Sociedad
Los futuros MIR, sobre el nuevo sistema de adjudicación de plazas: “Ha sido la gota que ha colmado el vaso”
Los aspirantes a residentes lamentan que el nuevo sistema de adjudicación de las plazas no permita elegir a tiempo real y denuncian que las hay que quedarán vacías ante las previsibles renuncias.
Este artículo sobre los MIR ha sido publicado originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerlo en catalán aquí.
ÉLIA PONS | Hace unas semanas, el Ministerio de Sanidad anunciaba un cambio en el sistema de adjudicación de plazas MIR -y del resto de plazas de Formación Sanitaria Especializada (FSE)-, pasando a proponer un único acto de adjudicación, tras la recogida de peticiones de todos los aspirantes de forma telemática y sin posibilidad de cambios. Sanidad aseguraba que el nuevo sistema supondría más «agilidad, seguridad y transparencia». Los aspirantes, sin embargo, denuncian que este sistema no es garantista ni justo.
«El principal problema es que no es en tiempo real. Antes tenías un día y una hora asignada para elegir plaza, por lo que hasta el último segundo sabías qué plazas quedaban, por lo que podías ir cambiando tus preferencias; era como una cuenta atrás», explica Anna Aguilar, una de las aspirantes a MIR. «Pero el nuevo sistema es un desastre. No tiene garantías, no es justo ni transparente», denuncia. Aguilar explica que el hecho de que no sea un proceso público, donde se anuncia en voz alta la plaza que se desea, favorece que se produzcan irregularidades en el proceso. «Si se producen chanchullos, no habrá manera de demostrarlo», dice.
«Nos da la sensación de que, con la excusa de la pandemia, quieren instaurar este sistema para siempre. Si realmente se hiciera bien, no sería necesario que la elección de plaza fuera presencial. Lo que queremos simplemente es que sea a tiempo real, como siempre. No elegir a ciegas», enfatiza Andrea Arango, otra aspirante.
Ante estas denuncias, la plataforma FSE Unida, que engloba a más de 15.000 aspirantes a una de las plazas de Formación Sanitaria Especializada en el Sistema Nacional de Salud, convocó el pasado 25 de mayo una manifestación ante el Ministerio de Sanidad para denunciar «el abuso de autoridad y la vulneración de todos los derechos de los casi 30.000 aspirantes». «Fui a la manifestación por mí, pero también para el resto de opositores. Pensamos en el futuro y tememos que el sistema se quede así», explica Anna.
La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) ha convocado otra manifestación para el próximo 8 de junio y una posterior concentración de duración ilimitada frente al Ministerio de Sanidad para protestar por la situación de los afectados por el proceso de elección de plazas MIR. Tras mantener una reunión el pasado el lunes con representantes del Ministerio de Sanidad, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos explica en un comunicado que el Ministerio mantiene «una inflexibilidad que impide avanzar en la búsqueda de una solución satisfactoria, aferrados a un modelo telemático impuesto unilateralmente».
Según explican desde la CESM, los responsables ministeriales se limitaron a tomar nota de los errores detectados en la herramienta informática para la elección de plazas con el objetivo de mejorar el sistema, ya que en los primeros días de plazo para los titulados en Medicina resultó inoperativo en muchos casos.
Errores en el sistema y plazas desiertas
Hace apenas una semana que los futuros MIR pueden hacer la elección de plazas, en un proceso que se alargará, en principio, hasta el 16 de junio, ya que el día 17 se prevé hacer la adjudicación de plazas. Sin embargo, desde el primer día, la aplicación habilitada por el Ministerio de Sanidad ha experimentado multitud de errores. «Las especialidades no se cargan, la web se cuelga todo el tiempo, no te deja seleccionar más de una especialidad en más de una comunidad autónoma… el programa permite hacer borradores, pero hay personas que todavía no han podido hacer ni una solicitud debido a los errores del sistema», comenta Patricia Díaz, otra aspirante. Incluso, hubo un día que la web estuvo completamente inoperativa, porque, según se anunciaba, se estaban realizando tareas de mantenimiento. Muchos aspirantes han enviado correos electrónicos masivos al Ministerio y han llamado al teléfono de incidencias pero, de momento, no han obtenido ninguna respuesta satisfactoria.
Otra de las denuncias de los titulados en Medicina es que con este sistema telemático habrá plazas que quedarán vacías ante las previsibles renuncias de plazas que luego no serán adjudicadas. «El año pasado, con las plazas que quedaron liberadas porque habían sido rechazadas, pudo escoger plaza hasta la persona que tenía el número 10.000 en el MIR. Este año no será así, y habrá más gente que se quedará sin plaza», señala Patricia. El hecho de que no haya una repesca, dice Anna, hará que falten profesionales trabajando. «No nos afecta sólo a nosotros, sino al conjunto del sistema, porque se pueden llegar a perder unas 2.000 plazas».
Según el calendario previsto por el Ministerio, la incorporación a la plaza adjudicada será entre los días 29 y 30 de junio, es decir, dos semanas después de la adjudicación de plazas. «Esto implica que si te acaba tocando plaza a otra comunidad autónoma, tienes dos semanas para buscar piso, hacer la mudanza, colegiarte… es empezar de forma muy desilusionante. Hemos estudiado Medicina por vocación y somos los primeros que nos queremos incorporar de la forma más rápida posible, pero con garantías. Los políticos se llenan la boca diciendo que es un sistema seguro y eficaz, pero ninguno de ellos ha hecho el MIR ni sabe lo que hemos pasado», enfatiza Patricia.
