blasco como quien se encuentra un billete abandonado en la acera, gracias al azar y a una mirada atenta. Deambulaba por la librería Ramón Llull de València, oteando posibilidades entre sus estantes ordenados alfabéticamente, cuando me detuve ante el lomo negro de la editorial que publica a Almudena Grandes. Un libro de Tusquets, para mí, es una suerte de promesa, a tenor de todas mis experiencias lectoras con la escritora que renombrará en breve a la estación de Atocha. Dicen los síntomas, se leía en la cubierta y, como siempre hago, abrí la primera página para dejarme llevar por la melodía de sus primeros renglones.
«Revolotea una gran agitación alrededor de la muerte. Enfermeros, médicos, auxiliares se mueven con diligencia, sin titubeos. La medicación de las ocho, la de las cuatro, la de las doce, el cambio de gotero, el cambio de bolsa, bolsas transparentes que contienen líquidos, líquidos dorados, cobrizos, impúdicos. La cuña, el lavado de genitales, levantar el cuerpo en un, dos, tres. A la muerte se le ahuyenta con ritmo».
Extracto de Dicen los síntomas
Según la contraportada, se trataba de la historia de una hija que espera la muerte del padre junto a su lecho de hospital. Al instante me asaltó el prejuicio de una foto fija: la de una novela lastimosa y ya leída sobre el duelo. Sin embargo, pasé la página y la autora, que narra los hechos en primera persona y en tiempo presente, golpeó mis sentidos con un giro inesperado:
«–Parece que por fin ha llegado tu hora– le susurro. (…)
–¿Tienes miedo ahora? Di, ¿tienes miedo ahora, cabrón?»
Extracto de Dicen los síntomas
A partir de ese insulto al padre, crucé el punto de no retorno y caí prendada de la prosa, del estilo, de los soliloquios, de tanta verdad. Cuando hablo con ella sobre cómo ese momento me sedujo, me cuenta: «Estamos rodeados de clichés que no tienen nada que ver con la realidad. La enfermedad y la familia son dos claros ejemplos. Me parece que las familias nos marcan mas allá de la situación socioeconómica. La herencia emocional que tenemos nos influye en cómo vemos el mundo. La familia tiene un poder tremendo sobre nosotros aunque, si se da el caso, nos desembaracemos de su herida».
Su falta de convencionalismos y complacencias, su escritura depurada, limpia de ornamentos y adjetivos innecesarios, provista de la palabra justa para evocar imágenes brillantes, me hizo caer rendida ante esta autora de la que, lamentablemente, no había oído hablar hasta entonces.
Conocer a Bárbara Blasco
Dicen los síntomas fue la ganadora del premio Tusquets de narrativa del primer año de nuestra peste. Nació en València y dedicó su juventud a trabajar de todo lo posible: camarera, bailarina de cabaret, vendedora de enciclopedias y hasta ayudante de mago. Después se licenció en Periodismo, estudió Dirección de cine en el Centre d’Estudis Cinematogràfics de Catalunya y guion en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba. Cuando alcanzó la treintena, sintió la necesidad vital de reconstruirse y, para lograrlo, se valió de la escritura.
De ese momento surge la creación de su primera novela, titulada Suerte (Contrabando, 2013), un texto del que prefiere no acordarse porque, como cualquiera que es verdaderamente buena en lo suyo, Blasco padece la virtud patológica de la autoexigencia. Al mismo tiempo, comenzó a dar clases en el Taller de Fuentetaja y siguió escribiendo, aunque a su ritmo. Fue en esa época cuando comenzó una historia sobre una joven que muere arrollada por el tren. Un manuscrito que publicó Contrabando en 2018 y que, hace apenas un mes, ha vuelto a poner a la venta Tusquets.
«Alguien me explicó una vez que el alambre posee memoria, que una vez que se ha doblado, por más que trates de enderezarlo, por más que intentes devolverlo a su posición original, siempre tenderá a combarse, a adoptar la maleada forma. La adolescencia es como ese momento en que se tuerce el alambre».
