Análisis | Opinión

¿Subir el salario mínimo 15 euros? De ninguna manera

El economista Fernando Luengo critica las quejas de las patronales empresariales ante la subida del salario mínimo

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, en un foto de archivo. UNIVERSIDAD DE DEUSTO / Licencia CC BY-NC-SA 2.0

¡Intolerable! Proclaman las patronales ante el modesto aumento del salario mínimo acordado por el gobierno y los sindicatos mayoritarios. Dicho aumento supondrá, aseguran, una sustancial destrucción de empleo y una menor creación de puestos de trabajo entre los trabajadores de menor cualificación. 

Propongo que ampliemos el foco con el que contemplamos este asunto para ganar perspectiva y entrar en el debate por otra puerta. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) -que agrupa a las economías más ricas-, los impuestos pagados por las corporaciones no han dejado de reducirse en las últimas décadas. Esta organización ofrece información estadística desde el 2000. Pues bien, entre ese año y el 2020 el gravamen sobre los beneficios corporativos se ha recortado en todos los países, sin ninguna excepción. En el caso del Estado español, la reducción ha sido de 10 puntos porcentuales, hasta situar el tipo medio en el 25%.

Ya se sabe que el impuesto efectivo, el realmente liquidado ante la administración tributaria después de aplicar las numerosas exenciones y deducciones, es mucho menor; se sitúa claramente por debajo del 10%. Añadamos a todo esto las diferentes medidas de ingeniería fiscal, como por ejemplo los precios de transferencia en el comercio intrafirma, cuyo objetivo es que los beneficios aparezcan contablemente en los países que tienen impuestos más bajos o, simplemente, en los paraísos fiscales.

¿Alguna declaración de las patronales al respecto? ¿Algún signo de preocupación sobre las adversas consecuencias que esta evolución puede tener sobre las economías afectadas? Tan solo se escucha el tramposo y falso discurso de siempre de que los beneficios de las empresas se convierten en inversión productiva y esta en empleo.

Estamos hablando de muchísimo dinero que, si las corporaciones no se hubieran entregado a la muy fatigosa tarea de presionar sobre las instituciones para aminorar la carga impositiva y a eludir sus obligaciones con argucias contables, se habría traducido en un plus de ingresos para las administraciones públicas. Ingresos que podrían haberse destinado a financiar las políticas sociales, a combatir la exclusión social y la precariedad.

Las patronales que se han puesto en pie de guerra por la subida del salario mínimo tampoco reparan, claro, en que una parte importante del empleo generado en la economía española -y en el resto de economías europeas- recibe unas remuneraciones que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza. Según la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat), en 2019, último año para el que ofrece información, había en nuestro país cerca de 2,5 millones de trabajadores en esta situación, el 12,8% del total. Es evidente que el aumento del salario mínimo contribuye (repito que modestamente) a mejorar su situación. 

Sueldos extremadamente bajos, con los que no se cubren las necesidades más básicas, lo que cuestiona la idea -mil veces repetida desde las filas de la economía convencional, pero radicalmente falsa- de que el empleo es la ruta a seguir para salir de la pobreza. 

Pero no se trata sólo de los “working poors”. Las retribuciones de muchos trabajadores están congeladas o, en el mejor de los casos, crecen levemente, desde luego por debajo de la productividad, lo que explica que, tendencialmente, la participación de los salarios en la renta nacional se haya reducido. 

Para tener una visión más amplia y precisa de su evolución hay que tener en cuenta que muchos trabajadores se ven en la obligación, si quieren conservar su empleo, de realizar horas extraordinarias, pagadas o no pagadas. Según el Instituto Nacional de Estadística, en el cuarto trimestre de 2020 se hicieron cerca de 6 millones de estas horas, de las cuales el 46% fueron a beneficio de inventario, esto es, salieron gratis para la empresa; no así para la sociedad, pues no se abonaron las correspondientes cotizaciones sociales. Hay que añadir, asimismo, que los trabajadores están sometidos a una continua presión para trabajar más en el mismo tiempo. Teniendo todo lo anterior en cuenta, la evolución de los salarios ha sido mucho peor de lo que figura en las estadísticas.

Nada de esto importa, las patronales a lo suyo, a denunciar la ¡catástrofe! que representa añadir 15 euros mensuales al salario mínimo.

