Internacional
El ‘cordón sanitario’ derrota a Le Pen en las regionales
La derecha tradicional vence en la segunda vuelta y siembra dudas entre la extrema derecha a un año de las presidenciales.
Emmanuel Macron y Marine Le Pen, otra vez, fueron los grandes derrotados de las elecciones regionales francesas. La segunda vuelta confirmó lo que las urnas dijeron una semana antes: que estas elecciones no interesan demasiado a los franceses y que los máximos aspirantes a ocupar el Elíseo el año que viene tienen un poder muy reducido en provincias.
Como en otras ocasiones, los votantes hicieron un cordón sanitario al partido ultra Rassemblement National (antes llamado Frente Nacional) y éste no gobernará ningún consejo regional del país. Donde contaba con mejores perspectivas era en Provenza-Alpes-Costa Azul, pero también allí cedió ante la retirada de los partidos de izquierda y la maniobra cívica del electorado. Renaud Muselier, de Los Republicanos (el partido de centro-derecha e inspiración gaullista fundado por Nicolas Sarkozy), revalidó su cargo de presidente del consejo al obtener el 57,30% de los sufragios.
Especialmente disciplinada fue la ciudad de Marsella, la mayor de la región y que cuenta con una alcalde izquierdista (Benoît Payan). Muselier obtuvo allí más del 63% de los votos. El candidato ultra, Thierry Mariani, ganó la primera vuelta y recibió un correctivo en la segunda. A nivel nacional, Los Republicanos obtuvieron un 38% de los votos frente a la unión de las izquierdas, que sumó un 34,5%. Los ultras sólo consiguieron un 20,5% de apoyos.
Para explicar su derrota, Marine Le Pen habló de “alianzas contra natura” entre los votantes de izquierda y los partidos de la derecha tradicional. En cualquier caso, los comicios volvieron a arrojar un dato de abstención elevadísimo: alrededor de un 66% (sólo un poco mejor que en la primera vuelta, en la que se alcanzó el 66,7%).
Esta indiferencia hacia las elecciones regionales impide hacer un pronóstico de cara a las presidenciales de 2022. Hasta ayer, parecía claro que Le Pen pasaría a la segunda vuelta. Pero el batacazo regional podría afectarle. La líder de Rassemblement National contaba con Provenza-Alpes-Costa Azul como trampolín en su asalto al palacio del Elíseo. Sin embargo, de repente, Xavier Betrand, exministro en los gobiernos de Chirac y Sarkozy y ganador en la región de Hauts-de-France, ha entrado en las quinielas y dificulta las predicciones.
Macron pasa página
Los derrotados, tanto en la primera vuelta de las regionales como en la segunda, apelaban a la “ventaja presidencial” como justificación. En pocas palabras: los regidores salientes tienen más posibilidades de salir reelegidos que los aspirantes de otras candidaturas. Así ha ocurrido, por ejemplo, con Muselier y también con Valérie Pécresse, uno de los valores en alza de Los Republicanos, que revalidó su cargo al frente del consejo de Île-de-France (París y alrededores).
Las elecciones de ayer han evidenciado la debilidad de La República En Marcha, el partido de Emmanuel Macron, a nivel regional. Sus candidatos apenas lograron un 7% de los votos en el conjunto de todo el país. Entretanto, el presidente multiplica sus reuniones con los grandes patrones extranjeros de la industria y las finanzas y prepara una remodelación de su gobierno.
En su visita a Douai, donde se ha planificado la construcción de una megafábrica de baterías eléctricas para automóviles (con capital chino), coincidió con Xavier Bertrand. Macron felicitó al vencedor de las regionales (¿y próximo rival por la presidencia?) y echó balones fuera ante las preguntas de la prensa. Los periodistas le interrogaban por los malos resultados y Macron contestaba con sus proyectos para reducir el paro. Un diálogo de sordos.
¿Y qué pasa con la izquierda?
La izquierda se mostró moderadamente satisfecha tras estas elecciones. En París, la coalición (de socialistas, verdes, insumisos y comunistas) encabezada por el ecologista Julien Bayou sacó un buen resultado (34,6%) comparado con el de la ultraderecha (11,8%) y el del partido de Macron (9,5%). Pero no hizo peligrar la victoria de Pécresse (44,1%).
En cualquier caso, la unión de socialistas y ecologistas en la segunda vuelta dejó algunas buenas noticias para la izquierda: gobernarán Bretaña (Rennes), Nueva Aquitania (Burdeos), Borgoña-Franco Condado (Besançon y Dijon), Centro-Valle de Loira y Occitania (Toulouse y Perpiñán).
Precisamente en Perpiñán tendrá lugar, el próximo fin de semana, el congreso de Rassemblement National. Allí, Marine Le Pen tendrá que elegir si seguir con un perfil bajo y moderado en las formas (que no ha conseguido seducir al electorado en las regionales) o volver a la línea dura del partido, aireando su ideología antiinmigración e islamófoba sin eufemismos. Lo que se decida en Perpiñán marcará su nueva batalla por la presidencia de la República.