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El sinhogarismo en el diccionario y en los presupuestos

HogarSí lanza la campaña #SinhogarismoEnLaRAE, con la que pide que el término esté en el diccionario, pero también en los presupuestos.

Foto: Hogar Sí

Carta abierta a los miembros del Instituto de Lexicografía de la Real Academia Española, con copia a los miembros del Congreso y el Senado de España

Estimados señores y señoras de la Real Academia Española, estimados miembros del Congreso y el Senado:

Como seguramente sabrán, el sinhogarismo es fundamentalmente un problema de vivienda. Se trata de un fenómeno estructural causado por múltiples factores de tipo económico, político y social, que trasciende de circunstancias individuales. No tener un hogar es una violación de los derechos humanos: no solo del derecho a la vivienda sino también de otros como la salud, el empleo, la intimidad, la seguridad y la dignidad. 

En HOGAR SÍ llevamos años trabajando para que nadie viva en la calle, y para conseguir esto, es importante empezar por cambiar la forma en la que hablamos. En nuestra entidad sabemos que el lenguaje construye realidad, y por ello insistimos en que es hora de dejar de usar palabras como mendigo, indigente o vagabundo. Estos términos estereotipan, cosifican y deshumanizan a las personas que sufren sinhogarismo y no nos dejan ver las verdaderas causas de esta grave vulneración de derechos.

Porque lo que no se nombra no existe, hemos lanzado la campaña #SinhogarismoEnLaRAE, con la que buscamos conseguir que sinhogarismo esté incluido en el Diccionario de la Lengua Española, término que ya contempla el de la lengua inglesa (donde se habla de homelessness) y el de la francesa (sans-abrisme). Además, nos hemos puesto en contacto con el Instituto de Lexicografía de la Real Academia Española para que sinhogarismo sea una de las nuevas incorporaciones en el Diccionario en 2021 y confiamos en poder celebrar su introducción en las próximas semanas.

Nuestro objetivo final es solucionar la situación de miles de personas y que el sinhogarismo sea simplemente una palabra en el diccionario que termine quedando en desuso. Sin embargo, para conseguir esto no basta solo con un cambio en nuestro lenguaje, sino que también necesitamos dotarnos de políticas públicas decididas y comprometidas a poner fin a esta lacra social. 

Estas políticas públicas han de ir necesariamente acompañadas de recursos suficientes que permitan su adecuado despliegue y que las doten de un carácter realmente transformador, algo que de momento no ha pasado con las políticas destinadas a abordar el sinhogarismo.

En 2015 se aprobó la primera Estrategia Nacional Integral para personas sin hogar, un elemento de política pública que nació para dar respuesta al sinhogarismo en España, un problema que afecta, al menos, a 33.000 personas en nuestro país. Esta estrategia estuvo en vigor hasta el año pasado y tuvo un bajo nivel de implementación debido fundamentalmente a la falta de un presupuesto específico destinado a su desarrollo dentro de los Presupuestos Generales del Estado, tal como señaló en su informe el Instituto para la Evaluación de Políticas Públicas.

Desde la aprobación de la primera estrategia de sinhogarismo, ningún presupuesto ha contenido una partida específica para erradicar este fenómeno. Es principalmente a través de la financiación del sistema público de servicios sociales (el plan concertado y los proyectos subvencionados con cargo al 0,7% del IRPF y Sociedades) como se realizan las acciones para la atención a las víctimas de sinhogarismo, sin que exista una alineación clara para la consecución de los objetivos de la Estrategia. Esto se traduce en una serie de acciones deslavazadas que no sirven para resolver realmente el problema.

Tenemos la ocasión de cambiar esto: la próxima Estrategia Nacional Integral para personas sin hogar 2022-2025 representa la oportunidad perfecta para pasar de las recomendaciones y los buenos propósitos a una política pública realmente transformadora. Para ello, solo hace falta dotarla de un presupuesto detallado y recursos suficientes para su implementación por parte de las administraciones estatal, autonómica y local. Si no lo hacemos, la estrategia no será útil para erradicar el sinhogarismo y seguirá siendo un catálogo de propuestas de acción dependientes de la voluntad de cada administración.

Tal vez les extrañe que dirijamos esta carta a interlocutores tan distintos como los miembros de la Real Academia Española y nuestros representantes en el Congreso y el Senado. No obstante, deben saber que ambos tienen algo en común: el poder de contribuir a abordar las causas estructurales del sinhogarismo, poniendo el lenguaje y los presupuestos respectivamente al servicio de las personas que viven en las calles de nuestro país.

Incluir el sinhogarismo en el diccionario y en los presupuestos para conseguir que nadie viva en la calle, ¿es tanto pedir? Miles personas en España han sido sistemáticamente excluidas de nuestros diccionarios, nuestras políticas, y, en definitiva, de nuestra sociedad. Es hora de decir basta. 

Pablo Gómez-Escolar, responsable de incidencia de HOGAR SÍ @hogarsi

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