Fin de curso en pandemia
Hace apenas un año, Anna, Patricia y Andrea explicaban en Catalunya Plural como habían sido sus últimos meses de la carrera de Medicina. En medio de una pandemia mundial, haciendo las últimas asignaturas de una dura carrera de seis años, comenzaron a trabajar en diferentes centros para ayudar a luchar contra la Covid-19.
En el caso de Anna, estuvo trabajando en un hotel salud vinculado al Hospital Clínic de Barcelona que se habilitó en la Plaza España, que acogía pacientes leves que no requerían intubación ni respiración mecánica. Allí hacía tareas de apoyo al equipo de médicos, sin tener contacto directo con los pacientes. «Pasábamos visita telefónica a los pacientes y decidíamos qué pacientes se debían visitar presencialmente y cuáles podían esperar. También informábamos a los familiares del estado de salud de los pacientes, redactábamos informes, mirábamos las analíticas o pedíamos radiografías», dice.
Patricia, en cambio, sí tuvo un contacto más directo con los pacientes. En su caso, estuvo trabajando en un hotel salud de Badalona vinculado al Hospital Germans Trias i Pujol. «Eran pacientes leves que venían del Hospital para terminar de hacer el aislamiento, o bien personas con una situación socioeconómica complicada que no podían hacer correctamente el aislamiento en su casa, porque vivían con mucha gente», explica. «Pasábamos visita telefónica y, cuando era necesario, visitábamos los pacientes para ajustar el tratamiento o hacer otras tareas de apoyo», añade.
Por su parte, Andrea estuvo haciendo tareas de apoyo en la UCI del Hospital Clínic. «Los estudiantes de último curso hacíamos soporte telemático, escribíamos cursos, llenábamos los datos de los pacientes, hacíamos peticiones de analíticas y, a veces, hablábamos con los familiares por teléfono», señala.
Las tres explican que el hecho de terminar la carrera de esta manera resultó extraño. «No pudimos hacer el viaje de fin de carrera ni nos pudimos graduar. Con la situación de incertidumbre que vivíamos, se nos olvidaba un poco, pero ahora, mirándolo con perspectiva, duele haber terminado el curso así», explica Andrea.
Falta de comunicación desde el inicio
Pocos días después de hacer el último examen, a finales de junio, los estudiantes de Medicina empezaron en la academia de preparación del examen MIR. Las aspirantes entrevistadas explican que, por parte del Ministerio de Sanidad, hubo una falta de comunicación desde el inicio. «Desde el principio no nos han tratado nada bien. El tema de la adjudicación de plazas ha sido la gota que ha colmado el vaso, después de varios meses de desinformación», denuncia Anna.
«Los meses de estudio fueron duros. Hasta noviembre no nos dijeron cuando sería el examen. Empiezas desmotivada, porque estás estudiando para un examen que no sabes ni cuando lo harás. Haber anunciado la fecha antes hubiera sido de gran ayuda, porque es muy diferente como encaras el estudio sabiendo cuando vas a hacer el examen», sostiene Andrea. «Yo lo pasé francamente mal», explica Patricia. «Había días que tenías dolor de cabeza de tanto estudiar y que no querías ni hablar con nadie».
Las tres entrevistadas coinciden en que la pandemia, dejando de lado todas sus consecuencias, les ha jugado a favor en el estudio. «Para mí ha sido el mejor año para preparar una oposición», dice Anna. «Con las medidas restrictivas, no se podían hacer demasiadas actividades y, por tanto, no se me hacía tan duro psicológicamente encerrarme en casa a estudiar, porque todo el mundo estaba igual. No tenía tantos estímulos externos».
La hora de la elección
Anna, Patricia y Andrea tienen muy claro qué especialidades quieren hacer, y el hecho de tener una buena posición en el examen MIR las tranquiliza, porque seguramente podrán obtener la plaza que quieren y quedarse en la provincia de Barcelona.
Anna quiere hacer Medicina Interna. «Durante la carrera quería hacer cardiología, porque de las especialidades médicas era la que más me gustaba. Pero al pasar por oncología, hematología y otras especialidades, vi que me gustaba mucho, en general, la Medicina. Me gusta mucho la parte de urgencias y, como en España no existe esa especialidad, la mejor manera de acceder es haciendo Medicina Interna. Después ya puedo hacer un máster si me quiero especializar más», explica.
Patricia, por su parte, quiere hacer Ginecología y Obstetricia. «Ginecología me llamó mucho la atención a lo largo de la carrera. Lo que me tira un poco atrás es la parte de cirugía, pero supongo que es cuestión de práctica. El problema es que en la universidad no nos forman en cirugía, las prácticas son muy médicas. Vas a quirófano de vez en cuando y miras lo que puedes a través de la cámara, pero poco más», comenta. Patricia explica que le llama mucho la atención la parte de neoplasia de mama y la cirugía de cáncer de mama, así como todo el tema de la violencia obstétrica. «Creo que hay una carencia muy importante en este aspecto. A veces, a las mujeres se las infantiliza durante el proceso de embarazo y el parto y, a pesar de que no pueda cambiar el mundo, me gustaría atenderlas lo mejor posible», señala. Teme, sin embargo, por el hecho que las plazas de Ginecología en Barcelona acaban muy pronto. Como segunda opción, se plantea hacer pediatría.
Finalmente, Andrea quiere hacer Anestesiología en el Hospital Vall d’Hebron o en el Hospital de Bellvitge. «Estoy ilusionada. Me hubiera gustado tener un proceso de elección de plazas normal y con garantías, pero tengo ganas de empezar a trabajar», dice.