Sociedad
El cambio de la ley que cambia la vida de Oussama
El cambio en el Reglamento de Extranjería permitirá la concesión de los permisos de residencia y de trabajo para menores migrantes tutelados que cumplen 18 años.
Oussama tiene ahora 20 años. Está contento. Después de dos años viviendo en una especie de limbo legal, es posible que en poco tiempo vaya a poder mejorar su vida. El motivo es el cambio en el Reglamento de Extranjería para los jóvenes migrantes que el Gobierno ha acordado y que permitirá la concesión de los permisos de residencia y de trabajo para aquellos menores migrantes tutelados que cumplen 18 años.
Hasta ahora, una vez alcanzaban la mayoría de edad, los jóvenes extranjeros quedaban desamparados. Se les otorgaba un permiso de residencia no lucrativa que no incluía el permiso de trabajo, algo que cualquier joven nacido en España tiene a partir de los 16 años. La situación se tornaba todavía más complicada al tener en cuenta que, para renovar el permiso de residencia, era necesario contar con un empleo y demostrar unos ingresos mínimos.
Y esa fue la situación en la que se encontró Oussama hace dos años. Él había nacido en Tetuán y consiguió llegar en patera desde Ceuta hasta la Línea de Concepción cuando tenía 17 años. Tras algunos meses en un centro de acogida para menores extranjeros, y una vez cumplida la mayoría de edad, se quedó en la calle. “No tenía ninguna salida, estaba atrapado”, explica a lamarea.com por teléfono mientras prepara la comida. Recuerda cómo vivió los días previos a su cumpleaños: “Pregunté qué iba a pasar conmigo en 10 días y me dijeron que me iban a dar una maleta y que me iban a poner en la puerta del centro. Imagínate”.
Cuenta que fueron unos conocidos quienes le proporcionaron un techo hasta que la Asociación Marroquí para la Integración de Inmigrantes lo acogió en uno de sus pisos, en el cual reside actualmente. Irene Quirante, técnica de Comunicación de la organización, apunta hacia el “milagro” que suponía para muchos chavales intentar conseguir un contrato de al menos un año y a jornada completa para poder renovar el permiso de residencia: “Si para los jóvenes que han nacido aquí ya es difícil tener un trabajo, para un joven de fuera, mucho más. Los términos del reglamento eran imposibles”.
Tanto es así que, en la actualidad, Oussama se ve obligado a trabajar sin estar dado de alta, ya que su situación es irregular. “No me queda otra, es lo que hay. Me la estoy jugando, porque hay muchos riesgos y me puedo joder la vida si me pasa algo, pero, ¿qué hago?”. Esta posición en la que se encuentran muchos jóvenes migrantes, denuncia Quirante, la aprovechan muchos empresarios: “Juegan con la esperanza de conseguir algo tan básico como los papeles. Les dicen que empiezan trabajando sin contrato e incluso sin cobrar y que en poco tiempo les ayudarán a conseguir los papeles. Pero luego nada. Psicológicamente, esto tiene consecuencias”.
Las modificaciones del reglamento, sin embargo, “lo cambian todo”. Según lo acordado, los menores extranjeros no acompañados podrán empezar a trabajar desde los 16 años, como cualquier joven de España. Una vez alcancen la mayoría de edad, este permiso se extenderá siempre que acrediten contar con unos ingresos mensuales de 490 euros, el equivalente al Ingreso Mínimo Vital (IMV) unipersonal. Los plazos para regularizar su situación también se reducen. Hasta ahora, las Oficinas de Extranjería no tramitaban la documentación hasta pasados nuevo meses desde que el menor pasaba a ser tutelado. Ahora, el tiempo será de seis meses.
Para quienes no consigan regularizar su situación antes de cumplir los 18 años –si llegan escasos meses antes de alcanzar la mayoría de edad– se crea un nuevo sistema para otorgarles papeles, siempre que cumplan con determinados requisitos como no tener antecedentes penales.
Oussama lleva dos años esperando por esta ley. Aunque tiene 20 años, se verá beneficiado del cambio en el reglamento, ya que afecta a los jóvenes hasta 23 años. Él y sus compañeros están felices con la noticia. “Imagínate cómo ha sido saber que vamos a poder arreglar los papeles. Ya hemos estado haciendo planes”, cuenta.
Lucila Rodríguez-Alarcón, presidenta de la Fundación porCausa, defiende que lo que los menores quieren al llegar a España es trabajar y obtener la documentación: “Los papeles les permiten moverse, ver a su familia y poder trabajar, aunque sea a tiempo parcial. Y esa es su principal prioridad”, asegura. Asimismo, cree que el cambio en el Reglamento de Extranjería les va a permitir “defenderse” de las agresiones sistémicas, ya que se convertirán en ciudadanos de pleno derecho que “pueden alzar la voz”.
Además, la modificación “rompe con la narrativa de la ultraderecha”: “Si tú les das papeles, ellos van a poder trabajar. Esto va a minar los estereotipos y va a evitar que la extrema derecha pueda seguir hablando de la paguita”, sostiene la directora de la Fundación porCausa.
Oussama está terminando la comida y antes de finalizar la llamada pide disculpas por la dificultad para hablar con él: “Ya sabes, no hay horario fijo y se trabaja cuando dicen”, explica. Pero no hay resignación en sus palabras, más bien lo contrario: la esperanza de quien sabe que algo va a acabar pronto. “Ya queda poco”, termina.