Lo denuncian sus dirigentes, que forman parte de una casta de privilegiados. Además de los textos de Oxfam referidos a las escandalosas retribuciones de las élites empresariales, recomiendo al lector la lectura de un informe publicado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores sobre las remuneraciones de los consejeros de las sociedades cotizada. El texto aporta datos sobre los ingresos de los consejeros de las 126 sociedades cotizadas en bolsa. No tiene desperdicio. Algunos ejemplos: los consejeros que han desempeñado su cargo durante todo el ejercicio (se refiere a 2020) han percibido cada uno de ellos 374.000 euros; en las sociedades del IBEX, la retribución media de los presidentes ejecutivos fue de 6,1 millones y la de los consejeros delegados alcanzó los 3,3 millones; el resto de los consejeros ejecutivos ha percibido 1,5 millones per capita. Toda la información va en la misma dirección.

Retribuciones extravagantes e injustificadas, siempre, pero sobre todo en momentos de crisis cuando continuamente se hacen llamamientos al esfuerzo de todos y a que nadie se quede atrás. ¿Cómo es posible que se tolere una situación tan lacerante de desigualdad? ¿Por qué un gobierno que se reclama progresista no exige contención en las retribuciones de los ejecutivos y altos directivos de las grandes empresas? ¿Por qué no se impone al respecto una estricta condicionalidad a la hora de recibir fondos públicos?

Preguntas sin respuesta. 

Pero hay mucho más que una posición indecente ante la decisión de aumentar el salario mínimo. La batalla es de mucho mayor calado. 

En lo económico, el mensaje, nada sutil, es que la creación de empleo y su mantenimiento, la recuperación y consolidación del crecimiento obligan a que los trabajadores acepten la moderación salarial y las reformas laborales que la facilitan. Y en lo político la batalla es clara: hay que debilitar a este gobierno para encarar las próximas elecciones con posibilidades. En eso están las derechas y los poderes económicos y mediáticos; en ese tablero de juego también se han instalado las patronales.

Fernando Luengo Escalonilla es economista

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Comentarios
  1. JC:
    Los impuestos que pagamos al Estado deberían invertirse íntegramente en mejorar los bienes comunes de la sociedad. (Sanidad, Educación, Dependencia, Pensiones y tantas y tantas cosas que no paran de recortar o de privatizar). Luego que cada cual con el dinero de su cartilla de ahorro done a quien quiera.
    Pero es que todo sigue bien atado. Por algo apoyó el clero desde el primer momento a la derecha, a la oligarquía golpista y dictatorial.
    Y siguen apoyándose mutuamente. Si no ha habido otro golpe de estado sangriento es porque Europa no lo permitiría. Esta es en mi opinión la única ventaja de estar en esta Europa del capital.
    ………………………………………….
    En la actualidad, la regulación de la Asignación Tributaria del IRPF a la Iglesia Católica (la famosa X de la Declaración) está recogida en la Disposición Adicional decimoctava de la ley 42/2006, de 28 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2007 como desarrollo de lo previsto en el artículo II del Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede sobre Asuntos Económicos de 3 de enero de 1979. Esta Disposición del gobierno de Zapatero incrementó la Asignación al 0,7% de la cuota íntegra del IRPF de los contribuyentes, lo que supuso un 34% de aumento (!!!) respecto al 0,5239% que era el que hasta ese año aplicaba.
    El tribunal de cuentas en su informe de 2020 planteó que el Estado podría estar extralimitándose sobre el contenido de los propios Acuerdos de 1979 siendo que tal Asignación a la Iglesia Católica se estableció en concepto de atender a “su adecuado sostenimiento económico”. Justo para eso, sin extras, y tampoco para otras cosas. Además de por el carácter temporal de esta Asignación hasta que la Iglesia Católica “lograra por sí misma los recursos suficientes para la atención de sus necesidades”, es decir, se autofinanciara, según así se comprometió en los Acuerdos.
    Más de cuarenta años después, este compromiso de autofinanciación sigue sin cumplirse; el Estado sigue subvencionando a la Iglesia Católica por encima de sus necesidades y, como ocurrió en 2007, incrementando incluso el porcentaje de tal Asignación. Todo ello en un contexto de crisis económica y recortes presupuestarios a nivel general pero que la Iglesia Católica no ha sufrido sino que ha mejorado. …
    https://laicismo.org/comunicado-de-europa-laica-que-se-disminuya-el-porcentaje-de-asignacion-tributaria-del-irpf-a-la-iglesia-catolica-hasta-que-se-alcance-la-eliminacion-de-privilegios-fiscales/250441

