Sociedad

COVID-19: Más de un millón de muertes en el mundo desde que los líderes del G7 renunciaron a liberar las patentes de las vacunas

Estados Unidos es el único país del G7 que apoya la liberación de las patentes de las vacunas. Mientras, mueren 8 personas cada minuto en el mundo por COVID-19.

Imagen de vacunas contra la COVID-1 tomada por Daniel Schludi en 2020.

Han pasado casi cuatro meses desde la última reunión del G7, en febrero de 2021. Desde entonces, las cifras de muertes por COVID-19 han ascendido a más de un millón de fallecidos en el mundo. O lo que es lo mismo: 8 personas por minuto, según datos de Our World in Data.

En aquel encuentro, los y las dirigentes de estos países manifestaron su compromiso de incrementar el suministro mundial de vacunas. Sin embargo, fue una promesa imprecisa, sin fechas ni acciones concretas. La reunión terminó sin el respaldo unánime a la exención de las normas de propiedad intelectual que protegen las vacunas contra el coronavirus. Tampoco se aprobó la inversión para producir vacunas en los países en desarrollo, una medida que podría marcar la diferencia.

Coincidiendo con la reunión de los ministros y ministras de Sanidad del G7, que se celebra este jueves, 3 de junio, previa a la próxima cumbre de líderes del G7, la Alianza People’s Vaccine, de la que forma parte Oxfam Intermón –junto a Health Justice Initiative y ONUSIDA–, insta al G7 a adoptar medidas urgentes para acabar con la enorme brecha de vacunación entre sus países y las regiones más pobres.

«Puede que los miembros del G7 tengan las vacunas que necesitan, pero prácticamente todo el resto del mundo no, y estas personas están pagando la protección de las patentes con su vida».

Iñigo Macías, responsable de investigaciones de Oxfam Intermón

Los ritmos de vacunación: países pobres frente a países ricos

Como dato, la Alianza ha publicado nuevas estimaciones sobre la vacunación y la salud de la población en función de dónde reside. Las personas que viven en países del G7 tienen 77 veces más posibilidades de recibir una vacuna que las que viven en países más pobres. En conjunto, los países del G7 podrían tener a toda su población vacunada en enero de 2022 si siguen con el actual ritmo de vacunación. Por el contrario, los países de renta baja necesitarán 57 años para alcanzar el mismo nivel de protección.

Iñigo Macías, responsable de investigaciones de Oxfam Intermón, señala que “resulta obsceno que el Reino Unido, Alemania y otros países ricos con capacidad para vacunar a su población impidan a los países pobres producir las dosis de vacunas que necesitan para salvar vidas”. Y añade: “Puede que los miembros del G7 tengan las vacunas que necesitan, pero prácticamente todo el resto del mundo no, y estas personas están pagando la protección de las patentes con su vida».

De los países del G7, tan solo Estados Unidos apoya la propuesta presentada en la OMC para suspender los derechos de propiedad intelectual de las vacunas. El Reino Unido y Alemania se oponen, mientras que Canadá, Francia, Japón e Italia hacen oídos sordos a la iniciativa. Esto se contrapone a la opinión pública, que se muestra mayoritariamente favorable a liberar las patentes. En una encuesta de opinión realizada por la Alianza People’s Vaccine, 7 de cada 10 personas de los países del G7 creen que sus gobiernos deberían obligar a las grandes farmacéuticas a compartir sus conocimientos sobre las vacunas contra la COVID-19.

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Comentarios
  1. Merkel y BioNtech, una de las grandes empresas farmacéuticas alemanas, están bloqueando un acuerdo internacional para liberar las patentes de las vacunas contra la COVID-19. Esta semana tendrá lugar una reunión clave.
    Invierno de 2019. Un par de investigadores comparte el desayuno. Özlem Türeci y Ugur ?ahin, directora médica y director ejecutivo de la empresa emergente BioNTech, quieren desarrollar una vacuna contra un nuevo virus. Están convencidos de que estamos a punto de enfrentarnos a una pandemia. Así es como empieza la historia de una de las primeras vacunas contra la COVID-19.
    Para Sahin, crear una vacuna a la que pudiera tener acceso toda la población era un «proyecto por la humanidad». Poco después, las acciones de BioNtech se dispararon a causa de la pandemia y Sahin se hizo multimillonario.
    A día de hoy, su proyecto por la humanidad solo ayuda a una parte de ella. Mientras la COVID-19 asola países como India y Nepal con la aparición de nuevas variantes, ?ahin hace todo lo posible por proteger los beneficios de BioNtech. Ha ayudado a convencer a la canciller alemana, Angela Merkel, de bloquear un acuerdo internacional para liberar las patentes de las vacunas contra la COVID-19.
    Esta semana, Merkel se reunirá con algunas de las figuras clave que tomarán una decisión.
    ESCRIBE A MERKEL Y AL CEO DE BIONTECH
    https://act.wemove.eu/campaigns/la-vacuna-debe-ser-un-bien-publico?action=mail&utm_source=civimail-37978&utm_medium=email&utm_campaign=20210609_ES

  2. Sería maravilloso que hubiera vacunas para todos. El problema es que los laboratorios privados se negarían a desarrollar más.

    En la próxima pandemia, el desarrollo de las vacunas estaría en manos de gente como Donald Trump o Pablo Iglesias. Todos sabemos qué vendría a continuación.

    Es una pena que los estados, con muchísimos más recursos que las empresas privadas, sean, a la vez, mucho más ineficientes. También es inevitable, el dinero que recaudan las empresas se invierte en las propias empresas. El dinero que recaudan los estados se invierte en financiar partidos políticos.

    Los ejemplos son incontables. Una empresa privada podría arreglar una rotonda en pocas horas, con pocos cientos de euros como gasto. Al ser gestionado por el estado, esa rotonda permanece en obras durante años. El gasto alcanza las siete cifras. Por no hablar de los atascos y contaminación resultantes.

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