Extracto de La memoria del alambre
En la página 110 aparece este fragmento iluminador, que condensa el verdadero tema que subyace en el fondo de toda la historia. A pesar de que el hilo conductor sea la música, de lo que verdaderamente habla la novela es de cómo las intensas vivencias de la adolescencia malean nuestras identidades de tal manera que, cuando intentamos transformarnos en la madurez, es ya muy complicado alisarle las curvas al alambre que nos da forma.
A Blasco le gusta ahondar en temas que habitualmente son tratados de forma estereotipada, como pasa con la familia, la enfermedad, el amor o la pérdida. En este caso lo hace a través de la amistad entre dos niñas de catorce años en los años previos a la ruta del Bacalao. Aunque también desde la perspectiva de la superviviente cuando ya es una mujer adulta.
«Entonces la pornografía no existía para nosotras, la fantasía femenina ni siquiera cabía en el espacio público. Nos educaban para ser tecnócratas del sexo, para acometer el placer como un trabajo por cuenta ajena. Nuestro aprendizaje consistía en volvernos hábiles, en adquirir la técnica necesaria, en hacernos fuertes a través del sexo, para no ser puritanas, para no sentir dolor, para no sentir absolutamente nada».
Extracto de La memoria del alambre
Converso con la escritora acerca de la crudeza de algunas de las escenas que dibuja en esta, su segunda novela, en la que sus personajes sufren y naturalizan la violencia simbólica y física constantemente: «Yo cuando la escribía quería trasladarme fielmente a cómo veíamos el mundo entonces. Y ahora es más sangrante la diferencia entre nuestra adolescencia y la actual. Cómo asumíamos los abusos constantes, cómo caíamos en todas esas trampas para las mujeres. Ahora, muchas de esas cosas las adjetivamos muchísimo mejor y, por supuesto, se trata de abusos. Es una de las cosas más interesantes de escribir, que cuando trabajas distintos tiempos en una misma historia, te permite compararlos y darte cuenta de lo muchísimo que hemos cambiado».
Por qué escribo
Blasco, cuando escribe, parece seguir el mismo instinto que guiaba a Joan Didion, quien, en una charla cuyo título robó a Georges Orwell, en parte porque le encantaba la sonoridad que producía la conjunción de esas tres palabras (Why I write), explicó que escribía novelas para saber qué pasaba con las imágenes que se quedaban «reverberando» en su mente. Era el fluir de la escritura a partir de una escena lo que desencadenaba la trama, los personajes, el desarrollo y todo lo demás.
«Hasta que escribí esas líneas no tenía ningún personaje en mente que se llamara Víctor: la necesidad de mencionar un nombre, y el nombre de Víctor, se me ocurrieron mientras escribía la frase (…) «Víctor no sabía por qué Charlotte estaba en el aeropuerto, pero yo sí» (…) Hasta que no escribí esas líneas no supe quién era el «yo» (…) ¿Quién era Víctor? ¿Quién era la narradora? (…)
Si yo hubiera conocido la respuesta a cualquiera de esas preguntas, no me habría hecho falta escribir una novela».
Joan Didion, Lo que quiero decir (Literatura Random House, 2021)
Para Bárbara Blasco, «la escritura es descubrir». Cuando comienza un texto nuevo tiene algunas nociones de la trama, de la deriva del personaje pero, en puridad, no sabe lo que va a pasar. La va guiando la depuración del estilo, porque la gramática «te da pistas». Por ejemplo, en La memoria del alambre no había ningún final definido y, después de dejar dormir durante dos años el manuscrito, al retomarlo, detectó un elemento que le «chirriaba» y fue a partir de buscarle una solución que «todo empezó a esclarecerse».
Al preguntarle qué es lo que más le interesa de su trabajo, si se considera más una hacedora de tramas o una artesana de la forma, confiesa que siempre se ha creído una escritora más preocupada por depurar el estilo pero que, justamente ahora, se encuentra ante un cambio de paradigma. «Estas ultimas semanas he vuelto a confiar en la trama. Me he cansado de buscar solo la excelencia estilística. Porque es la combinación de lo que sucede y del cómo se cuenta lo que va a dar lugar a una novela que me interese». Acabamos hablando de muchas otras cosas como, por ejemplo, de la necesidad de que estalle también un me too en el mundo de las letras, de que le gustaría que lo que escribe emocione, de lo bello que es ver bailar el swing a quien sabe hacerlo y de que tiene otra novela en ciernes. Y yo solo espero que, a la historia en la que trabaja actualmente, no la deje dormir hasta que esté envuelta en cubiertas de cartón y expuesta en un atril de novedades.
