Cultura
Los 10 mandamientos de Javier Sádaba
‘Aforismos del desencanto’ reúne las máximas que el filósofo vasco ha recopilado a lo largo de los años. Un ejercicio de humor reflexivo ilustrado con obras de la artista Ana María Vacas.
Hay muchas lecturas del filósofo Javier Sádaba (Portugalete, 1940) en estos Aforismos del desencanto (Almuzara, 2021): la del libertario, la del moralista, la del contador de chistes, la del rojo (la prefiere al remilgado “ser de izquierdas”), la del de Bilbao que nace donde quiere, la del amante de la música y el canto…
Entre ellas, también hay una que permite entresacar diez mandamientos, diez consejos que –bajo la forma de aforismo– el filósofo y teólogo lanza de la forma más directa, interpelando en segunda persona al posible lector o lectora, por si se quiere reunir con él en el estudio de eso que llaman ‘la vida buena’.
Esa es la lectura que aquí se reseña y que no se ha elegido de forma gratuita. En bastantes ocasiones, Javier Sádaba ha repetido (y dejó constancia escrita de ello en sus Memorias desvergonzadas) lo orgulloso que está de una de las partes menos conocidas de su currículo: el diploma que lo acredita como campeón de catecismo de Portugalete que fue con seis años.
Posteriormente también ha escrito sobre su vida de seminarista en Comillas y presume de titulación en Teología en Roma. Si le preguntan de qué se siente satisfecho a la hora de evaluar su trayectoria, dirá que de aportar algo nuevo a la filosofía de la religión y siempre recomendará saber más, interesarse y conocer más de las religiones. También es posible que, entrados en conversación, te pregunte de qué religión eres como quien pregunta si eres del Athletic, del Barça o del otro Atleti porque hay muchos clubes en el fútbol del mundo y también hay muchas, muchísimas religiones y a cada uno le parece que su equipo o su religión es, sin duda, el mejor y la mejor. Esto siempre conviene recordarlo para comprender la importancia (y la presión) del contexto y la cultura a la hora de sostener que la religión de cada uno es ‘la buena’ o ‘la verdadera’.
Teniendo en cuenta todo esto sorprende menos que en estos Aforismos del desencanto se incluyan diez (y más) que pueden ser tomados como recomendaciones, consejos o, por qué no, mandamientos, si uno se quiere poner grave o, simplemente, sabe reírse de uno mismo. Algo que Sádaba también recomienda y recuerda en otra de sus máximas: “Quien no se ríe de sí mismo no sabrá reírse de los demás”. Con ese espíritu y sin olvidar al del catedrático de Ética que también habita en él, se presentan los 10 mandamientos de Javier Sádaba:
- Dime con quien no andas y te diré quien eres.
- Si esperas poco, ganarás mucho.
- No discutas con uno que no va a cambiar nunca de opinión. Perderás el tiempo, la paciencia, la energía y hasta el dinero.
- El tono puede herirnos más que la palabra. No lo elevemos mucho.
- Si alguien te dice que en el fondo es anarquista no te fíes. Espera a que lo sea en la forma.
- Que el amigo sepa lo que le quieres.
- Que el enemigo no sepa lo bien que puedes llegar a pensar de él.
- ‘Ama y haz lo que quieras’, escribió Agustín de Hipona. Un amigo lo corrigió y escribió: ‘Ama y haz lo que puedas’.
- No preguntes demasiado ni quieras saber mucho de nadie. Te convertirás en un pesado. Y de los pesados se huya como de la peste.
- No dejes ni para hoy ni para mañana lo que nunca podrás hacer.
Uno más se añade a estos 10 mandamientos improvisados. Uno en el que el filósofo cambia de tú, de interlocutor, y se dirige a uno muy especial: “Dios mío, ¿por qué no has abandonado?”.
Hablando de tú a tú, este libro también es un diálogo de la palabra y el arte, pues los aforismos de Javier Sádaba se acompasan con las obras de Ana María Vacas. Doctora en Ciencias Biológicas por la UCM, Vacas ha compaginado su trayectoria artística con la docencia y la investigación. Sus obras puntean los capítulos que organizan temáticamente los aforismos y aportan una cesura, una pausa para tomar aliento y que la lectura no sea un atracón, sino un placer accesible por más sentidos. De alguna manera, los recogen, les dan calor –color no y se echa de menos en esta edición en blanco y negro– y le hacen buena compañía. Como dice uno de los aforismos: “Solo hay una cosa mejor que estar solo. Estar bien acompañado”.
Hasta el 15 de junio se puede ver la obra de Ana María Vacas junto a los aforismos de Javier Sádaba en ‘Filosofart’, en el Café Manuela de Madrid.
