Opinión

Ese puñetero Karl Marx

Anna María Iglesia cuenta que le han suprimido sin avisar unos párrafos sobre 'El manifiesto comunista', de Marx y Engels, en un artículo publicado en 'The Objective'. Posteriormente, asegura que le han comunicado que no contarán más con sus colaboraciones.

Ayer jueves por la tarde y a través de una tercera persona, el nuevo director de The Objective, Álvaro Nieto, me hacía saber que, de forma inmediata, el medio dejaba de contar con mis colaboraciones. Tras casi 200 artículos publicados en los últimos cinco años, me “invitan” a irme de The Objective sin ninguna explicación. Quien me da la noticia no me sabe decir los motivos. Hago algunas llamadas y nadie consigue comprender qué ha pasado. En este mes de enero me habían publicado dos artículos, el último dedicado a la primera novela de Charlie Kaufman y tenía pendientes otros que entregar en los próximos días. Si, por un lado, me preguntaba los motivos, por el otro, algo me decía que detrás de esta decisión había razones con claras connotaciones ideológicas. Y, si bien es cierto que no he tenido confirmación alguna, todo parece indicar que por ahí van los tiros. 

El pasado diciembre publicaba un artículo sobre los libros que, para bien o para mal, habían dado de qué hablar a lo largo de 2021. Citaba, por ejemplo, el último Premio Planeta y la polémica en torno a sus tres autores que, durante algunos años, se habían hecho pasar por una mujer llamada Carmen Mola; la nueva y extraordinaria novela de Laura Fernández, La señora Potter no es exactamente Santa Klaus; El jefe de los espías, sobre los papeles de Manglano que han sido objeto de debate en tantísimas tertulias televisivas y, entre algunos otros, citaba también El manifiesto comunista, republicado recientemente por Galaxia Gutenberg bajo la edición de José Ovejero, quien añadía al texto de Marx artículos de distintos ensayistas.

Curiosamente –o, quizás, no tan curiosamente–, quien hoy acceda al artículo no encontrará ninguna referencia a dicho libro. Sin yo tener noticia, las líneas que había dedicado al texto marxista han desaparecido por completo. ¿Por qué? Ni idea. ¿Les ha molestado? Quizás. ¿Era ofensivo? Juzguen ustedes mismos. Esto es lo que yo escribí:

Ese puñetero Karl Marx

Resulta verdaderamente irónico que, hoy en día, Karl Marx resulte tan incómodo. La derecha no lo puede ni ver. Siendo muy originales lo descalifican tachándolo de “comunista”, que es como insultar a Fleming al grito de “¡inventor de la penicilina!”. Lo más paradójico de todo es que, en líneas generales, estas críticas vienen de quien no ha leído a Marx en su vida. La lectura de El capital no es fácil, requiere tiempo y formación filosófico-política y, sobre todo, económica, pero hay más. Está La ideología alemana, por ejemplo, un texto más accesible, así como ensayos breves como el XVIII Brumario, Contribución a la crítica de la economía política o Escritos sobre materialismo histórico. Y, sin embargo, todos se paran en El manifiesto comunista, al que convierten en un mero panfleto y consideran a su autor un mero agitador social, un peligroso revolucionario. Y resulta tan sorprendente tanto la manera en que algunos son capaces de anular toda la aportación filosófico-política de Marx y de su obra como las suspicacias provocadas por la edición que el escritor y traductor José Ovejero ha hecho de El manifiesto comunista (Galaxia Gutenberg), incorporando al texto del alemán artículos de Marta Sanz, Santiago Alba Rico, Iván de la Nuez y Wendy Lynne Lee, así como un prólogo de Yolanda Díaz. ¡Qué sucederá cuando decidan reeditar a Bakunin!”.

No voy a hablar de censura

Evidentemente, no voy a hablar de censura. La censura la ejerce el Estado. Un medio es libre de decidir cuál es su línea editorial y cuáles artículos quiere o no publicar. Si a The Objective aquellas líneas sobre El manifiesto comunista no le gustaron, tenía el derecho a no publicarlas, pero ¿no debería haberme avisado? ¿Es mucho pedir que avisen a la autora del texto del que se quiere eliminar una parte? Y lo que es más paradójico: el artículo en cuestión se publicó el 30 de diciembre. Hace dos semanas, durante las cuales, como ya he dicho, he publicado otros dos artículos. ¿Cuándo se eliminó ese fragmento? ¿En qué momento se dieron cuenta de que se hablaba de la nueva edición de El manifiesto comunista y de la reacción que tiene, a veces, la derecha cuando se menciona a Marx? ¿Se dieron cuenta después de haber yo publicado los dos artículos de enero? No lo sé. Lo único cierto es que esas pocas líneas que yo escribí ya no están y que el director, el señor Nieto, ha pedido que se me diga que de manera inmediata se interrumpen mis colaboraciones. 

