Cultura

Baiuca: “Cantando en gallego te puede ir bien sin tener que recurrir al castellano o al inglés”

Mística, naturaleza, música electrónica y folclore se dan la mano en 'Embruxo', un disco en el que cuenta con la colaboración estelar de Rodrigo Cuevas.

Alejandro Guillán, el músico detrás de Baiuca. ADRIÁN CANOURA/RASO ESTUDIO

Alejandro Guillán (Catoira, Pontevedra, 1990) habla transmitiendo la tranquilidad del trabajo bien hecho. Su segundo disco bajo el nombre de Baiuca, Embruxo (Raso Estudio, 2021), es desde luego para sentirse así. Diez temas engarzados de manera natural y con varios denominadores comunes. Un manto de sonido más orgánico lo impregna todo, fruto de haber compuesto codo a codo con las percusiones de piel de Xosé Lois Romero y las voces de Alejandra y Andrea Montero de Lilaina, además de la aportación del asturiano Rodrigo Cuevas. Textos de escritores como Manuel Curros Enríquez o Luis Amado Carballo y una investigación en los archivos del Museo do Pobo Galego han facilitado el acopio de un universo en el que la mística y la naturaleza más terrenal se dan la mano, así como las labores de las lavandeiras, las herbas de San Xoán o el diaño, trasgo maléfico de la mitología gallega. El resultado es una brujería sonora que además mantiene un cuerpo nada disperso.

¿Hay un paso adelante desde tu debut Solpor (Raso Estudio, 2018)? ¿Cuál sería, concretamente?

Para mí hay un paso adelante en el sonido. Solpor estaba muy basado en el sampler a nivel compositivo y aquí en cambio quería grabar percusiones tradicionales en el estudio con Xosé Lois Romero, uno de los mejores de toda Galicia. Quería hacer una parte más orgánica que electrónica. Y luego está el hecho de haber trabajado con Lilaina, a quienes admiro, de haber podido trabajar canciones juntos desde un principio, sin depender tanto del sampler.

Lo compusiste durante la cuarentena. ¿Cuánto hay de ella o qué quizá no estaría en el disco en circunstancias normales?

No cambió nada, esa fue una de las cosas que tenía claras. Ya en navidades de 2019 sabía que el disco lo tenía que hacer hacia marzo de 2020, que era cuando me iba a quedar más liberado de la gira. Llegado el momento, no quería que la situación histórica que había fuera me influenciara a la hora de hacer un disco que quería que fuera atemporal.

Los instrumentos tradicionales de percusión, principalmente de piel, como pandeiros, tambores, pandeiras o bombos son elementos protagonistas del álbum, dándole un sonido más orgánico.

Aquí tenía un reto, que era usar todos esos instrumentos de piel con su caja de resonancia para que los golpes que generan notas creasen ya una armonía y no tener que depender de nada más. El reto era intentar no depender de más instrumentos melódicos o armónicos y que ese peso lo llevara la percusión. De hecho en temas como Diaño o la primera parte de Conxuro no hay más que voces y percusión.

Las voces son las de Lilaina, que también llevan tiempo acompañándote en directo, y Rodrigo Cuevas.

Alejandra y Andrea, que tocan conmigo en directo, están acreditadas también como compositoras de algunos temas porque parte de las melodías que elegimos para el disco formaban parte de su repertorio. Canciones que ellas habían aprendido y también recogido en sus viajes por aldeas gallegas a través de grabaciones de señoras. Yo nunca había trabajado en composición con ellas y era algo que tenía pendiente de hacer. Con Rodrigo fue algo muy natural, era la única canción que yo quería que estuviera cantada por una voz masculina. Él encajaba perfectamente ahí. Y ya estaba medio hablado lo de poder trabajar juntos en algún momento.

Háblame de la inspiración de las letras. Son coplas populares sin autor, o del mundo rural, de mujeres labradoras. Pero también hay adaptaciones de escritores como Curros Enríquez, Luis Amado Carballo o Rosalía de Castro.

Sí, esto ha ido más hacia un concepto concreto. Ahora me parecía interesante trabajar con melodías tradicionales y con coplas. De estas, muchas tienen una métrica que se pueden usar para prácticamente cualquier melodía. También era mezclar eso con poetas gallegos de finales del XIX o principios del XX, y hacer un puzle para lograr que todas las coplas tuvieran relación con el concepto de la cultura espiritual.

¿Estar viviendo fuera de Galicia influye, exacerba la melancolía?

Sí, eso es importante. Al final es lo que llamamos la morriña gallega. Fue algo muy inspirador en el primer disco, que pensé y compuse en Madrid. En cambio, con este, aunque lo compuse en estudio en Barcelona principalmente, las relaciones con Xosé Lois, con Adrián [Canoura, director de los clips de Baiuca] o con Lilaina estaban todas en Galicia, y por trabajo estoy mucho más allí. Antes de la pandemia también. En este disco creo que Galicia está presente de una forma mucho más física, más que a la distancia.

¿La reivindicación de raíces es en parte una respuesta a la homogeneización que se impone en grandes ciudades?

Inicialmente sí que ha habido una necesidad de mostrar a los demás cuál era la cultura en la que crecí y de donde vengo. Hoy día siento que la cultura gallega es con la que me identifico y la que uso para expresarme y para componer. Me gustaría reivindicar las culturas del norte de la península, a las que a veces no se les ha puesto tanto ojo como a otras.

¿Te alerta la posibilidad de ser considerado una rareza, algo exótico en este sentido?

Si eso pasa es porque estoy mostrando una cultura ajena a otras. Al final lo que yo hago no es música solo para gallegos.

Además de lengua o cultura, has reivindicado la figura de Castelao. ¿Te sientes cómodo con la etiqueta de un nuevo galleguismo?

Políticamente creo que este proyecto no expresa nada definido. Hay una reivindicación de la cultura y la música gallega, de los elementos que forman parte de su identidad como pueblo. Que mi música pueda ayudar a crear país es algo que no me disgusta. Me sentiría orgulloso si la gente considera que lo que hago está ayudando a visibilizar esta cultura y a acercarse a su tradición. Me interesa que otros proyectos se den cuenta de que cantando en gallego o en otra lengua te puede ir bien sin tener que recurrir a cantar en castellano o en inglés. Ahora mismo la lengua gallega necesita de un impulso porque la situación es cada vez peor.

Además de Tanxugueiras, ¿qué más nos estamos perdiendo desde fuera de Galicia?

Aparte de Aliboria está Néboa, que es un proyecto que me gusta mucho. Y es interesante el trabajo que están haciendo dos chavales de Santiago, Verto, y su acercamiento a nuevas tendencias pero en gallego, que está funcionando muy bien.

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