Internacional

Recorrer Kiev, una ciudad que se prepara para lo peor

El zarpazo del Kremlin ha sido tan brutal y despiadado que resulta imposible descartar cualquier escenario. Cien son las gotas de yodo que hay que ingerir con agua caliente tras un ataque nuclear. Nadie consigue yodo, pero todo el mundo sabe aquí cuál es la dosis que debería ingerir si Putin decidiera poner punto final.

Diez días después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, salir de Kiev, la capital, es cada vez más difícil. PATRICIA SIMÓN

KIEV (UCRANIA) // Cuando Alexey Bulava vio la bomba caer sobre la torre de telecomunicaciones de su país, no huyó para ponerse a salvo. Sacó su móvil y lo grabó. Y así es como registró que fueron dos las bombas lanzadas. Como si con ello el Kremlin quisiera que Ucrania se quedara tan silenciada como Rusia puede quedarse con el decreto que acaba de aprobar –condenas de 15 años de prisión para quienes publiquen informaciones “deliberadamente falsas” y el bloqueo de Facebook y Twitter–. Precisamente fue en Facebook donde Alexey publicó la grabación, que fue locutando mientras transcurría, con un temple digno de admiración. 

Este treintañero viajó por España durante un mes “como mochilero”, periodo en el que aprendió algunas palabras en castellano. Trabaja como diseñador gráfico en la Escuela Internacional de Kiev, un centro en el que la mayoría de su profesorado era internacional y que fue evacuado a sus países hace algunas semanas. Pero Alexey siguió sin creerse que su urbe –cosmopolita, multicultural y moderna– pudiera jamás convertirse en este campo de batalla. 

“No se puede pasar. Es demasiado peligroso”, le explica el soldado que custodia el puente que comunica Kiev con Irpin, una ciudad dormitorio de unos 60.000 habitantes que ha sido arrasada durante los últimos días por el Ejército ruso. Alexey nos traduce y alerta de que es mejor que no nos acerquemos más. “Están muy nerviosos, es normal, y no se sabe cómo pueden reaccionar”, añade. Muchos de esos jóvenes que hoy empuñan fusiles y están encargados de proteger la seguridad de su país no habían tenido hasta ahora ningún tipo de formación militar. Y el gran temor por el que se pide la documentación a todo el mundo en todas partes a todas horas es que se infiltren rusos para señalar objetivos, dar información estratégica, atacar desde dentro. Y en medio de ese nivel máximo de paranoia, miles de personas huyen del infierno sin saber si lo que les espera será mejor.

Eso es lo que se ha vivido hoy en la zona noroccidental de la capital, donde miles de personas que llevaban días atrapadas en Irpin, una ciudad dormitorio pegada a Kiev, han salido en desbandada en cuanto los bombardeos han cesado. La mayoría llevaban días atrapados en los sótanos de sus edificios y sobreviviendo con el agua y la comida que conseguían recoger en sus viviendas cuando las alarmas antiaéreas dejaban de sonar. Bombardearon su edificio y aún no se explican cómo siguen vivas.

Tras el anuncio del viernes de una tregua para establecer corredores humanitarios, el éxodo de la capital se ha reactivado, aunque ni siquiera en esas circunstancias pueden huir con cierta tranquilidad. En apenas 24 horas, Rusia ha roto la tregua humanitaria en, al menos, dos ciudades del sureste del país, según el Gobierno ucraniano: en Mariupol y Volnovaja, donde llevan días sin luz ni calefacción cuando las temperaturas raramente superan 1º centígrado. Y con apenas agua. Un millón de personas en una situación extrema en la que se mira el resto del país. 

“Cuando Rusia nos atacó, yo planteé a mis padres que se fuesen del país. Pero mi hermano no quiere irse, y mi madre dice que o todos o ninguno. Así que nos hemos quedado. ¿No hay opción de que la OTAN declare una zona de exclusión aérea?”, pregunta Alexey Bulava, a sabiendas de que su secretario general, Jens Stoltenberg, declaró este viernes que lo descartaba porque podría suponer una “guerra total en Europa”. 