Construyendo un mundo más justo y sabio: EDUCAR EN VALORES, ENSEÑADME FILOSOFIA, ENSEÑADME A PENSAR POR MI MISMA, si alguien tiene inquietudes religiosas que las practique en el ámbito privado. Religión en los templos, no en las aulas.
El cura de mi pueblo, misa y rosario obligados, mientras nos enseñaba el catecismo metía mano debajo de las faldas de la alumna más desarrollada Mira si tenían poder que ni siquiera se molestaban en disimularlo.
LA IGLESIA CATOLICA IMPLICADA EN LOS CRIMENES FRANQUISTAS. (Tulio Riomesta)
ESPECIAL INQUINA A LOS MAESTROS REPUBLICANOS PORQUE «ENSEÑABAN A PENSAR POR SI MISMOS» A SUS ALUMNOS.
La iglesia temía más a los maestr@s republicanos laicos que a los milician@s que arrojaban bombas.
Muchos curas emitieron informes sobre los maestros que se inclinaron hacia una educación laica y libre. “El párroco de Calamocha (Teruel), informó sobre un maestro de Badalona como «fusilable»”. El cura de Nierva (Segovia) escribió sobre el maestro Mariano Domínguez, asesinado en agosto de 1936: “Nunca cumplió con sus deberes cristianos, poseía ideas avanzadas en la escuela antirreligiosa y antipatriótica en grado supremo”.
Desde el 14 de abril de 1931 la Iglesia Católica se manifestó hostil a la II República Española. Cardenal Segura: “Que la ira de Dios caiga sobre España, si la República persevera”. El obispo de León pidió la unión de los católicos contra el «laicismo judío-masónico-soviético». El arzobispo de Zaragoza legitimaba la violencia franquista: “En beneficio del orden, la patria y la religión”. Obispo Múgica: “Para España la mejor de las Repúblicas siempre será peor que la peor monarquía”.
Los obispos llamaban a los asesinos a intensificar la matanza. Muchos curas participaron en la ‘caza del rojo’, dando falso testimonio en consejos de guerra, alentando desde púlpitos y radio a cometer barbaridades, elaborando informes como una ‘policía político-social’.
El cura Isidro Lombas Méndez participó en la represión en Badajoz elaborando las listas de quienes había que llevar a la Plaza de Toros para ejecutar, bajo la presencia de respetables y ‘piadosas’ damas, jovencitos de San Luis, eclesiásticos, virtuosos frailes y monjas de alba-toca.
Con las listas del cura Juan Tusquets fueron detenidos más de 300 masones, la mayoría de ellos posteriormente asesinados.
Tras la entrada en el pueblo de los franquistas, el cura de Rociana, Huelva, Eduardo Martínez clamaba desde el balcón del ayuntamiento: ¡Guerra contra ellos (contra los republcanos) hasta que no quede ni la última raíz! porque los 200 que ya habían asesinado le parecían pocos.
Antonio Añoveros, después obispo de Bilbao, estuvo presente en la matanza de las Bardenas.
En Euskadi muchos religiosos delataron a sus propios compañeros que consideraban nacionalistas.
El cura de Pamplona Fermín Izurdiaga, fundador de “Arriba España” y de “Jerarquía, revista negra de la Falange” animaba así: “Tienes obligación de perseguir al judaísmo, a la masonería, al marxismo y al separatismo. Destruye y quema sus periódicos, sus libros, sus revistas, sus propagandas. ¡Por Dios y por la Patria!”.
El sádico jesuita Vendrell, párroco de la cárcel de Alicante, que llevaba un crucifijo del nueve largo bajo la sotana, les decía a los que iban a ser fusilados “No tened miedo porque los moritos tienen buena puntería”. El coadjutor de la parroquia de La Concepción (Huelva), Luis Calderón Tejero realizó un fichero de “rojos” que, después de la guerra, se convirtió en «información cualificada» del Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo”.
El jesuita EIoy Montero decía que “Los católicos no debemos oponernos al fascismo, sino recibirlo con amor”. Otro ilustre jesuita, Constantino Bayle, afirmaba que «el Alzamiento Nacional, el Gobierno de Franco, toda la España cristiana eran fascistas».
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Mauri Rodriguez-Gaztaminza familiar de los maestros asesinados en la sima de Otsoportillo, denunciados por la iglesia, el 9 de agosto de 1936. Oroimen historikoa berreskurtazeko
https://www.youtube.com/watch?v=MQLk4A1ArUU&list=PLV_f2W4Xtz46raoMu2CYL72QQ0n9t9JVm&index=2