No sé si es un acto de sororidad pero me siento igual que tú, culpable.
Esta vez no hay fronteras de religión, no hay velos que nos separen de esas mujeres, compartimos el color de la piel de esos muertos de la calle, los edificios podrían estar en cualquier barrio de nuestro entorno, esta vez podríamos ser cualquiera de nuestra comunidad, esta vez podría ser yo.
Creo que la labor de recomendar la lectura de un libro ahora no debería tomarse como un acto frívolo sino como un recurso de bien, como un artículo de primera necesidad.
Si debemos elegir entre la vida y un libro, siempre se elige la vida, pero no imagino la mía sin los libros.Evidentemente sería todo más gris, más vacío, seguramente vivir en este caso si sería un acto de frivolidad, vivir sin leer.
¿Acaso puede haber un modo de vida tan insulso?
Quiero pensar que si Putin eligiera leer en su tiempo libre a lo mejor la realidad de estos momentos podría ser otra.
¿Qué hubiera pasado si Putin hubiese tenido por libro de mesilla El Principito?
No tienes que pedir ninguna disculpa a los necios, Esther, pues se regodearán en su necedad creyéndose sabios.
Si Ucrania está siendo invadida por un ultranacionalista despiadado, entonces, ¿como se les denomina a quienes son todavía más ultranacionalistas?. Es decir, como se debe denominar a Ucrania?
Sería bueno que contrastáramos con otras informaciones independientes de los poderes establecidos, por ejemplo, este documental:
La Plataforma Anti-OTAN exige «no ser partícipes de ninguna guerra imperialista» y aboga «por la solidaridad y la paz entre los pueblos»
Este viernes, la Plataforma Anti-OTAN arranca en Zaragoza un ciclo de charlas sobre guerra y geopolítica con la proyección del documental «Donbass: guerra en el corazón de Europa» para «conocer de primera mano el conflicto en Ucrania». Una guerra que comenzó hace ya ocho años.
La Plataforma Anti-OTAN de Zaragoza ha hecho público un comunicado sobre su posicionamiento con el conflicto en Ucrania para «hacer frente a la propaganda de guerra a la que nos están sometiendo estos días». Exigen «no ser partícipes de la guerra en Ucrania ni de cualquier otra guerra imperialista, la salida inmediata de la OTAN, abogar por la solidaridad y la paz entre los pueblos y no destinar ni un euro de los presupuestos a favorecer los intereses de Estados Unidos y la OTAN».
Asimismo, informan del comienzo de un ciclo de charlas sobre guerra y geopolítica que arranca esta semana. El primer acto será este viernes, 18 de marzo, en Zaragoza, a las 19.00 horas en el Centro Cívico Delicias. Al día siguiente, el sábado, estarán en Binéfar, a las 18.00 horas en el Ateneo Republicano. En ambos encuentros se proyectará el documental «Donbass: guerra en el corazón de Europa» y habrá una charla con su director Ibai Trebiño para «conocer de primera mano el conflicto en Ucrania».
La guerra en Ucrania comenzó hace ocho años, tras el golpe de estado del Maidan
La OTAN surge en 1949 como alianza militar impulsada por Estados Unidos para hacer frente a la Unión Soviética y a los países del bloque socialista, recuerda en su comunicado la Plataforma Anti-OTAN de Zaragoza. «Tras la disolución del bloque del Este y de la URSS, la OTAN perdió su supuesta razón de ser; pese a ello, violando los tratados acordados en 1991 con la Rusia post soviética, la OTAN siguió avanzando y extendiéndose hasta llegar a las mismas fronteras rusas», añade.
El Estado español entró a formar parte de dicha organización en 1982 de la mano del PSOE de Felipe González. «Desde entonces ha destinado millones de euros en inversión militar, ha dispuesto su territorio y cedido su soberanía militar en manos de los Estados Unidos, contando a lo largo de su historia y hasta la actualidad con varias bases de la OTAN (Rota, Morón, Torrejón, Bétera, Zaragoza…) y siendo partícipe en numerosas guerras como en Yugoslavia, Libia o Irak y realizando maniobras militares en los países limítrofes con Rusia», explican en el comunicado.
