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En Terres Amades: españoles emigrantes retornan a tierra ancestral en plena Guerra Civil
"Desde su activismo en los años 30, mi abuelo Vicente Sanchis Amades se entregó a la causa más noble, la del antifascismo", escribe Dean Burrier Sanchis.
DEAN BURRIER SANCHIS // En las Brigadas Internacionales pueden pasar algo desapercibidos los españoles emigrantes que volvieron a España para luchar en la Guerra Civil: menos laureados que sus homólogos que, sin tener vínculo previo con el pueblo español, corrieron a su defensa y poco distinguibles de entre todos los españoles que tomaron las armas en el conflicto. En esta tierra intermedia, poco visibles a lo largo de la historia han sido los emigrantes que fueron voluntarios, como los norteamericanos de la Brigada Abraham Lincoln por ejemplo. Mi abuelo fue uno de aquellos.
Hace 15 años empecé a estudiar la vida de un abuelo que lamentablemente nunca llegué a conocer. Un abuelo que cumple aniversario, el 115º de su nacimiento, el 19 de julio. Como su memoria y mi búsqueda, hasta la fecha del aniversario de Vicente Sanchis Amades queda inextricablemente vinculada al conflicto bélico español, la Guerra Civil. Podría decir que igual llevo 15 años estudiando la Guerra Civil porque es el evento más influyente en la trayectoria de mi abuelo. Tenía la inquietud de entender por qué mi abuelo abandonó una vida acomodada en Estados Unidos, donde tenía residencia y trabajo, solo para quedarse desterrado, un hombre sin país ya que no tuvo visa para volver a Estados Unidos y en España no podía quedarse.
Estudiar la guerra también ayuda a apreciar a mi ancestro por cómo estuvo tan decidido en la lucha contra el fascismo, ya que dedicó casi una década, dos guerras e innumerables batallas para acabar con él. Desde su activismo en los años 30, su servicio en la Brigada Abraham Lincoln, su lucha por la liberación de Francia y Alemania en la Segunda Guerra Mundial en filas estadounidenses y su vida posterior, mi abuelo se entregó a la causa más noble, la del antifascismo.
Inspirado en el trabajo fundacional de James Fernández, académico de la Universidad de Nueva York y catalizador del campo de estudio de los inmigrantes españoles en Estados Unidos, quise descubrir a otros brigadistas españoles que volvieron al costado de la Republica desde tierras americanas. Quería conocer más sobre estas figuras que, al igual que mi abuelo, decidieron abandonar la vida relativamente plácida en Estados Unidos. Si bien la situación en Estados Unidos fue tensada por un complicado panorama laboral, era un paraje de tranquilidad en comparación con el terror y la incertidumbre que reinaba sobre Europa, donde se vivía la amenaza real del fascismo. Aunque fuera volver a una tierra de origen o de raíces, luchar en la guerra de la madre patria era un sacrificio mayúsculo para aquellos emigrantes españoles.
Raphael Buch Brage, Andrés Golzarri, Pablo Queipo Sánchez, Manuel Casal, José Sánchez Cervera, Frank Isadore Barcena, los hermanos Jiménez y tantos otros, eran y son héroes. Honrar su vida, memoria y devolverlos a la conciencia de los españoles, representa un deber al que encomendarnos. En diciembre, se cumplirán cinco años de este proyecto de investigación bautizado como Reterrar por este deseo de invertir el proceso de desterramiento que sufrieron ellos y tantos otros españoles republicanos.
En un sentido general, estos brigadistas volvieron a defender sus raíces, su tierra ancestral. Resulta fácil romantizar sobre esta entrega y viaje de retorno de aquellos emigrantes voluntarios. Estudiar la vida de aquellos héroes me ha devuelto tanto conocimiento propio, memoria y apreciación por lo que hicieron. Al mismo tiempo, ha enriquecido mi entendimiento de la vida de mi abuelo. Lo que no esperaba, y hasta solo recientemente descubrí, era que este acto metafórico de volver a tierra ancestral, a una tierra amada, a luchar por ella fue una vuelta muy literal en sus coordinadas para mi abuelo, un viaje de tornada a les Terres Amades.
