Sociedad
Ángela Bernardo: “Si hablamos de integridad científica, podemos decir que importan más los datos que las personas”
La periodista y biotecnóloga Ángela Bernardo reflexiona en esta entrevista sobre su libro 'Acoso, el #Metoo en la ciencia española'.
En la ciencia también ha llegado el momento de decir basta. El acoso sexual y por razón de género existe en cualquier ámbito profesional y el libro Acoso, el #Metoo en la ciencia española (Next Door, 2021), escrito por Ángela Bernardo, periodista y biotecnóloga, pone los focos sobre el mundo académico, de la investigación y de la ciencia. El libro refleja qué se oculta tras esas situaciones que para nada son aisladas.
A través de testimonios, entrevistas a especialistas, análisis de la legislación, estudios científicos, sentencias judiciales y un repaso por la historia, la periodista berciana pone sobre la mesa no solo la falta de visibilidad y de recursos, sino también la falta de conocimiento: «Hemos escuchado mucho hablar de acoso, pero quizás no hemos identificado bien todavía qué comportamientos encajan en él o cómo se regula», afirma.
¿Qué características han facilitado o silenciado el acoso en la ciencia? «Asociamos el mundo de la ciencia con neutralidad, objetividad, incluso lo vemos con un cierto halo de pureza. Esto dificulta que se hable de conductas poco éticas o que, incluso, pueden suponer un delito como es el acoso sexual”, cuenta Bernardo en esta entrevista. “Si hablamos de integridad científica, podemos decir que importan más los datos que las personas, en especial, en relación con cómo se interpreta la vulneración de esa integridad científica”. La periodista hace hincapié en que hoy en día “cuando se habla de integridad científica, se hace referencia al proceso, es decir, a que se manipulen o falsifiquen datos, o a que se haga plagio. Pero no se hace referencia a las personas ni a las consecuencias que sus acciones o conductas pueden tener”. Valorar como ‘integridad científica’ la forma en la que los investigadores tratan a las personas y no solo a la forma en la que manejan los datos es una de las propuestas de las que se hace eco la periodista en su libro.
Otro elemento que ha propiciado esa invisibilización es la infrarrepresentación de las mujeres. El libro hace un recorrido por la historia en el que se aprecian tanto los avances como el camino que queda por recorrer, pero pone de manifiesto que ser mujer puede suponer un impedimento para desarrollar una carrera profesional dentro de estos ámbitos en los que los puestos de responsabilidad siguen ocupados mayoritariamente por hombres.
“El sector científico y el académico son sectores muy masculinizados que, además, presentan un fuerte nivel jerárquico y totalmente vertical. Esto hace que haya problemas a la hora de prevenir o sancionar estas conductas. Hay análisis de hace años que plantean que el sistema científico es uno en los que, con mayor frecuencia, se producen estas situaciones, solo por detrás del sistema militar. Ámbitos muy diversos pero con niveles de jerarquía similares”, relata la autora.
La precariedad y la proyección académica son también barreras para erradicar estos abusos: «Tu trabajo depende de los artículos que hayas publicado, de los proyectos de investigación en los que hayas participado. Si sufres una situación de acoso o eres testigo de ella y contarlo va a hacer que no te publiquen el próximo artículo o que no dirijas un próximo proyecto de investigación, supone un lastre que ha fomentado la ocultación”, explica.
Identificar las conductas de acoso
Tocamientos no deseados, comentarios y bromas de carácter sexual, mensajes o correos electrónicos sexualmente explícitos enviados sin consentimiento… son conductas y comportamientos que la mayoría de mujeres afirma haber vivido. Minusvalorar o ridiculizar estas situaciones solo establece más barreras para las víctimas. El libro remarca que, en muchas ocasiones, la persona que lo padece es percibida como exagerada o se cree que la víctima “no entiende las bromas”. Otras veces, se suele pensar que las conductas que encajan dentro del acoso no llevan “mala intención”. Tal y como recalca la periodista, “las acciones que causan humillación, intimidación y hostigamiento definen el acoso; las consideraciones de si esas acciones tienen o no mala intención, son indiferentes”.
Pese a la regularidad con la que se producen estas situaciones, los casos que salen a la luz suelen ser conductas muy graves y claramente identificables y que sí suscitan la condena de la sociedad. Sin embargo, la desigual concienciación que existe hacia este tipo de comportamientos muestra también diferentes niveles de tolerancia.
Julia (nombre ficticio) no dejó de recibir mensajes de uno de sus profesores universitarios durante siete años, incluso cuando ya no formaba parte de su alumnado y se encontraba realizando la tesis de su doctorado. Sin embargo, ella no lo vio como acoso. “A mí me resultaba incómodo. Me generó miedo, ansiedad, cambios en mi rutina, pero nunca fui capaz de identificarlo. Tenía en mi cabeza el acoso sexual como algo cara a cara”, relata en el libro.
Beatriz precipitó el final de su doctorado después de que el director de su tesis le confesase, un día en el que debían analizar algunos resultados, que llevaba tiempo buscando quedarse a solas con ella en el laboratorio, situado en un centro del CSIC, ya que, según él, había percibido que existía tensión sexual. Cuando ella reunió las fuerzas para decirle a su director que no quería volver a trabajar con él por lo sucedido, la respuesta fue que exageraba.
Julia y Beatriz son una pequeña parte del goteo incesante de historias que ha habido a lo largo de los años. Hay otros casos, como el de Alba, en la Universidad de Sevilla, que destapan más que un goteo, una lluvia torrencial. Habitualmente no son casos aislados, y cuando se quiebra el silencio, salen otros asociados.
Las páginas de este libro están repletas de datos, testimonios y entrevistas a expertas y expertos en la materia. Pero la autora destaca que lo más difícil ha sido hablar con víctimas como Julia y Beatriz, y entender el daño que acarrean estas situaciones: “No es algo que suceda de forma puntual y al día siguiente puedas pasar a otra cosa, es un daño que se produce de manera continuada en el tiempo y que cambia totalmente su vida y su forma de actuar”.
Actualización 21/01/2021 a las 16.14 horas