No creo que deba pedir perdón por ese fragmento. Suscribo cada línea de lo escrito. ¿Si me hubieran pedido que lo retirara lo habría hecho? Les voy a ser sincera, no lo sé. Soy freelance. Soy autónoma. Soy madre de dos niñas. No estoy en disposición de perder carga de trabajo. Cada artículo publicado es un gasto sufragado. Lo reconozco: quizás habría aceptado, habría bajado la cabeza y borrado unas líneas que, sin embargo, considero más que apropiadas, para así mantener esa ganancia mensual. Pero no me dieron la posibilidad. Lo quitaron ellos. Y me quitaron a mí del medio.

Solo ahora, mientras termino este artículo, me llega que el motivo por el cual han interrumpido mis colaboraciones es el siguiente: «Decisión editorial motivada por su último artículo». Evidentemente, hay que ser muy ingenua para pensar que con “último artículo” se refieren a Charlie Kaufman. Desgraciadamente, la literatura como la de Charlie Kaufman no provoca tanto alboroto. Y, de todas formas, la explicación me sigue resultando insuficiente: ¿Qué problema tenía ese “último artículo”? ¿Cuál era exactamente el problema con esas líneas a propósito del texto marxista? ¿Se sintieron aludidos? ¿No creen conveniente defender el valor filosófico y político de Karl Marx? Porque, repito, no creo que nadie se haya ofendido por haber dicho que Mundo hormiga es una excelente novela de Charlie Kaufman en un artículo, efectivamente el último, que sigue intacto en la web.

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Comentarios
  1. Aunque en sentido estricto tú tienes la razón, hay que ser realistas. Recuerda que las única razón por la cual el capitalismo pudo reanudar su salvajismo es porque la gente dejó de considerarlo una opción. Sin competencia, el capitalismo anda a sus anchas desmantelando el teatro de compasión y justicia que tuvo que armar con la revolución rusa. Y cualquier amenaza al monopolio ideológico cala hondo. Lamento tu situación, pero creo que demuestra algo bueno. Los de arriba andan nerviosos. Y por algo ha de ser.

  2. Matar al mensajer@ ; muy propio de la retrograda derechuza ejpañola .
    Ánimo Anna y que se coman su mierda con los » de hazte oír» .
    Salud.

  3. Anna María, no me extraña lo que te ha pasado con tu artículo publicado en The Objetive
    En un medio muy sectario, tremendamente de derechas y que no admiten opiniones que pongan en duda su ideología política.
    No hay más que leer la mayoría de las noticias que publican, todas en la misma dirección.
    Siento que pierdas una de tus fuentes de ingresos pero estoy convencido que es un honor que te hayan echado de ese medio.
    Así que enhorabuena.
    Y una última cosa, no creo que tengan derecho a mutilar un texto de un periodista y menos sin consultarlo.
    Podrán sugerirlo, argumentando sus razones y la periodista valorar que hace.
    Una cosa es la línea editorial y otra el derecho y la libertad del periodista.
    En fin, un medio- The Objetive- que cuanto más lejos, mejor.

  4. I believe that the problem is not technical, the problem is philosophical and political.

    The way we organize ourselves, the way we relate to each other, has repercussions on how we relate to the environment. The exploitation of the elites over the whole society has repercussions on the exploitation of the society over the environment.

    Perhaps if we would respect each other (hierarchy is a structural lack of respect) we would also respect the non-human.

  5. Volvemos aceleradamente hacia los años oscuros aunque para algunos fueron años de «extraordinaria placidez».
    Hace unos años, y sobre todo en Catalunya, ser marxista era sinónimo de intelectual comprometido, de persona progresista y abierta, era como la mejor presentación, todxs lxs admirábamos.
    Anna María: ni a ellos les interesas ni a ti te interesan ellos porque denotan gente sin valores y trabajar para este tipo de gente es trabajar para el enemigo, además de que no te han sabido valorar.
    Cuando una puerta se cierra se abre una ventana y a veces un gran ventanal.
    En eso confío y eso deseo para ti porque te lo mereces.

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