Crónicas | Política
Equo: 10 años y una escisión
El partido verde con más implantación en España celebra su décimo aniversario en un momento climático decisivo mientras se dibujan nuevas formaciones ecologistas en el horizonte.
Adelanto del reportaje sobre Equo y la nueva ecopolítica española y europea, que aparecerá en #LaMarea83
En Europa existe un nutrido número de partidos verdes ya consolidados y con responsabilidades de gobierno. La realidad española es bien diferente. Aquí, en sus inicios, el ecologismo político era algo muy minoritario y estuvo «fagocitado por el espacio poscomunista», explica Florent Marcellesi, coportavoz de Equo. Pero eso ha cambiado con los años. La ecología ya no es una preocupación exclusiva de un puñado de activistas. Es un movimiento joven y dinámico que influye cada vez más en las decisiones gubernamentales. Equo es su formulación política más exitosa en España y mañana (5 de junio) cumple su décimo aniversario.
Su nacimiento coincidió con el 15M, un momento que marcó «un punto de inflexión, el origen de una conciencia generacional que puso sobre la mesa la necesidad de un cambio», comenta Rosa Martínez, exdiputada del Congreso por Equo. El trabajo sordo y constante, a lo largo de muchos años, de los defensores del medio ambiente encontró en aquella efervescencia, por fin, un terreno en el que germinar. «Si yo decidí dar el paso a la política fue para hacer algo más que acciones simbólicas. Fue para conseguir avances concretos que cambiasen la vida de la gente», explica Juan López de Uralde, histórico exactivista de Greenpeace, fundador de Equo y actual impulsor de un partido verde que se integrará en Unidas Podemos. «El ecologismo en España es secundario», admite, por su parte, Marcellesi. «Tuvimos la oportunidad de resituarlo en pleno 15M, esa especie de segunda transición democrática, cuando renacen Los Verdes a través de Equo y conoce un auge cuando entramos en el Parlamento Europeo».
Aunque lejos de los resultados de otros partidos verdes europeos, Equo celebra haber conseguido «impregnar» de verde a otras candidaturas. «Además, pudimos demostrar qué significaba hacer políticas ecologistas y cómo se transforma el imaginario colectivo: esos años de trabajar como hormiguitas y de influir para poner las bases de un espacio verde ya han encontrado respuesta en la ciudadanía: el 4 de mayo decidió convertirnos en la primera fuerza de la oposición en Madrid», explica María Pastor, coportavoz de Verdes Equo Madrid. El gran éxito de la formación fue, sin duda, el proyecto de Madrid Central, hoy tumbado por los tribunales pero incuestionable «a nivel político y cultural», defiende Marcellesi.
¿Qué votamos cuando votamos a un partido verde?
El programa de Más País-Equo en las últimas elecciones generales (2019) proponía un «Acuerdo Verde» para responder a la emergencia climática. La coalición liderada por Íñigo Errejón apostaba por una Ley de Cambio Climático (que ya ha visto la luz y que se ha quedado corta para la mayoría de las organizaciones por el clima ), y abrazaba conceptos que en muy pocos años han pasado de ser radicales a ser de consenso: el fin de los combustibles fósiles, las energías renovables, el fomento del autoconsumo, el turismo sostenible, la reducción de la jornada laboral, menos aviones, más trenes…
«El gran reto en España es que la apuesta ecologista sea motor de cambio en el modelo productivo, que sustituya las cañas al sol por más industrialización, por repoblación rural y por un cambio de matriz energética y de movilidad», afirma Héctor Tejero, activista climático autor de ¿Qué hacer en caso de incendio? (Capitán Swing, 2019) y diputado de Más Madrid.
Pero la ecopolítica española no ha sido ajena a las tradicionales conductas cainitas de la izquierda. El breve paréntesis de paz vivido en Equo terminó el año pasado. «Cuando en 2019 hay quien plantea que había que romper con Unidas Podemos me pareció un error que venía determinado por intereses regionales, y decidí quedarme con mucha otra gente en esta coalición», defiende Uralde, que proyecta «un espacio rojiverde» como los que existen en Holanda o Dinamarca. «Queremos ser un partido federal, y no creemos en el modelo de ‘en cada sitio, una cosa diferente’, porque los intereses regionales terminan predominando sobre otros estatales».
Para Marcellesi, fiel a Equo, «el llamamiento a la unidad de la izquierda ya no funciona: hay que reconocer que los espacios diferentes se dirigen a electorados distintos». Aunque defiende el modelo transversal por delante del de Uralde, considera que «si este nuevo partido mejora el compromiso verde de Unidas Podemos y del gobierno, bienvenido sea».
Con motivo de su décimo aniversario, Equo celebrará una conferencia política en la que se aprobará una nueva estrategia para ampliar el espacio ecologista. En ella se invita a la «colaboración de todas aquellas fuerzas que consideran que lo verde es transversal y fundamental para las próximas décadas», declaran sus portavoces. Continúan así el trabajo desarrollado durante estos diez años «con la confianza de que la ecología política será la gran esperanza del siglo XXI».
Hola, Samuel.
