Internacional
Macron se estrella en las elecciones regionales
La derecha tradicional francesa resucita en la primera vuelta de unas elecciones regionales marcadas por una altísima abstención: 66%.
Ni ultraliberales ni ultraderechistas. En la primera vuelta de las elecciones regionales en Francia los dos partidos tradicionales (los gaullistas de toda la vida y los socialistas) sacaron los mejores resultados de una convocatoria marcada por la abstención. Según varias estimaciones, entre un 66% y un 68% de las y los votantes decidió mantenerse lejos de los colegios electorales. De los 47,7 millones llamados a las urnas sólo acudieron 15 millones. Dicho de otra manera: dos franceses de cada tres no votaron. Un récord absoluto en la V República, fundada en 1958. La mayoría de los (escasos) votantes, eso sí, se decantó por opciones de derechas.
Si algo ha quedado claro en estas elecciones es que la política francesa está bifurcada. A nivel nacional, los tres partidos que se disputan el poder son La República En Marcha (Emmanuel Macron), Reagrupación Nacional (Marine Le Pen) y La Francia Insumisa (Jean-Luc Mélechon). A nivel regional cambia todo. No basta con salir en la tele. Los partidos con cuadros e implantación territorial (un paciente trabajo político que necesita de décadas para dar resultados) son los que lograron movilizar a su electorado.
Así, un partido acosado por los escándalos y sometido a un perpetuo show en los medios (Los Republicanos; para más señas, el partido de Sarkozy), demostró su músculo en el ámbito regional. Laurent Wauquiez (Auvernia-Ródano-Alpes, o lo que es lo mismo, Lyon), la estrella emergente Valérie Pécresse (Île-de-France: París y alrededores) y Jean Rottner (Gran Este: capital, Estrasburgo) vencieron con claridad. Pero es una victoria con matices: en la región de Gran Este, por ejemplo, la abstención llegó al 70,8%. En Île-de-France, la más poblada del país con casi 12,3 millones de habitantes, el 67,5% optó por no votar. En el partido conservador están eufóricos, pero su triunfo, con los números en la mano, no anticipa nada respecto a las elecciones presidenciales de 2022.
Por su parte, el Partido Socialista, de capa caída desde la gran decepción que provocó el presidente François Hollande en el seno de la izquierda, consiguió ganar en regiones como Nueva Aquitania (Burdeos) y Centro-Valle del Loira (Tours). Y de cara a la segunda vuelta, que se disputará el próximo domingo, las alianzas entre fuerzas de izquierda le pueden ser favorables para sumar algunas regiones más. Su portavoz en la Asamblea Nacional, Olivier Faure no pudo esconder su enorme optimismo: “No estamos condenados a vivir un duelo Macron-Le Pen el año que viene”.
La “gran bofetada” (una metáfora muy usada por los medios en las últimas horas) se la llevó la formación del presidente Macron. La República En Marcha no existe a nivel local. En el resultado total, quedaron los quintos, por detrás incluso de Los Verdes, que se perfilan como un actor fundamental en el futuro. Completamente noqueados, los macronistas reaccionaron afeando el comportamiento electoral de los franceses. “Si gana la abstención, pierde la democracia”, afirmó el primer ministro Jean Castex en su cuenta de Twitter.
Rachida Dati, antigua ministra de Justicia con Sarkozy, tuvo una forma muy peculiar de explicar la debacle regional del macronismo: “En Marcha es el partido de los traidores de izquierda y de los traidores de derecha”. Y, en su línea, fue muy expresiva a la hora de valorar el batacazo del presidente: “El fracaso más grande se ha materializado en Hauts-de-France, donde Emmanuel Macron se ha movilizado personalmente, de donde ha sacado a cinco de sus ministros, con carteras importantes… ¿Y qué le han respondido los franceses? Pues le han dicho: ¡A la calle!”.
Sin nombrarlo, Dati se refería al ministro de Justicia, Eric Dupond-Moretti, a quien Macron colocó como cabeza de lista regional. En su partido creían que era una jugada maestra, se las prometían muy felices y… quedó en cuarto lugar, con el 9% de los votos y sin posibilidad de disputar la segunda vuelta.