Ciudad en vilo

Kiev es una ciudad en vilo. Las calles permanecen absolutamente vacías salvo en los puntos donde centenares de personas se agolpan esperando un autobús o, incluso, haciendo autostop para huir cuanto antes. Kiev lleva una semana vaciándose de mujeres, niños, niñas y personas ancianas, y aun así sus rictus son de absoluto terror. El zarpazo del Kremlin ha sido tan brutal y despiadado que resulta imposible descartar cualquier escenario. Cien son las gotas de yodo que hay que ingerir con agua caliente tras un ataque nuclear. Nadie consigue yodo, pero todo el mundo sabe aquí cuál es la dosis que debería ingerir si Putin decidiera poner punto final. Lo han buscado en vídeos de Youtube, en entrevistas a supuestos expertos, en series de televisión como Chernóbil. Y saber que el Ejército ruso está a menos de 25 kilómetros de Kiev solo aumenta la angustia. 

La recepcionista del hotel donde se aloja esta periodista derrocha cortesía y amabilidad, pero cuando alguien deja caer que, con suerte, la capital tardará al menos dos semanas en ser ocupada, su rostro dibuja un gesto de incredulidad. Se vislumbra antes. La duda que sobrevuela es el nivel de devastación que el gobierno de Putin está dispuesto a asumir, y la certeza de buena parte de las personas consultadas es que puede no tener límites. Pero, mientras, la ciudad organiza su defensa. 

En las calles, las barricadas alzadas con bloques de hormigón, camiones, árboles o, incluso, tanques, se suceden cada pocos metros. En los check points, hombres de todas las edades, aspectos físicos e indumentarias se encargan de comprobar los pasaportes de los ocupantes de los automóviles, sus permisos de conducción de taxis, las identificaciones de periodistas. Algunos llevaban pasamontañas, otros cascos antibalas, otros apenas cuentan con un abrigo raído como toda protección.

Tarifas abusivas

En la estación de trenes, los taxistas siguen trabajando, muchos de ellos ucranianos con otros oficios que encuentran en las aplicaciones de Uber, Uklon y Bolt una segunda fuente de ingresos. Algunos de ellos se niegan a aceptar las tarifas que estas multinacionales imponen incluso a los ciudadanos de un país en guerra: en una ciudad que sufre el asedio de uno de los principales ejércitos del mundo, una carrera de 20 minutos cuesta 3 euros si se usan estas aplicaciones. 

Pese a que el gobierno de Volodímir Zelenski ha ordenado mantener los precios de los alimentos y de la gasolina, el derrumbamiento económico es evidente. Salvo los supermercados y las gasolineras, el resto de los comercios permanecen cerrados, mientras en los cajeros automáticos y en las oficinas de correos, las colas son inmensas para contar con dinero en efectivo ante el éxodo o el sitio al que esta ciudad parece abocada. Y, pese a todo, como muestran muchos ucranianos en las redes sociales, son muchos los establecimientos que señalan en las estanterías el origen ruso de algunos productos, que son los únicos que quedan en las estanterías vacías. Un boicot a los productos rusos que la sociedad civil ucraniana ha pedido por distintos canales que se secunde a nivel internacional en muestra de solidaridad. 

Pero, mientras, en Kiev asistimos a la transición entre dos mundos: aquel en el que en las gasolineras siguen vendiendo cápsulas de café, bombones y tarta de queso refrigerada, y en el que hay mujeres que huyen cargando con una alfombrilla para dormir en la que antes hacían yoga, llevan a un hijo en el cuadril mientras con la otra mano tiran de la correa del perro, se despiden en la estación de su ciudad sin saber cuál es su destino ni si la podrán volver a pisar. 

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Comentarios
  1. Patricia: ¿Sabes algo de tu colega periodista PABLO GONZALEZ?.
    Mismo silencio, misma actitud que con vuestro colega JULIAN ASSANGE que está viviendo un calvario muchísimo más cruel que el que vivió Jesús de Nazareth.

