Economía | Opinión
¿El regalo de las transferencias europeas?
"Digan lo que digan, las transferencias procedentes de Europa sí son reembolsables, en absoluto son un regalo, tienen un coste, y no es pequeño", sostiene el economista Fernando Luengo
El estado español acaba de recibir 9.000 millones de euros de los fondos europeos como adelanto por los 70.000 millones que le corresponden en concepto de transferencias (el resto son préstamos y el gobierno todavía no los ha solicitado). Con la decisión de la Comisión Europea (CE) de adelantar estos recursos se pretende dar un espaldarazo decisivo al Plan de Recuperación y Resiliencia elaborado por nuestro gobierno.
Encontramos esta noticia en la mayor parte de las cabeceras de los medios de comunicación, que insisten en que las transferencias, a diferencia de los préstamos, no tienen ningún coste para nuestra economía, pues, por definición, no deben devolverse; son el resultado del buen hacer de la Unión Europea, que en estos momentos críticos ha sabido y ha querido anteponer los intereses del conjunto de los socios por encima de los de cada país. Estaríamos, en definitiva, ante una Europa solidaria y generosa.
Pues bien, digan lo que digan, lo pongan del derecho o del revés, las transferencias procedentes de Europa sí son reembolsables, en absoluto son un regalo, tienen un coste, y no es pequeño.
En primer lugar, ese dinero está sometido a una estricta condicionalidad. Pero no confundamos las cosas, esa condicionalidad nada tiene que ver con el buen uso del dinero, que siempre hay que defender y muy especialmente cuando se trata de recursos públicos.
El Gobierno se compromete a llevar a cabo reformas estructurales en el marco del denominado Semestre Europeo. Y cuando la CE (y el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional…) utiliza este término no está pensando en introducir más progresividad en el sistema tributario, prohibir las puertas giratorias y los paraísos fiscales, ampliar el ámbito del sector social y productivo público en aquellas actividades que son esenciales para el bienestar de la ciudadanía y la supervivencia del planeta, desactivar la industria financiera especulativa, eliminar los privilegios oligopólicos de las grandes corporaciones o poner coto a las extravagantes retribuciones de los altos ejecutivos de las corporaciones. No, este perfil de «agenda estructural» no existe para la Europa de las elites y quien lo defienda se le cuelga el sambenito de populista o antisistema.
Las políticas estructurales que exige la CE apuntan en una dirección muy distinta. Un ejemplo muy destacado es el «mercado de trabajo. Se ha convertido en una verdadera obsesión dar una vuelta de tuerca a las ya muy degradadas relaciones laborales, para que ganen en flexibilidad, entendiendo por tal cosa que se adapten mejor a las necesidades de rentabilidad de las empresas. Otro ejemplo de esta agenda estructural tan querida por las instituciones comunitarias es reformar, con la excusa de su insostenibilidad, el sistema público de pensiones; claro, hay un negocio formidable -para los bancos, las compañías de seguros, los fondos privados…- en torno al envejecimiento demográfico. Hay que expulsar a los poderes públicos de tan lucrativa parcela, mercantilizando y privatizando todo lo que se ponga a tiro.
Un segundo asunto a considerar en relación al coste de las transferencias es que, aunque la propaganda se empeñe en sostener lo contrario, no son un regalo, no constituyen una «lluvia de millones». Es deuda, aunque en este caso no son los gobiernos quienes la contraen, sino la propia CE, que ha decidido acudir a los mercados de capital de manera mancomunada para financiar los fondos de recuperación europea. Pero ese dinero, prestado por los grandes bancos y recibido en condiciones muy favorables, tiene que devolverse a medida que venzan los plazos, con sus correspondientes intereses y amortización del principal. Como la CE toma el préstamo con cargo al presupuesto comunitario, las devoluciones tendrán que llevarse a cabo a través de las aportaciones realizadas por los gobiernos a ese presupuesto. Sobre este asunto todavía hay pocos detalles, pero es un grave error omitirlo u ocultarlo.
En resumidas cuentas, que no nos vendan la moto, las transferencias europeas tienen un coste, tanto en términos financieros como de cesión de soberanía.
Fernando Luengo Escamilla es economista
Los fondos NGEU son un plan de rescate a los grandes capitales financieros. Bajo la tesis del crecimiento ilimitado, este mecanismo aumentará los impactos ambientales, el sobreendeudamiento público y se acompañará de recortes en derechos sociales y democráticos.
Pese a su retórica ambiental, la orientación de los fondos NGEU camina en sentido contrario a la transición ecológica, productiva, económica y social que se necesita, a la vez que va en la lógica de incrementar el modelo extractivista globalizado.
El Plan de Recuperación y Resiliencia ha sido concertado por el Gobierno con los principales grupos de capital del IBEX 35 y sus grandes consultoras, sin transparencia, sin participación social, sin control público ni parlamentario. Ecologistas en Acción denuncia la opacidad de su tramitación al tiempo que califica el plan como una operación de rescate público favorable a los grandes capitales privados, especialmente las grandes empresas financieras, energéticas, tecnológicas, constructoras y de la industria de la automoción.
propuestas para encarar la transición ecosocial de forma urgente:
—Rechazo a los fondos NGEU y a los programas de rescate con dinero público a empresas multinacionales.