Lo cierto es que en los sondeos previos ya se apuntaba la catástrofe macronista: el 33% de los que pensaban ir votar dijeron que lo harían para castigar al presidente de la República. Ese vaticinio sí se cumplió. Con Reagrupación Nacional (el partido ultra antes conocido como Frente Nacional) las encuestas no fueron tan certeras.
¿Cómo funciona la segunda vuelta?
Las regionales son especiales. En la segunda vuelta no se enfrentan sólo los dos partidos más votados, como ocurre en las presidenciales. Si ninguna lista obtiene la mayoría absoluta, todas las candidaturas que hayan alcanzado al menos un 10% de los votos pueden presentarse a la segunda vuelta. Habrá, por tanto, duelos triangulares, alianzas entre candidatos, retiradas estratégicas…
Las encuestas auguraban una victoria del partido de Le Pen en seis de las 13 regiones metropolitanas. Y fallaron estrepitosamente. El partido ultra sólo tendrá la posibilidad de pelear la segunda vuelta en Provenza-Alpes-Costa Azul. En ese feudo sí que ha demostrado tener una fuerte implantación, ya que fue capaz de reunir el 36% de los sufragios. Y ha sido precisamente en esa región donde se han dado las primeras tensiones entre la izquierda. Los Verdes quedaron allí terceros (con un 17%) y desde la dirección nacional han ordenado a su candidato, Jean-Laurent Felizia, que se retire para no favorecer a la ultraderecha. La consigna, como ha ocurrido en otras ocasiones, es apoyar la candidatura conservadora de Los Republicanos. Del mal, el menos. Felizia aún no ha dado un paso atrás, con lo que se arriesga a ser expulsado del partido.
Julien Bayou, secretario general de Los Verdes, cree que no deben disputar esa región pero sí París. A su juicio, una alianza estratégica de toda la izquierda podría desbancar a Valérie Pécresse, quien obtuvo un contundente 36% en la primera vuelta. “Île-de-France es la región en la que se firmaron los Acuerdos de París, en 2015, y donde no se ha hecho nada en materia ecológica desde entonces. Podemos poner a la primera región de Francia en el camino de la transición ecológica”, declaró Bayou. Su partido, con el 12,95%, fue la primera elección entre los votantes de izquierda, por delante de los socialistas (11,07%) y de La Francia Insumisa (10,24%).
Las razones de la abstención
Según un sondeo del instituto Ipsos, el motivo de la altísima abstención estaría en la supuesta irrelevancia que los electores le otorgan a estos comicios regionales. El estudio, a partir de 3.001 entrevistas realizadas hasta el día anterior a la elección, dibujaba un mapa de los motivos de los abstencionistas. Los encuestados tenían que elegir tres razones para no votar. Por este orden, el resultado fue:
- Porque estas elecciones no cambiarán nada en su vida cotidiana
- Por manifestar su descontento hacia la clase política en general
- Porque ninguna lista o ningún candidato les satisface
A estos supuestos, entre las causas de la abstención habría que añadir, obviamente, la COVID-19.
Por edades, los más abstencionistas han sido los jóvenes. Paradójicamente, su incomparecencia fue atronadora: el 87% de los votantes entre 18 y 24 años prefirió dedicar el domingo a otra cosa.
El envío postal de la propaganda electoral, además, no funcionó correctamente. Muchos votantes no la recibieron, lo que se sumó a su desconocimiento de los candidatos en liza. Esta labor fue externalizada y las empresas encargadas de llevar los programas y las papeletas hasta los domicilios (La Poste y Adrexo) tuvieron que hacer frente a multitud de críticas por su deficiente servicio.
Pero para explicar “el gran desinterés” de los franceses y las francesas ante estos comicios se impone, a juicio de muchos analistas, el enfado de la ciudadanía. El movimiento de los chalecos amarillos y la pandemia han coincidido en el tiempo para dificultar un pronóstico sobre cualquier cita electoral. Incluidas las próximas presidenciales.