Opinión
Jordi y el privilegio
"Quienes han trabajado para que la jubilación de los humildes ahora sea más tarde lloran amargamente porque no les dejan hacerse más ricos en las sillas de los consejos que han logrado a costa de laminar la espalda de la clase obrera", reflexiona Maestre.
El privilegio es una vergüenza que se enseña sin darse cuenta. Aquellos que no lo tienen lo ven de manera descarnada, casi embarazosa, mientras el que lo exhibe no es consciente de haber mostrado nada. Pasea desnudo por medio del bulevar creyendo que está pasando desapercibido mientras el resto observa sus impudicias visibles de forma ostentosa. Observar estas exhibiciones de privilegio es muy habitual ahora que las redes sociales han eliminado filtros, los que gozan de una posición burguesa suelen caer sin ser conscientes de las maneras más bochornosas posibles. El último ha sido Jordi Sevilla, que quiere que le dejemos trabajar hasta los 75 años y se queja de que los currelas que quieren jubilarse a los 67 no le dejan. La dictadura del proletariado ha llegado de forma insospechada.
Jordi Sevilla se dice autónomo, y se queja de que no le dejemos jubilarse a los 75 años. La dictadura de los pobres le oprime. El exministro del PSOE ahora se gana la vida en consejos de administración. Por ejemplo, cuando estaba en Red Eléctrica, uno de los enchufes eléctricos que logran los ministros socialistas tras su paso por política, tenía unos emolumentos de 546.000 euros anuales. Sevilla ha logrado en un año lo que un trabajador con el salario más habitual logra en 34 años. Es normal que quiera alargar su vida laboral ocho años desde la edad de jubilación; eso le proporcionaría lo que un trabajador normal ganaría trabajando 272 años.
Plantear el debate de la jubilación a los 75 años desde el privilegio de quien no ha doblado el lomo en la vida es el camino más corto para que el acceso a las antorchas se socialice como camino más corto a la comuna proletaria. Está apesadumbrado Sevilla porque le coaccionan su libertad. Exhibe su desvergüenza diciendo que a ningún trabajador le impide nadie jubilarse a los 65 años si así lo considera cuando adelantar un trimestre conlleva un recorte en la pensión que ningún asalariado español normal puede permitirse si quiere comer caliente hasta final de mes.
El PSOE tiene un problema dejando exhibir el privilegio de los que han ocupado puestos de responsabilidad en sus gobiernos bajo sus siglas. Que les callen, elijan mejor o se desmarquen de estos quintacolumnistas de la reacción. Pueden comenzar haciendo el dique echando a José Luis Escrivá, que de nuevo plantea el debate de la única forma que sabe, haciendo daño a la parte más débil de la ecuación.
Quienes han trabajado para que la jubilación de los humildes ahora sea más tarde, más dura y menos accesible lloran amargamente porque no les dejan hacerse más ricos en las sillas de los consejos que han logrado a costa de laminar la espalda de la clase obrera. Que no tensen la cuerda, que no hay fondos suficientes para apaciguar el volcán.
Sin embargo, por lo que parece que se comenta más abajo, algunos no se enteran sino de las consignas que desparrama el mensaje oficial hegemónico entre la masa: “el mercado como el mejor administrador de la libertad (económica, o no) no es más que una aberración que se está nombrando a sí mismo como “perfecto”. El 1% más rico de la población se hace con el 33% de la riqueza, el 19% siguiente se hace con el 50%. El 17% que queda se lo distribuye el 80% de la población que queda. Pues no creáis que quienes están defendiendo eso del mercado corresponden, en general y mayoría, al ni a los primeros ni a los segundos. Es lo que hay.
Dónde han terminado los discípulos de Carrillo!!
Esta reflexión de D. Antonio Maestre pone el dedo en una de las muchas llagas de nuestro sistema social derivadas del dogma (engaño o, más bien, estafa) de que la economía es lo primero que importa y la “libertad” (de mercado) quien mejor la administra.
Saludos.
La socialdemocracia,a nivel europeo,hace muchos años que corren tras el dinero fácil,levantan menos odios que sus compas de derechas,que suelen ir de frente en esta cuestión, ya que decirse de «izquierdas»en buena parte de la población todavía cala como esa única esperanza que le queda a la clase obrera en querer creer que hay un partido político que defiende sus intereses,cuando sabe internamente que son carne de traición en su propio nombre,lo cual los socialistas tienen esto muy bien aprendido,venderse como los antifachas que tanto rédito les sigue dando,la sigla obrero en su logo es más valioso que el logo de coca cola .
O algo así. Porque esta gente que se nos presenta, cosa curiosa, como socialdemócratas de tradición, a lo que se sienten impelidos es a defender es un pensamiento neoliberal y reaccionario como ningún otro. Conseguidas sus posiciones de privilegio, desde aquella ideología con la que llegaron, por la vía de las puertas giratorias; lo que comenzaron ofreciendo al principio es subvertido en el trayecto por la fuerza del antagonismo social que respecto de la mayoría les contempla. Ni por asomo habían soñado que de tan escaso esfuerzo (el de entregarse, con el nombre de tecnócrata, al servicio del pensamiento que se combatía) se podía obtener semejante rendimiento. Es aquí donde se cobran los frutos de cierta productividad que se entiende de otra manera: la del traslado de renta a que se colabora y que nada tiene que ver con la creación de riqueza de la que se pasan la vida alardeando. No, no cobran por eso, no hay relación entre lo cobrado y lo producido, entre los 546.000 € cobrados y el trabajo aportado en la RED ELECTRICA en términos productivos, cualquier técnico de medio pelo lo podría hacer igual por un salario infinitamente más bajo, lo que si tiene relación es con la enorme influencia que la política les dio y que hoy está al servicio los mismos que combatían entonces.
Dime con qué partidos te alían y te diré qué clase de partido eres.