Crónicas | Sociedad
La importancia de contabilizar los feminicidios más allá del ámbito de la pareja o expareja
La nueva forma de contabilización de feminicidios se pondrá en marcha en 2022. Especialistas analizan el avance significativo que supone.
«La gran pandemia silenciosa es la violencia contra las mujeres», dijo la ministra de Igualdad, Irene Montero, en la comparecencia de prensa en la que anunció una nueva medida en España que será pionera en Europa: la contabilización de los feminicidios más allá del ámbito de la pareja o expareja.
El nuevo registro incluirá, además de estos asesinatos, los cometidos por hombres en el entorno familiar; los asesinatos de mujeres sin relación de pareja ni familiar vinculado a las violencias sexuales incluidas en el Proyecto de Ley Orgánica de garantía integral de la libertad sexual; aquellos relacionados con la explotación sexual, trata o prostitución; y también los vinculados a la mutilación genital femenina o matrimonio forzado.
Además, la estadística recogerá lo que el ministerio denomina feminicidio social: el asesinato de una mujer por una agresión, de carácter no sexual, por parte de un hombre con el que no se tenía una relación de pareja ni era familiar (un desconocido, un compañero de trabajo, un vecino, un amigo, empleador etc.).
De la violencia vicaria, de la que se ha hablado mucho este último año, también quedará constancia: el asesinato de una mujer o hijos/as por parte de un hombre como instrumento para causar perjuicio o daño a otra mujer. Se recogen exclusivamente mujeres y menores (niños y niñas).
“Habrá un observatorio oficial e institucional para el recuento de los feminicidios, de los asesinatos machistas de mujeres asesinadas por el hecho de ser mujeres. Nombrar los feminicidios es hacer justicia, el ejercicio más básico de reparación con todas las víctimas de violencias machistas”, afirmó Montero, que compareció junto a la secretaria de Estado contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez, y la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell. “Avanzamos en el cumplimiento del Convenio de Estambul –prosiguió– pero, sobre todo, avanzamos en la visibilización de todas las formas de violencia machista para llevar a cabo las políticas públicas necesarias para erradicarlas. Lo que no se nombra, no existe”.
En lo que llevamos de diciembre, han sido asesinadas cinco mujeres, lo que eleva la cifra a 42 mujeres asesinadas en 2021 y 1.124 desde 2003, cuando comenzaron a contabilizarse los crímenes machistas. Cuando fue asesinada Ana Orantes, de cuyo crimen se han cumplido este mes 24 años, aún no había un registro oficial. Con la nueva forma de contabilización, que comenzará en 2022, habría que incluir crímenes como el de Laura Luelmo, por ejemplo, o Diana Quer. Y casos, también, como el de Adela, una mujer de 77 años que fue asesinada por su yerno en 2014 en Cervo (Galicia). Justo después, mató a su pareja, María José, la hija de Adela. María José si consta en las estadísticas de feminicidios, pero no Adela. El asesino fue condenado a 34 años de cárcel por el doble asesinato de su mujer y su suegra, 17 por cada una de ellas, para los que se contempló el atenuante de confesión y el agravante de parentesco y alevosía, como documentó el proyecto PorTodas.
El que fuera delegado del Gobierno para la violencia de género en España, Miguel Lorente, insiste en ello: «Es fundamental porque, primero, nos permite tomar conciencia de esa realidad tal y como se presenta; y, segundo, adquirir conocimientos a partir de esa experiencia que habitualmente queda oculta o invisibilizada no solo en la ausencia de información y datos, sino detrás de todos los mitos y estereotipos que permiten integrarla dentro de la excepcionalidad”. Es decir, permite luchar contra discursos como el que el hombre estaba bajo los efectos del alcohol o que la mujer había provocado la violencia sexual; todas esas cuestiones que rodean la violencia estructural que ha mantenido siempre oculta la violencia contra las mujeres. “Son formas de romper esas barreras que no solo son de conocimiento en cuanto a describir la realidad, sino también en cuanto a falta de conciencia con respecto a su significado”, añade Lorente.
Él conoce bien el significado del avance porque ya lo vivió cuando se empezaron a tener las primeras estadísticas de mujeres asesinadas. “Esos datos permitieron romper muchos de los argumentos y mitos que había alrededor. Quienes estábamos trabajando antes de que se produjera toda la reforma legislativa y de respuesta, veíamos que teníamos muchas dificultades para que la gente se parara, incluso profesionales en el ámbito de la medicina forense, judicial, sanidad… Había resistencias y muchas dudas a admitir esos planteamientos que estábamos haciendo quienes estábamos trabajando en violencia de género”.
En lo que llevamos de diciembre, dos menores quedaron huérfanos o huérfanas por violencia de género, lo que eleva la cifra a 28 en 2021 y a 334 desde 2013. Además, en diciembre ha sido asesinado un menor –seis en 2021 y 45 desde 2013–, según los últimos datos ofrecidos por Victoria Rosell.
