Cultura

“Feminismo es que una mujer pueda dirigir el MoMA, pero también las condiciones de quienes limpian el baño del museo”

Semíramis González es comisaria de exposiciones, gestora cultural, historiadora del arte y feminista. Y coautora de 'Desigualdad de género en el sistema del arte en España'

La comisaria de exposiciones y gestora cultural Semíramis González. MARÍA LAMUY

Semíramis González (Gijón, 1988) es comisaria de exposiciones, gestora cultural, historiadora del arte y feminista. Vindicadora del invisibilizado papel de las mujeres en la historia del arte, defiende también un arte contemporáneo feminista, que, persuadido de que las transformaciones simbólicas preceden y posibilitan las materiales, utilice los lienzos para hacer pedagogía de transformaciones necesarias. En esta entrevista, comenta algunas de las cosas lacerantes que siguen sucediendo en el mundo del arte.

Usted reivindica siempre la potencia y la importancia que transformar lo simbólico tiene a la hora de transformar lo real. Suele explicar que, antes de leer, vemos. Somos receptores de imágenes mucho antes que de textos.

No nos damos cuenta de la importancia que tiene nuestra educación visual en cómo vemos y conformamos el mundo. Desde el feminismo hay una batalla por dar cuenta de esto: de cómo lo visual condiciona cómo nos comportamos y reproduce desigualdades. Las artes transforman la realidad. La estética nunca va desligada de la ética.

Deifende que los museos no son neutrales, nunca lo han sido y nunca lo serán. Pero existe la idea de que un museo es una institución apolítica y reacciones muy furibundas cuando se señala que no lo es. Peio H. Riaño ha sufrido un acoso brutal por señalar que, en El Prado, los cuadros titulados El rapto de… deberían renombrarse como La violación de…

Ninguna institución es neutral. Lo que pasa es que los museos transmiten una especie de confianza ciega a la gente. Pero Suay Axoy, que fue presidenta del ICOM, el Consejo Internacional de Museos, decía bien que, cuando un museo decide no abordar la cuestión colonial, está abordando la cuestión colonial, y la está abordando desde el punto de vista del ganador.

Bajo la capa de aparente neutralidad que tienen las obras de arte, bajo esa idea de que son meramente una cosa estética, para el disfrute, para el deleite, hay desigualdad de género, de clase, de raza, etcétera, y si los museos no se posicionan en contra de ello no dejan de legitimarlo ante la sociedad. Todos los museos transmiten un discurso ideológico. Lo transmite el Prado, lo transmite el Thyssen y lo transmite hasta el último centro de arte. El Museo de Arte de Baltimore, en Estados Unidos, decidió hace unos tres años que, como su colección ya tenía un montón de obras de Jackson Pollock, de Andy Warhol, etcétera, iba a vender parte para incorporar a esos fondos obra de artistas afroamericanas. Decidió tomar partido. Y cuando tomas partido por determinados discursos, transformas la sociedad. Yo tampoco creo que los museos y el arte sean la gran herramienta de transformación social, pero son una, y una de la que no podemos olvidarnos.

¿Cuáles son las transformaciones más importantes que los grandes museos deberían abordar?

Ahora mismo están en una encrucijada que tengo mis dudas que vayan a abordar. En el caso de los que son de titularidad pública, la burocracia hace más difíciles algunos cambios. Las grandes transformaciones que necesitan tienen que ver con una apuesta clara por la igualdad de género y por el feminismo, así como por la racial y la poscolonial. Pocos países como este tienen que abordar con tanta urgencia la cuestión poscolonial, pero no lo estamos haciendo. España no es blanca. Una parte importante y cada vez mayor de la sociedad española no lo es. Y hay asociaciones que están denunciando la invisibilización de las personas racializadas tanto entre los equipos humanos de los museos como en los contenidos de sus programaciones, pero se está haciendo oídos sordos a estas denuncias.

La de artista no es una profesión lucrativa en España. Menos del 15% de los artistas españoles viven de su trabajo, y muchos de ellos viven muy precariamente.  Y en esto, las mujeres, como para todo, lo tienen más difícil. Son el 70% de las graduadas en bellas artes, pero desde la finalización de sus estudios, más del 60% abandona la profesión. Un motivo típico suele ser la imposibilidad de compaginar la crianza y el arte.

Esos datos vienen en un informe que sacaron Marta Pérez Ibáñez e Isidro López Aparicio en 2018, que se titulaba ¿De qué viven los artistas?. Había una parte en la que desglosaban la cuestión por sexo y comprobaban que hay una franja entre los 30 ó 35 y los 40 ó 45 años en el que las mujeres van progresivamente desapareciendo. Y desapareciendo tengan hijos o no. Damos por hecho que, cuando una mujer artista a los cincuenta años no tiene galería, ya no tiene nada que hacer, cuando muchos hombres artistas que no la tienen a esa edad siguen trabajando como artistas. Y cuando hay cargas familiares, ese techo de cristal se hace más duro. Cargas que pueden ser los hijos, pero también padres, abuelos…

Si una inauguración es a las ocho de la tarde, me decía una amiga artista, no puede ir, porque es la hora a la que le toca bañar a los niños. Hay cosas que, sin ser estrictamente tu trabajo, forman parte de las relaciones públicas que necesitas desarrollar, y si no las puedes asumir, te acabas apartando. Yo estoy entrando en esa franja ahora, y percibo a mi alrededor esa frustración de muchas artistas que quieren seguir siéndolo pero a las que la precariedad expulsa. 