  2. Más o menos. Sin duda la corriente populista que se ha hecho hegemónica promueve asuntos reales y lo imaginarios de modo que los problemas que no les interesan se desplacen y queden ocultos tras otros asuntos ciertos o falsos que secundarios que ocupen la atención de la gente. No solo la sanidad pública está siendo dinamitada por esa corriente que alimenta su carcunda con enfoques falsarios (la salud pública vista como herramienta política en la pandemia mientras laminan, como se explica en tu comentario, la tención primaria entre otros servicios sanitarios) o emotivos (la agitación identitaria como enervador emocional de confrontación social que opaca otros fundamentales) donde esconder aquellas cosas que no interesan al mundo del privilegio (en este caso el negocio que representa sustituir la sanidad pública por empresas privadas). Lo esencial consiste en que, como en Madrid, cuando nos demos cuenta ya no tengamos marcha atrás y no quede otra que, destruida la estructura sanitaria, caminar hacia donde esta ideología impone. Si la gente no lo ve se va a poder hacer poco. Solo queda denunciar.

  3. GRANDES EMPRESARIOS (los que cortan el bacalao, los que roban «legalmente», aquellos para los que se hacen las leyes a su medida), no la pequeña y la mediana empresa a la que el sistema pretende eliminar), por si fuera poco: IGLESIA, MONARQUIA, EJERCITO/OTAN, unos robando, otros chupando. No hay dinero para que viva a todo tren tanto chorizo.
    Para que unos vivan tan bien es necesario que otros vivan mal.
    Para eso están, por ejemplo, los recortes de los bienes públicos, que acabarán privatizándolos que es lo que el sistema establecido pretende hacer.
    La sociedad cada día parece más dormida o acoj. con la pandemia; vamos que antes eran pocos los luchadores pero ahora ya no lucha prácticamente nadie por un mundo más justo y eso que vamos aceleradamente hacia atrás.
    La Federación de Asociaciones Defensa Sanidad Pública sigue luchando y
    pide apoyo (al Manifiesto) para SALVAR LA ATENCION PRIMARIA.
    https://fadsp.es/presentada-la-iniciativa-salvemos-la-atencion-primaria/
    https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSfaFHPiOg_N_q9oN3Z2GDacAoWyjrQ4icaK8CmjToctpGaKIQ/viewform

  4. Al contrario, Sr. Garamendi, la demanda; con estos salarios y estos niveles de contratación que ha dejado las reformas consecuentes a la crisis de deuda que organizo el sistema financiero y que tuvieron que asumir los Estados (la deuda era principalmente privada y estaba localizada fundamentalmente entre bancos) no moviliza el consumo y por eso las empresas pequeñas se agotan. Y al paso por el que vamos, en el que la visión colectiva de las relaciones sociales de producción se pretenden reducir al interés exclusivo de los beneficios, tampoco lograremos establecer competitividad se por la vía de la exportación si no trabajamos mejor (en lugar de más tiempo y más barato –para eso están los chinos) y con empresas más organizadas y más tecnificadas. No se trata sostener negocios con salarios escasos y deprimentes sino con alta productividad, en la qué además de la preparación que pide el BE (hoy es bastante normal encontrar mucha gente sin empleo con das varias líneas de formación terminadas) es necesaria organización y desarrollo técnico. Una perspectiva que es diferente a eso de no subir 15€ el salario mínimo de los empleados porque se vuelve imposible la rentabilidad.

  5. A todas esas personas que se niegan a subir el SMl se les debería hacer vivir toda su vida con ese sueldo y no con el que ellos cobran . Seguro que cambiarían de opinión .