—Realización de una auditoría independiente de los rescates públicos que el Gobierno ha concedido a grandes empresas, para identificar las deudas ilegítimas.
—Eliminación del papel protagonista de la banca privada y del sistema financiero como intermediarios en la gestión de la crisis.
—Priorización del financiamiento público mediante la reorientación de partidas no sociales de los presupuestos, con la aplicación de medidas fiscales sobre las grandes fortunas y con una reforma fiscal ambiental.
—Realización de reformas estructurales y políticas, que faciliten el decrecimiento ordenado e igualitario, tales como:
—Desprivatización y desmercantilización de los servicios esenciales (educación, salud, pensiones, cultura) y ámbitos estratégicos (energía, vivienda, banca, agua, alimentación, transporte).
—Plan de transformación y relocalización del sistema económico, productivo y comercial con objetivos sociales, climáticos, energéticos y ecológicos vinculantes en 2025.
—Reparto del trabajo, disminución de la jornada laboral y renta garantizada.
—Protección y gestión de los ecosistemas terrestres y marítimos de valor natural, en la clave de la soberanía alimentaria y energética.
—Acceso a la tierra y a los medios para la producción de alimentos bajo un modelo agroecológico y fortalecimiento de los canales cortos de comercialización para las empresas agrícolas familiares y los pequeños productores.
—Moratoria al despliegue del 5G.
https://www.ecologistasenaccion.org/177033/los-fondos-de-la-union-europea-intensificaran-la-crisis-social-ecologica-y-climatica/
Otro esclarecedor artículo de Fernándo Luengo. Oblidade.
EL HARAKIRI DEL CAPITALISMO Y DE LOS HUMANOS. E.en A. La Ribera)
De una forma u otra, el gran capital y sus Frankensteins (la extrema derecha) nos conducen al suicidio universal, el harakiri de todos. Sólo queda una esperanza, la revuelta internacional de los jóvenes.
Los 8 más ricos del mundo acumulan más dinero que la mitad de la población mundial. El gran capital quiere crecer continuamente, con más beneficios, más propiedades, más poder; en el mundo real domina ya la mayor parte de la economía y para seguir aumentando presiona a los gobiernos para que no cobran impuestos y lo privatizan todo, sanidad, educación, servicios, pensiones, agua, etc., empobreciendo cada vez más a los pueblos. Y en el mundo virtual de los mercados de bolsa los grandes especuladores multiplican su riqueza artificialmente, hinchando los precios sin base real, originando las periódicas burbujas especulativas que estallan y acaban siendo rescatadas con dinero público; de hecho los EE UU, epicentro del capitalismo, la bolsa está en máximos, superinflada y mucho más alta que antes de la pandemia, de manera que en cualquier momento puede reventar y provocar un crack enorme, similar al de los años 30.
Parece que vamos hacia una gran crisis económica mundial y no por la actual pandemia, de la que vamos saliendo poco a poco. La crisis es más profunda y viene de antes, es una crisis típica de este sistema para que los grandes avances tecnológicos (informatización, automatización, robotización) vayan sustituyendo mano de obra por máquinas que aumentan la producción y las nuevas empresas que surgen crean menos empleos de los que eliminan, por lo que crecen el desempleo y la superproducción. El poder adquisitivo de las clases medias y bajas, la inmensa mayoría, va reduciéndose y muchos bienes se producen en tanta cantidad que buena parte de la población ya tiene, y los que no lo tienen generalmente tampoco disponen de dinero para comprar -los, por lo que el sacrosanto mercado comienza a colapsar y los sectores económicos entran en declive, a pesar de las ayudas estatales. Con el agravante de la globalización porque, buscando mayores beneficios, los capitalistas se llevan las fábricas y la producción de alimentos en los países pobres, donde pagan menos, y esto aumenta el paro en los países ricos, donde disminuyen los compradores principales, un círculo vicioso con mal desenlace .
Ejemplos del inicio de esta crisis tenemos de todo tipo, sobre todo en España donde el poder económico, hijo de la dictadura, consentido y no demasiado hábil, sigue teniendo muchísima influencia sobre los gobiernos, tal como demuestran las grandes eléctricas cuando se atrevixen a cobrarnos todos los kwh al precio del más caro (es increíble!) … La banca fue rescatada con más de 66.000 millones de € públicos (en otros países volvieron el rescate, aquí todavía no) y ha tirado en la calle cerca de un millón de familias que no podían pagar la hipoteca porque se habían quedado sin trabajo, y ahora para rematar el trabajo quiere despedir o jubilar anticipadamente a muchos miles de trabajadores, porque ha automatizado buena parte de las operaciones bancarias. Las automovilísticas venden menos autos porque casi todos tienen y las ciudades están sobresaturadas y hartas de ellos, además los jóvenes van teniendo más cordura (o menos dinero) y prefieren la bici o el patinete. Las constructoras han edificado tanto que hay un 15% o más de viviendas vacías y en venta, y el sector está merecidamente atascado. Etc. etc….
https://www.ecologistasenaccion.org/177581/lharakiri-del-capitalisme-i-dels-humans/