Hablas de Equo justo cuando sale el partido de López Uralde, Alianza Verde. ¿No crees que es esta la noticia? Gracias.
https://www.elperiodico.com/es/politica/20210610/alianza-verde-nuevo-partido-podemos-uralde-11810770
https://www.publico.es/politica/nace-alianza-verde-partido-ecologista-unidas-impulsado-lopez-uralde.html
En mi opinión López de Uralde es de las personas que sienten la causa, auténtica, personas que escasean; por ello fué detenido y encarcelado unos cuantos meses en Dinamarca al irrumpir a modo de protesta en una cena-homenaje ofrecida por su graciosa majestad danesa a los mandatarios gubernamentales en la cumbre climática mundial del 2009.
A lxs maltratadores del clima homenajes, a lxs defensores los envían a la cárcel.
Que otra cosa se puede esperar de realezas y derechas….
Si las políticas de izquierdas están bien llevadas sin duda que deberían ser rojiverdes y las ecologistas verdirojas.
Frente a la continua degradación ambiental y el incremento de las desigualdades, Rebelión por el Clima anuncia que #SubeLaMareaPorElClima en varios puntos de todo el Estado durante los meses de junio y julio.
Una marea que comienza con las movilizaciones en Andalucía y Mallorca el próximo día 5 de junio Día Mundial del Medio Ambiente.
El decretazo de la Junta de Andalucía o una mala política de transporte ferroviario en Mallorca, son razones suficientes para salir a las calles.
El tiempo de actuar se agota, la emergencia ecológica y social actual despierta la conciencia de que el decrecimiento energético y material ya no es una opción, sino una realidad ineludible. Lo que está en juego es el modo en el que se decrecerá, si se hará de una manera democrática y justa o de un modo autoritario e injusto. Más allá de los cuentos de hadas de crecimiento «verde», las sociedades contemporáneas empiezan a decrecer por la vía neoliberal, mediante la privatización y el debilitamiento de los servicios públicos y a través de un racionamiento de los bienes y servicios básicos mediante los mecanismos de mercado.
Los gobiernos de todo el mundo están poniendo en marcha planes de recuperación a la medida del sector privado, invirtiendo los recursos públicos en rescatar a las grandes corporaciones industriales insostenibles bajo la falsa promesa de futuros crecimientos «verdes», en vez de destinarlos al bienestar de las mayorías sociales y el planeta, transformando la economía de un modo más justo y ordenado. En nombre del desarrollo sostenible, los gobiernos han priorizado la recuperación y la resiliencia de las grandes empresas, a costa de vulnerar aún más a la ciudadanía y sus territorios. En palabras de RxC, «no vamos a permitir que se sigan anteponiendo sus beneficios a nuestro futuro». Añaden que «continuaremos nuestra lucha hasta cumplir con la ciencia y la defensa de la dignidad de todas las personas. Una lucha que mantenemos en las calles, pero también en los tribunales, donde los litigios climáticos o las sentencias contra los culpables como Shell nos muestran lo lejos que seguimos de anteponer el bien de la mayoría frente al privilegio de las empresas»….
Que enmedio de una votación en la que se iba a decidir con qué opción tomábamos partido, salir ante los medios diciendo que él (en aquel momento portavoz y referente) se quedaba con UP, no fue muy honesto y mucho menos democrático que digamos. Eso terminó de decidir a quienes no lo tenían claro.Ya se sabe: cuando fuerzas las cosas hacia un fin, produces lo contrario.
En cualquier caso, habrá ocasión de encuentros cada cual desde su mirada. En los tiempos que corren, no sobra nadie en la brega por la justicia social y las políticas verdes..
Si lo mejor que tiene Equo es una Inés Sabanés, vividora de la política, apañados están. Este Florent Marcellesi es un puto crack, formado, con idiomas, experiencia en gestión europea, pero el pobre hombre sigue ahí a la sombra de todos esos dinosaurios y traidores de la izquierda, que han sacado unos buenos resultados en Madrid, quizás todavía viviendo de las rentas que les proporcionó gente como Sánchez Mato, concejal de Izquierda Unida. Si a los hechos nos remitimos, estos ineptos de Equo hicieron mal Madrid Central, desde la gestión hasta el momento de implementarlo. Y lo peor fue que no hicieron nada con la periferia (¿recuerdan Valdemingómez o cómo inundaron el Manzanares en pleno periodo de cría?) salvo unos regalitos a bancos y demás especuladores en forma de operación Castellana o Canalejas. Equo es un proyecto acabado que sigue porque no hay una alternativa organizada de ambientalistas y ecologistas. Es un espacio que sobrevive de milagro y por la publicidad de medios claramente agresivos con lo que supongan valores de izquierda. Equo es el ejemplo de que la guerra cultural la va ganando la derecha. Yo vivo en Parla y sé qué hizo la concejala de Equo en la anterior legislatura: NADA. Pues la tía ahí sigue, pidiendo el voto. Eso es Equo. Basura reciclable.
«Decidí quedarme con mucha otra gente»? Lo dice de veras? Pues no es la sensación que dio, en pocas palabras, de quedarse más solo que la una. Eso sí, con un puestecito de diputado.