  6. si una pequeña empresa o pyme no produce para pagar el sueldo de un trabajador,una de dos,o debe desaparecer por falta de rentabilidad que augura un futuro incierto,o no debe contratar a nadie….que estoy harto de ver al tipico «empresario español» que se hace de 4 duros,monta una empresa(generalmente,bar o restaurante,aqui la imaginacion es minima),contrata a gente a la que explota y no pega palo al agua que para eso soy «empresario»

  7. 1. A las grandes empresas no les afecta la subida del SMI, ya que todas pagan más.
    2. La subida del SMI supone más recaudación para el estado que lo que se supone van a cobrar los trabajadores ( que son pocos y no te van a dar nunca la cifra real)
    3. Arroyo claro el dinero recaudado por IRPF NO ES DINERO PUBLICO, es de cada contribuyente que elige si quiere o no aportarlo a la iglesia, a ONGs o a las dos…

  8. Muy bien. Si el señor Luengo siendo economista lo ve tan fácil.
    Pues adelante que sea también empresario y que pague lo que dice y también los impuestos, y demás.
    A mí me gustaría saber cómo tiene a sus empleados, si los tiene y como contribuye con el estado.
    Hablar es fácil, y escribir por lo que veo también,.
    En España necesitamos gente lista como el señor Luengo, así que a ser empresario, que es un momio y buen negocio.

  9. Entiendo que sobre lo que habla son grandes empresas, no pequeñas pymes o autónomos, empresas de las cuales una amplia mayoría está pueblos pequeños o la mal llamada España vaciada. Es a nosotros a los que más nos impacta está subida y todas las anteriores, no esas grandes empresas de ingeniería económica. A nosotros quién nos ayuda, explícame como una tienda de barrio de un pueblo como los que le indicó, puede sacar para poder contratar a alguien. Para sacarse un sueldo equiparable al salario mínimo, el propio autónomo después de pagar salarios, cuotas, luz y gastos varios, tiene que tener una ganancia mínima de 4000 €. En vez de tener trabajadores los habrá que despedir y quedarse uno solo a trabajar, eso es lo que se está consiguiendo. Me parece muy bien que se suba el salario mínimo, pero hay que ayudar a los autónomos o pequeñas empresas, con menos cargas impositivas sobre todo por los trabajadores.

  10. Esto es el capitalismo, amigos ¿o alguien cree que los empresarios montan empresas para favorecer a la sociedad?,
    Menos mal que la iglesia católica autoproclamada representante de aquel que vivía entre los más humildes y que amonestaba a los ricos de que antes entraría un camello por el ojo de una aguja que un rico en el paraíso, está por la labor de la igualdad y de la justicia social. Todo un ejemplo de socialismo bien entendido.
    Está iglesia y sus millones de practicantes y no practicantes pondrá a los empresarios en su sitio.
    ____________________________

    La Iglesia supera en cuatro años los 50 millones de superávit gracias al dinero público del IRPF y destina 30,5 a Trece TV.
    La Iglesia católica ha acumulado 51,7 millones de euros de superávit en cuatro años gracias al dinero público que recibe cada año por las equis marcadas en la declaración de la renta, según las memorias económicas de la Conferencia Episcopal Española (CEE) examinadas por infoLibre. Casi el 60% de este superávit fue a parar a Trece, brazo televisivo del grupo mediático de la Iglesia. Este envío de dinero de origen público a una sociedad mercantil es una práctica cuestionada por el Tribunal de Cuentas, que cree que podría vulnerar la normativa europea sobre libre mercado. El resto, algo más del 40%, ha pasado a engordar el llamado “fondo de reserva” de la institución católica. Ni la CEE ni Trece respondieron a las preguntas planteadas por este periódico para este artículo.
    Enrique Ruiz del Rosal, economista miembro de Europa Laica, critica que la Iglesia logre superávit gracias a fondos públicos y lamenta que parte del mismo vaya a una empresa privada. “Es una alteración del mercado incompatible con el derecho comunitario”, señala Ruiz del Rosal, que ya lo decía antes del informe del Tribunal de Cuentas. “Estamos jugando con fuego, porque si acaba llegando una sanción, no la va a pagar la Iglesia, la va a pagar el Estado“, advierte. El economista también afirma que la Iglesia peca de falta de transparencia por no hacer público a cuánto asciende su fondo de reserva….
    https://laicismo.org/la-iglesia-supera-en-cuatro-anos-los-50-millones-de-superavit-gracias-al-dinero-publico-del-irpf-y-destina-305-a-trece-tv/250208

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