“La nueva forma de contabilización es algo muy importante porque nos va a permitir acercarnos a la verdadera dimensión del problema de la violencia de género. Si se siguiera reduciendo los resultados de crímenes en los casos de violencia de género en la pareja, la verdadera dimensión quedaría atrapada. Es como si fuera un problema de un grupo de mujeres, de unas cuantas mujeres, causado por unos cuantos hombres. Si empezamos a ampliar la visión de la violencia de género y la estadística incorporando los feminicidios, los homicidios en otros ámbitos, la cosa cambia por completo porque se empieza a descubrir otras cifras que nos evidencian que el problema es muchísimo más amplio», explica la abogada especializada en violencia de género Amparo Díaz.
«Yo espero, además, que llegue el momento en el que se contabilicen no solo las muertes, sino que tengamos también los datos de las denuncias por violaciones o que se hagan más públicos los resultados de las investigaciones sobre agresiones sexuales no solo en la pareja sino fuera de la pareja y que, por supuesto, se hagan públicos también los datos sobre acoso callejero. Entonces nos daremos cuenta de que, de alguna manera o de otra, en un ámbito o en otro, todas las mujeres somos en algún momento dado de nuestra vida víctimas de violencia de género, porque es difícil encontrar una mujer que no haya sido perseguida por la calle, que no haya sido tocada en una discoteca, en un metro, en un autobús…», añade la abogada.
Lorente también incide en ello: “El componente de género nos permitirá ir viendo no solo los resultados de esta violencia, sino las causas que dan lugar a ellas, que es lo que ahora vemos que intentan evitar cuando niegan la violencia en ámbito de la relación de pareja desde la ultraderecha, la derecha, los medios… Todo esto viene a romper esa invisibilidad tomada como inexistencia y lleva a evitar que el anonimato y la impunidad sean factores que permitan continuar con esta realidad que se presenta de muchas formas, pero de manera especialmente dramática y terrible contra las mujeres”.
Mensaje para Navidades
La ministra de Igualdad, que dijo que la nueva forma de contabilización se pondrá en marcha en 2022, lanzó también un mensaje de alerta para estas navidades: “La detección precoz es fundamental. Cualquier persona que crea que hay una mujer que puede sufrir una situación de violencia, que le tienda la mano”.
Según el balance aportado por Rosell, los datos sobre el 016 han registrado una disminución en el último mes: el número de llamadas pertinentes del 1 al 30 de noviembre de 2021 ha sido de 7.274, mientras que el número de llamadas pertinentes del 1 al 31 de octubre de 2021 fue de 7.680. Esto supone una diferencia en valor absoluto de 406 llamadas pertinentes menos en noviembre de 2021 que en octubre de 2021, y en porcentaje, una disminución del 5,29%. Sobre las consultas online también se ha producido un descenso del 32,61%. Y, por WhatsApp, una reducción del 15,61%.
Amparo Díaz insiste, además, en la necesidad de visibilizar todos los datos sobre acoso, no solo callejero, también en el ámbito laboral, educativo, etc.: «Porque cuantos más datos aportemos sobre todos los ámbitos de la violencia de género, más luz estaremos arrojando de la dimensión de este problema». Y es imprescindible conocer la dimensión de este problema –prosigue– para resolverlo: «Y ser capaces de dotar presupuestariamente a los recursos, a las instituciones que hay encargadas de prevenir y proteger a las víctimas y perseguir el crimen”. Actualmente, denuncia, la dotación es muy baja en relación con la problemática real. “Cuando se haga visible todo el problema, yo creo que los presupuestos tendrán que cambiar y, a lo mejor, también conseguimos que vaya cambiando la conciencia de la ciudadanía en esta materia», concluye Díaz.
EL PAÍS DONDE QUIERO VIVIR
Es increíble que hoy, en un país como España, leamos en los periódicos que hay personas asesinadas por su identidad u orientación sexual. O que haya personas que enferman y no reciben la atención médica que necesitan por los recortes en sanidad. O que haya personas en la cárcel solo por expresar sus ideas. O que para muchas personas la vivienda sea un lujo que no se pueden permitir. O que proliferen discursos de odio contra mujeres, personas LGTBI o migrantes.
En el país donde queremos vivir todo esto no ocurre. Con este manifiesto exigimos al Gobierno español que cumpla con sus compromisos con los derechos humanos.
Quiero vivir en un país donde:
• Todas las personas disfrutan del derecho a la salud y de una sanidad pública y de calidad.
• Ninguna mujer o niña es asesinada, ni sufre violencia sexual ni es discriminada por el mero hecho de ser mujer.
• Todas las personas son libres de expresar sus ideas y de protestar de forma pacífica sin miedo a ser perseguidas, multadas o encarceladas por ello.
• Las personas del colectivo LGTBI no son acosadas, ni corren peligro por el mero hecho de serlo.
• Todas las personas disfrutan de una vivienda digna.
• No hay discursos de odio contra nadie
• La crisis climática se aborda como una responsabilidad común y se apuesta por medidas ambiciosas y una transición justa.
• Las personas que necesitan refugio se sientan acogidas.
Exigimos al Gobierno que esté a la altura de sus compromisos de promoción, protección y respeto de los derechos humanos. Queda mucho por hacer y vamos a seguir luchando.
¡Únete al manifiesto y alza tu voz por el país que quieres!
https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/el-pais-donde-quiero-vivir/
Es bueno que se note que, para el Ministerio de Igualdad, las víctimas son sólo un número.