La guerra en Ucrania tiene su origen hace ocho años, tras el golpe de estado del Maidan en 2014. «Un golpe orquestado por Estado Unidos tiempo atrás, en el que se alza un régimen ultranacionalista, se inició una escalada represiva hacia la población rusoparlante, los comunistas y todo aquel que se opusiera al régimen, que usaba como fuerzas de choque a grupos paramilitares fascistas que provocaron, entre otras, la masacre de la Casa de los Sindicatos de Odessa, donde fueron quemados vivos cerca de 50 sindicalistas y comunistas». «La persecución a la población rusa provocó la declaración de independencia de Crimea y de la región del Donbass -zonas de Ucrania con mayor población rusoparlante- mediante un referéndum que el gobierno de Ucrania trató de acallar a base de sangre y fuego. Este fue el inicio de la guerra y, desde entonces, el fascismo en Ucrania se ha institucionalizado y el ejército ucraniano no ha dejado de masacrar a la población civil de Lugansk y Donetsk, llegando a la cifra de 14.000 asesinados pese a la firma de los Acuerdos de Minsk en los que se acordaba el alto al fuego», denuncia la Plataforma Anti-OTAN de Zaragoza.
Durante estos ocho años «Rusia ha apostado por la vía diplomática y el cumplimiento de dichos acuerdos, violados diariamente por Ucrania bajo la tutela de Estados Unidos y la OTAN. El gobierno de Biden ha relanzado el militarismo y la política imperialista estadounidense para intentar paliar la grave crisis interna que atraviesa el país, fortalecer sus posiciones geoestratégicas y de dominación neocolonialistas existentes en diversas latitudes y como preparación hacia la conquista de nuevas posiciones. Desde hace una década China ha irrumpido como nueva potencia mundial superando a Estados Unidos, y Rusia tras décadas de destrucción de su economía e influencia está recuperando su papel en la política internacional», afirma la Plataforma en su comunicado.
Por todo ello, la Plataforma Anti-OTAN de Zaragoza sostiene que «una guerra en Europa cumple con los objetivos económicos de Estados Unidos: por un lado, dar salida a su complejo militar-industrial y afianzar su dominio en la frontera rusa, y por otro, aislar a Europa de Rusia potenciando las exportaciones de hidrocarburos de Estados Unidos al viejo continente. La construcción del gaseoducto Nord Stream 2 entre Alemania y Rusia iba a garantizar el suministro pleno de gas ruso a Europa. Tras la intervención de Rusia en el conflicto, el gas que llegará a los países europeos provendrá de los Estados Unidos, extraído mediante fracking y con unos costes un 40% más caros debido a que hay que licuarlo, transportarlo y gasificarlo para su uso».
«Cumplir con los deseos del imperio yanki está significando que las y los trabajadores tengamos que sufrir una gran subida de precios generalizada. La inflación aumenta y con ello el empeoramiento de nuestras condiciones de vida», critica la Plataforma Anti-OTAN de Zaragoza para denunciar «el papel cómplice del Estado español y su gobierno de alimentar la guerra imperialista, con la participación de 800 militares españoles, el envío de armas al ejército ucraniano, la subordinación al mandato de la OTAN encabezada por Estados Unidos y el pertenecimiento a la misma». Para finalizar, también denuncian que los días 29 y 30 del mes de junio, y coincidiendo con el 40º aniversario de su adhesión, el Estado español será sede de «la cumbre de la mayor organización criminal que existe, la OTAN».
La Plataforma Anti-OTAN de Zaragoza invita a la ciudadanía a «estar al tanto de la actualidad» y de sus próximas convocatorias, que irán anunciando en sus redes sociales: Instagram, Twitter y Facebook.
Más información de la guerra en Ucrania y el Donbass en este especial.
https://arainfo.org/plataforma-anti-otan-zaragoza-guerra-imperialista-paz-solidaridad-charlas-ucrania-donbass/