Denuncia que la invisibilización de las mujeres artistas en la formación en historia del arte, que usted notó en sus propios estudios, sigue siendo un problema.

Con la Ley Celáa que van a aprobar ahora, las artes directamente desaparecen de la educación secundaria, lo cual ya clama al cielo. Pero sí: yo estudié historia del arte cinco años, más dos años de máster, y no aparecieron mujeres artistas en ningún momento. No ya mujeres artistas, sino gestoras, marchantes… Todo eso no aparece y al final eso redunda en una desigualdad que se perpetúa luego en la profesionalización. ¿Cómo va a una a imaginarse que puede dirigir el MoMA si no conoce a ninguna que lo haya hecho?

En el libro que sacamos sobre Desigualdad de género en el sistema del arte en España, que hemos publicado este año con Ménades, hice entrevistas a más de cien profesionales del sector, hombres y mujeres, y casi ninguno conocía la ley de Igualdad, que data ya de 2007. Si yo no pago mis impuestos, dentro de quince días, cuando me toque hacer la trimestral, Hacienda me meterá una multa. Pero con los incumplimientos de la ley de Igualdad no hay problema. La igualdad no puede ser una opción voluntaria: tiene que penalizarse cuando no ocurre, y especialmente cuando toca a algo tan básico como la formación de la ciudadanía.

Reivindica que una mirada feminista del mundo del arte también implica visibilizar el trabajo de quienes posibilitan el arte y sus instituciones detrás del telón. Frente al foco centrado en el artista y su genio, hablar de la limpieza y la vigilancia de los museos, por ejemplo.

Desde el feminismo reivindicamos que las mujeres tienen que llegar a todas partes; que la que quiera dirigir el MoMA dirija el MoMA y la que quiera ser presidenta lo sea. Pero para que una sea presidenta, alguien tiene que limpiar también el suelo de la presidencia. El caso más evidente se está viendo en el último año con el MACBA y el Guggenheim: cada poco hay manifestaciones de las personas que limpian el museo por las condiciones absolutamente miserables en las que trabajan.

La institución museo la conforma todo: desde la persona que está en la programación educativa hasta la persona —y ya no digo mujer, pero suelen ser mujeres— que limpia el baño del museo. Una programación tiene que tener en cuenta lo que va a cobrar esa señora, las condiciones laborales que va a tener. En las contrataciones públicas, las adjudicaciones van a la empresa que tenga menos coste económico. Pero para que en un concurso una empresa de limpieza sea barata, quien lo paga no es el empresario, es la limpiadora. ¿Qué mensaje estamos mandando desentendiéndonos de esto? ¿Elitismo otra vez? El mensaje que las instituciones culturales lanzan lo lanzan desde todos los ámbitos. Desde el visual, desde el educativo, desde la programación, pero también desde las condiciones laborales de cada una de las personas empleadas por ella.

Para terminar, ¿qué propuestas artísticas recientes le están pareciendo más interesantes en línea con sus preocupaciones como progresista y como feminista?

Me interesa mucho el trabajo de una artista que se llama Marina Vargas, que está haciendo un trabajo espléndido de visibilización de los cuerpos, vamos a decir, diversos (aunque todos los cuerpos son diversos). Ella tiene un cáncer de mama y un cuerpo que no tiene un pecho y está llevando a cabo todo un proyecto de visibilización, de pintar cuerpos a los que les falta un pecho, en las universidades, las exposiciones, las academias…

Y otra que me interesa mucho es Sandra Gamarra, una artista peruana afincada en España que tiene una exposición que habla de la vergüenza colonial; una exposición buenísima también para pensar el lugar que debemos asumir nosotros en ese debate.

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Comentarios
  1. No todos los ISMOS son buenos, los nacionalismos por ejemplo han demostrado ser funestos, y lo siguen siendo, el feminismo puedo entenderlo por el maltrato al que ha sido sometida la mujer durante siglos; pero entiendo también que llevado al extremo, como le sucede a cualquier otra cosa, puede ser peligroso. ¿Para que sirven las leyes si luego no se aplican? ¿Para que sirve la constitución? Son solo palabras, escritas, preservadas, pero solo eso, palabras; hechos son amores y no buenas razones; y mientras todo quede en palabras seguiremos lamentando la lentitud de la locomotora del progreso.

  2. La Ley de Igualdad no se aplica o muy poco en ningún ámbito público, probablemente menos aún en los privados. En Educación es escandaloso, ni los libros de texto, ni los contenidos curriculares ni la formación del profesorado está a la altura…me ha gustado mucho que publiquéis noticias sobre la importancia del arte en nuestra conciencia y acción, por supuesto que «la estética es ética», desde su origen, bien lo sabe el mercado amiga!!

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