    El periodista Pablo González, en prisión provisional en Polonia acusado de «espionaje», reivindica su inocencia.
    El reportero, que estaba trabajando en la zona cubriendo la crisis de personas refugiadas, fue detenido e incomunicado el 28 de febrero por las autoridades polacas. Hasta ahora, ni su defensa ni su familia han podido hablar con él, ha criticado su abogado, Gonzalo Boye, para denunciar: «La acusación es absurda». Son muchas las voces que exigen su inmediata liberación.
    El periodista vasco Pablo González, habitual colaborador de Naiz, Público o La Sexta, se encuentra en prisión provisional desde el lunes 28 de febrero en la cárcel de máxima seguridad de Rzeszów, a 400 kilómetros de la capital polaca, cerca de la frontera con Ucrania. Está acusado de un delito de «espionaje», en concreto de ser un miembro de la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GRU). Algo que ha negado rotundamente.
    Harto de la inacción de las autoridades, el domingo 6 de marzo, en declaraciones a Naiz, su abogado Gonzalo Boyé afirmó tajante: «Que decidan si estamos o no en guerra: Si no lo estamos, este señor el miércoles tiene que recibir la visita de su abogado; y si lo estamos, recibirá la de la Cruz Roja».
    El pasado 6 de febrero Pablo González, periodista especializado en Europa del Este, fue detenido durante varias horas por los servicios de seguridad ucranianos en Kiev, acusado de «prorruso» en Ucrania y obligado a salir del país. Entre ambas detenciones, el CNI visitó a familiares del periodista para «hacerles todo tipo de preguntas sobre su vida y su trayectoria», según detalló Público. Este miércoles, 9 de marzo, la propia ministra de Defensa española, Margarita Robles, ha confirmado en el Congreso que el CNI investigó al reportero.
    Las muestras de solidaridad con Pablo González han sido muchas y diversas, desde el periodismo y la política a la cultura. En todas ellas se exige su inmediata liberación.
    https://arainfo.org/el-periodista-pablo-gonzalez/

  2. i LOVE USA/OTAN/EU.
    Como dice mi vecino «hay que ir siempre con el que manda» y como nuestro amo es el yankee…
    MI NO A LA GUERRA NO ES CONDICIONADO.
    Alberto Cubero (Concejal ZenC Ayuntamiento Zaragoza) tiene la memoria y las ideas muy claras y tiene valor; así se expresa en un vídeo de 2 minutos:
    https://www.youtube.com/watch?v=VzIAYY5s_Ig

  3. I love USA/OTAN/EU.
    Como dice mi vecino «hay que ir siempre con los que mandan», y nuestro amo es el yankee.
    MI NO A LA GUERRA NO ES CONDICIONADO.
    Alberto Cubero (Concejal ZenC Ayuntamiento Zaragoza) tiene la memoria y las ideas muy claras y tiene valor; así se expresa en un vídeo de 2 minutos:
    https://www.youtube.com/watch?v=VzIAYY5s_Ig

  4. Las grandes fortunas siguen llenándose las arcas.
    Los señores de las guerras, los que hacen negocio con la fabricación y venta de armamento, las grandes petroleras, todos los que hacen del crimen legalmente organizado su base de poder y bienestar, hoy, ciegos de ambición, se están frotando las manos.
    Y mientras tanto la sangre inocente de jóvenes, niños y niñas, el sufrimiento de familias, hombres y mujeres, sigue regando la tierra.
    Una tierra que produce y da sustento a todo ser que la habita y que la pasión desordenada y criminal por acumular, poseer, dominar de una minoría, está arrasándola sin remedio.
    En cuanto ellos se regodean en sus poltronas la gente común tiene que solidarizarse una y otra vez para tapar las heridas que claman justicia y humanidad.
    Canallas, que el liquido rojo de la sangre vertida, el negro de la angustia que provocáis y el verde de la esperanza que enterráis entre escombros os ahogue hasta el más profundo de los abismos.

