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Dossier #LaMarea83 | Las facturas a largo plazo del aire acondicionado

El avance de la crisis climática y la necesidad de ‘pagar’ por la energía como lo que es, un bien de primera necesidad, reabren un debate no resuelto y empeorado ahora por la crisis económica y social derivada de la pandemia. La pobreza energética, tan analizada en invierno, también existe en verano.

Ilustración: Bea Crespo

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Ilustración: Bea Crespo

En ocasiones, la ausencia de datos dice mucho más que si los hubiera. Ocurre con muchas profesiones invisibilizadas, con la economía de cuidados… Y ocurre también con la pobreza energética… en verano. Según denuncian los colectivos que pelean a diario para que la luz o el agua sean gestionados no como mercancías, sino como lo que son o deberían ser, un bien público, las administraciones aún no se han tomado en serio las consecuencias del calor. 

Y no lo han hecho a pesar de dos datos oficiales que sí existen: por un lado, según la Estrategia nacional contra la pobreza energética, el porcentaje de casas que no están acondicionadas para soportar el calor es mayor que el de casas no acondicionadas para el invierno; y, por otro, el año 2020 ha sido el más caluroso en todo el mundo, junto con 2016. Tampoco pinta bien la próxima década, en la que la temperatura puede superar temporalmente en 1,5ºC los niveles preindustriales.

El avance de la crisis climática y la necesidad de pagar por la energía como lo que es, un bien de primera necesidad, reabren un debate no resuelto y empeorado ahora por la crisis económica y social derivada de la pandemia.

Un ejemplo gráfico de lo que puede suponer todo ello lo podemos encontrar en el aire acondicionado, una metáfora de las facturas que estamos pagando ahora, en sentido literal, y de las facturas medioambientales y sanitarias que nos pasará a corto y largo plazo. ¿Cuántas personas viven sin aire acondicionado? ¿Cuánto contamina? ¿Se puede vivir sin él? ¿Qué enfermedades produce el calor? ¿Qué trabajos son los más afectados por las altas temperaturas? 

Y si estás pensando en descansar, en parar y tomarte un respiro, pero no sabes qué libro leerte este verano de tregua pandémica te recomendamos que te dejes llevar, que vayas a la librería directamente y decidas según tus propias impresiones. Y luego, aprovecha para leer las páginas de El Periscopio, en el que reflexionamos sobre la cultura sin prescripciones y sin fecha de caducidad. Tampoco ha sido este un año fácil. El curso, ya sabes, comienza en septiembre. Nos vemos entonces con más fuerza. ¡Feliz verano! (Os dejamos con algunos avances de la revista)

En Internacional, nos vamos hasta Sierra Leona, donde Patricia Simón documenta cómo la industria del mueble chino está dejando sin árboles a este país africano. También viajamos hasta Chile. Aquí analizamos los efectos de la nueva constitución sobre el pueblo mapuche. Y, un siglo después, revisamos el desastre de Annual (o aquello a lo que llamaron desastre).

En este número reflexionamos también sobre el ecofascismo y cómo se entreteje en los nuevos discursos políticos. Además, hacemos un repaso por la política verde y su evolución dentro y fuera de España, en especial, la nueva candidatura alemana.

Y, como siempre, el incordio de Ana Carrasco-Conde, lo mejor del BOE y análisis interesantes de actualidad, como los que firman Javier de Lucas y Azahara Palomeque. ¡Disfruten!

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