Cultura
De L’Infiestu al cielo
El agitador folclórico Rodrigo Cuevas busca financiación para el proyecto de rehabilitación de un teatro abandonado de la capital de Piloña (Asturias)
Piloña, en el oriente de Asturias, es un concejo bello, pero despoblado. En 1950 tenía 15.852 habitantes. Hoy no llega a los siete mil. Entre ellos hay, empero, al menos uno ilustre: Rodrigo Cuevas, rutilante agitador folclórico; un Freddie Mercury astur cuya propuesta artística, mezcla inclasificable e iconoclasta de tradición y modernidad, traspasa cada vez más fronteras de un tiempo a esta parte.
Lo hace demostrando la posibilidad de ganarse la vida desde la España vaciada: reside en una aldea de este municipio en el que no vive sin vivir, como hay con quien ocurre. Lejos de encastillarse, como otros neorrurales, en el Walden hallado, es una persona fuertemente implicada en la vida del concejo, donde es cofundador —junto a Sergi Martí y Nacho Somovilla— de la asociación La Benéfica. Este año ha despertado mucha curiosidad, tanto en Asturias como fuera de ella, el proyecto Escaparate, consistente en convertir los escaparates de tiendas abandonadas de L’Infiestu, la capital municipal, en exposiciones de arte.
Pero el colectivo tiene miras más altas, para las cuales un crowdfunding abierto estas semanas busca financiación: convertir el edificio de 1926 que fue sede de la antigua Sociedad La Benéfica de Socorro Mutuo —que da nombre a la asociación cofundada por Cuevas— en un espacio escénico y expositivo de referencia.
El edificio —en tiempos sede social de La Benéfica, cine, teatro y sala de fiestas— ya es propiedad de la asociación. «No estaba», cuenta Cuevas, «en venta, pero nos parecía maravilloso, preguntamos por él, y a los dueños les apasionó el proyecto que les planteábamos, y pusieron todas las facilidades para que esto ocurriera». El objetivo es, ahora, rehabilitarlo para vertebrar a través de él las actividades que la nueva Benéfica ya desarrolla (un amagüestu, un mercadillo artístico de Navidad, un festival de folclore de calle…). También añadir otras nuevas a una programación que incluya desde «todo tipo de artes escénicas vivas» hasta bailes para jubilados que también lo sean para «gente con ganas de jubilarse», e impliquen a la residencia de ancianos pública de la localidad, situada justo enfrente del edificio.
«Proponemos», explica Cuevas, «que el espacio esté abierto a otras entidades; a otras asociaciones que puedan necesitarlo para cualquier historia, o incluso al Ayuntamiento». Las aspiraciones de la asociación incluyen asimismo «formación tanto regular como de masterclasses monográficas y que también pueda haber residencias artísticas, técnicas, creativas…».
El enfoque del proyecto es eminentemente comunitario, con el objetivo de que Piloña no sea un mero telón de fondo contingente de un proyecto impersonal. «Queremos que cualquier cosa que venga tenga en cuenta el territorio en el que se está realizando; que las experiencias artísticas que acojamos sepan que están en Piloña, que se comuniquen con el pueblo y que puedan mamar del pueblo, de toda la cultura popular que hay aquí», explica el artista, decidido a «ayudar a elevar la autoestima colectiva» de esta comarca despoblada y languideciente; a «ponerla en valor».
Las necesidades pecuniarias concretas del proyecto son de un mínimo de 94.185 euros y un óptimo de 130.111. Mientras estas líneas se escriben, lo recaudado ya supera los noventa y seis mil. Sucesivas subcampañas animan a la gente a participar. Por diez euros, se Amadrina una Teya, esto es, se patrocina el derribo y la construcción del tejado; por treinta y cinco, se obtiene una suscripción gratis de un mes de duración a la plataforma Filmin; por cuarenta, un tour-degustación por el bosque de Funginatur, el único cultivo de setas ecológicas de Asturias, o una invitación a la fiesta de inauguración de La Benéfica; por doscientos cincuenta, descuentos en los viajes programados por la agencia Bomarzo, etcétera.
De salir adelante, el proyecto bien puede convertirse en una referencia para la España vaciada en su conjunto, ávida de medidas creativas que frenten su sangría. A juicio de Cuevas, «los milagros no existen; creer en ellos lleva nada más que a la frustración»: repoblar lo despoblado pasa por un trabajo paciente que primero «tape los agujeros antes de llenar la piscina». Con la rehabilitación de este antiguo teatro, La Benéfica persigue tapar al menos un boquete: «Se habla todo el rato», razona Cuevas, de que tiene que venir gente al pueblo, pero lo primero es que la que vive no se vaya. Iniciativas así pueden hacer ver a la gente joven que se está yendo que no se pierden nada por vivir aquí; que este territorio es maravilloso y una opción más». De Piloña, de L’Infiestu, también se salta al cielo, como desde el Madrid proverbial.
El debate sobre despoblación en la llamada “España vaciada” establece una falsa dicotomía entre rural-urbano que no es tal. Cuando hablamos de despoblación situamos encima de la mesa toda una serie de agravios comparativos entre lo rural y lo urbano: ferrocarril, comunicaciones, servicios o la propia conexión de internet, situándolos en un mismo plano de igualdad que el empleo como responsables de la despoblación. Y no es cierto, los pueblos no se vacían por ser zonas rurales con determinados agravios comparativos con respecto a las ciudades, sino por carecer de tejido productivo que ofrezca posibilidades de ganarse la vida a sus gentes.
Los cimientos de la “España vaciada” se empezaron a construir en la década de los sesenta tras la aprobación del Plan de Estabilización en 1959 que puso fin a la autarquía, dando comienzo a un desarrollismo industrial español altamente desigual y desequilibrado, que hizo que durante dicha década 3 millones de españoles y españolas abandonaran su lugar de origen para emigrar a aquellas zonas que demandaban mano de obra (País Vasco, Cataluña y Madrid fundamentalmente). Sólo desde Andalucía partieron a Cataluña cerca de un millón de trabajadores en busca de un trabajo que en su tierra se les negaba.
Si se hablase de la “España desindustrializada” entenderíamos mejor el porqué de la despoblación.
La solución no vendrá de las denominadas candidaturas de la «España vaciada», aparentemente sin ideología y que apuestan su éxito a explotar un victimismo más que justificado. La izquierda debemos tener un plan y un programa de transformación, de clase y solidario que incluya al mundo rural, pues la ruptura con este modelo es la única esperanza de la España desindustrializada.
https://arainfo.org/la-espana-desindustrializada/
—————————————
AQUI (MARCHA DE LOS QUE NO MARCHAN). La Ronda de Boltaña.
https://www.youtube.com/watch?v=eqcx83HW4Ck