  5. La hipocresía de un “No a la guerra” que llega muy tarde
    «Ahora, la gente del Donbass podrá salir de sus refugios y jugar en un parque con sus hijos, sin miedo a saltar por los aires, por primera vez en 8 años».
    Artículo de Ramiro Gómez, miembro de la Brigada Rubén Ruiz Ibarruri y participante en la Caravana Antifascista de Banda Bassotti.
    Me pongo a escribir esto tratando de contener la rabia y la indignación que me producen las reacciones de la izquierda occidental y de la sociedad en general sobre el contraataque ruso contra Ucrania.
    La verdad es que no espero gran cosa con esto. Tengo de sobra comprobado que no hay más ciego que el que no quiere ver, y que por mucho que todos repitáis mil veces que la tele manipula, seguís bailando al ritmo que os marcan desde los medios de masas de occidente.
    Desde ayer he visto las redes sociales llenas de cartelitos de NO A LA GUERRA a los que habéis quitado los casi 20 años de telarañas desde la guerra de Irak.
    Podría decir que esos mismos carteles han estado olvidados en el fondo del cajón de la infamia, mientras Israel masacraba Palestina. Mientras EE.UU. arrasaba Afganistán, o Libia, en bombardeos masivos que han causado la muerte de mas de 150.000 personas, incluyendo miles de niños. Muertes que EE.UU. se ha negado a investigar. Pero decir todo esto, sería demasiado fácil. Podría decir que cuando los medios os dijeron otra vez, que al igual que con Libia había que intervenir en Siria, os habéis mantenido callados mientras USA atacaba a un país soberano y saqueaba sus reservas de petróleo.
    También podría decir que en lo que va de mes de febrero del 2022 , ha habido muertos en Palestina, en Damasco por bombardeos de Israel, al igual que en Yemen o en Somalia. Y vuestros cartelitos seguían olvidados.
    También podría decir que las políticas occidentales han causado un genocidio constante en las aguas mediterráneas, pero seria poner en bandeja el que 4 caraculos me tachen de demagogia. Se ve que hay muertos que importan, y otros que no.

    Como decía Malcolm X, tened cuidado con los medios de comunicación porque si no vais a acabar defendiendo a los opresores.

    Pero quiero centrarme en la guerra que estalló en Ucrania en el año 2014, a la cual, vuestros insulsos carteles están llegando 8 años tarde. Todo el mundo puede despistarse, todos podemos cometer errores, pero también es posible que haya algo más perverso en según qué “descuidos”.
    Tener memoria es algo muy importante, y más en una sociedad que fabrica conflictos de usar y tirar para los que la mayoría de personas sólo actúan poniendo un avatar de moda en su foto de perfil, y que días después con la aparición de cualquier noticia de la prensa rosa, del futbol o de cualquier gilipollez caduque en un suelo infértil.
    Antes de nada hay que entender que una guerra hoy en día no aparece de la nada y que muchos de nosotros entendemos que la guerra global comenzó hace mucho tiempo. Otra cosa es que los medios de comunicación de los que nos alimentamos , decidan qué tiempo hace, o qué conflictos existen o no existen, pero son muchísimos rincones del mundo los que desde hace años están en guerra y son invisibilizados debido a que los interés económicos que hay detrás favorecen a la alianza occidental USA-OTAN.
    Desde hace años OTAN-USA ha ido faltando a su compromiso y levantando base militares estableciendo allí sus tropas por toda la frontera rusa, con la intención de debilitar, y asediar a los países euroasiáticos que podían hacer competencia al dólar y al euro….
    https://insurgente.org/la-hipocresia-de-un-no-a-la-guerra-que-llega-muy-tarde/

  6. Mientras tanto , en la pseudo democracia ejpañola los componentes e integrantes de este penoso y agonizante régimen ; guardan silencio e indiferencia ante la detención completamente ilegal del periodista español Pablo González en el estado ( también ) fascistoide de Polonia .
    SPECIAL THANKS :
    » » GRACIAS……………….a la cada vez más penosa y desesperada P$$$$$$$$$$$ ( — ) €€€€€€€€€€€€€€€€€ » , ya sabéis………………………. » .
    Y los de la UE como siempre ; a por uvas ,je ,je .
    Salud.

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