Mi abuelo participó en la Ofensiva del Ebro como parte de la 35ª división de la XV Brigada. Al seguir los movimientos de esta división en las memorias de uno de sus líderes, Julián Henríquez Caubín, y en los diarios imprescindibles del singular voluntario norteamericano Alvah Bessie, pude comprobar un vínculo íntimo en la historia familiar: estaba mi abuelo Vicente luchando en la misma zona donde su abuelo, y todas las generaciones ancestrales de la rama Amades, había vivido.
Vicenç Amades i Alcoverro, homónimo y abuelo materno de mi abuelo, nació en les Terres del Ebre, siendo vinculado en gran parte al pueblo Prat de Comte por su ilustre sobrino el folklorista Joan Amades i Gelats, cuya inspiración folclórica ha sido en parte atribuida, por sus biógrafos Teresa Sadurní Hill y Joan Serra Arman, a su tan amado tío Vicenç, a quien recordó como “personatge folklòric de primer rengle i de gran força”. Las raíces de los Amades son muy profundas en la Terra Alta de Catalunya. El mismo Joan Amades transcurrió buena parte de su infancia en el pueblo de Bot, y Teresa, la única hermana de Vicenç, también vivió toda su vida Bot. Todo parece indicar que el apellido Amades proviene del pueblo de Bot, aunque está bien arraigado en toda la comarca de Terra Alta.
Desde la perspectiva de mi abuelo, la lucha de la Ofensiva del Ebro simplemente no pudo cobrar mayor importancia personal, microcosmo de la importancia de la guerra para todos los voluntarios emigrantes y, claro, todos los españoles. Si bien defendía a su tierra ancestral, también defendía en acto simultáneo a su pueblo de origen ya que mi abuelo era valenciano, nacido en Estivella y criado en el pueblo de pescadores El Cabanyal de Valencia. Uno de los grandes objetivos de la Ofensiva era aligerar la presión del bando nacional que caía sobre Valencia. Mi abuelo defendía, a la misma vez y de manera próxima, todos los pueblos vinculados a su historia familiar.
Al cruzar el Ebro, mi abuelo y sus camaradas se inspiraron y dieron esperanzas a una causa que se alzaba hartamente difícil en el verano de 1938. Un ejército que cruza un río, como el Ebro, o una sierra, como los Pandols, se ilusiona con la posibilidad de una victoria eventual. Un tema recurrente en la escritura de Bessie es la ilusión rumoreada de que entre Francia o Inglaterra alguno acabaría respaldando a la causa republicana de manera importante si aquellos brigadistas fueran capaces de prolongar la duración del conflicto e inspirar confianza en la causa republicana.
Como esta ayuda nunca llegó a materializarse, la misma zona del Ebro, sería donde el sueño desvanecía. Gandesa fue en varias ocasiones un objetivo clave, casi una obsesión inalcanzable para la Brigada Abraham Lincoln, que vio cómo se escapaba de su control este puesto de mando en Terra Alta en varias ocasiones, siendo Gandesa defendida de manera importante por fuerzas italianas y marroquíes. A la definitiva, no poder controlar Gandesa y sus pueblos circunvecinos como Bot y Prat de Comte marcó el devenir del final de la guerra.
Mi abuelo, como sus compañeros entre los españoles en la Brigada Abraham Lincoln, fueron forzados a abandonar su lucha, con la despedida de voluntarios internacionales o el final de la guerra, y, lo que es más, a despedirse sin posibilidad de retorno a su madre patria. Entender el sacrificio de mi abuelo y sus compañeros no solamente ayuda a entender por qué existo sino que ayuda a apreciar mejor la importancia y responsabilidad que supone esta herencia. Seguiremos investigando por iluminar con justicia la importancia de la lucha, entrega y sacrificio de aquellos españoles emigrantes que acudieron al grito por la libertad de su madre patria.