Sociedad
Lo que está haciendo la COVID por las otras vacunas
El desarrollo de vacunas contra la COVID ha impulsado nuevas estructuras y tecnologías. Otras enfermedades como el sida o el cáncer se beneficiarán de los avances. Un suero contra el VIH ha superado esta misma semana la fase I, y otro ha alcanzado ya la fase III, con estrategias similares a las usadas con la COVID.
Las vacunas han alcanzado ya a más personas de las que el virus ha contagiado durante esta pandemia. Aunque las diferencias entre países son evidentes, se ha detectado un esfuerzo internacional sin precedentes a nivel científico, pero también de la decisión política de apoyar la investigación ante una situación de emergencia sanitaria global. Otra cuestión es que sea suficiente. Porque el debate gira, además, en torno a la necesidad de hacer de las vacunas un bien público.
Más allá de ello, hay logros que han sobrevenido con la propia pandemia. La comunidad científica cree que los avances que están detrás de las vacunas contra la COVID-19 no solamente van a ayudarnos a combatir este virus, sino que dejarán huella en el futuro. “La magnitud de lo que se ha logrado en los últimos doce meses es incalculable”, defiende Edward Parker, investigador de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Mientras que hace un año apenas conocíamos detalles del virus, ahora disponemos de varias vacunas contra él. Para Parker, “esto demuestra el ingenio, los recursos y la voluntad política que hay detrás de los esfuerzos de desarrollo de vacunas”. “Las innovaciones en todas las etapas del proceso de desarrollo, desde el diseño hasta la fabricación y las pruebas, formarán parte del legado de la COVID”, añade.
“Otras enfermedades se beneficiarán de ello, sobre todo enfermedades víricas y el cáncer”, según Rino Rappuoli, jefe científico de la farmacéutica GlaxoSmithKline. Las propias empresas que están fabricando vacunas para la COVID tienen varias más en desarrollo, y ya se están probando vacunas de ARN también contra el ébola, el zika o la gripe. ¿Cuál será la próxima enfermedad en contar con una vacuna? “La vacuna contra el VIH será una de las candidatas”, según el epidemiólogo Daniel López Acuña. Un suero contra el VIH ha superado esta misma semana la fase I, y otro ha alcanzado ya la fase III, con estrategias similares a las usadas con la COVID.
La principal apuesta es que las nuevas vacunas aprovechen las tecnologías desarrolladas contra la COVID. Por ahora, dos de las tres aprobadas en España se basan en fragmentos de ARN, un ácido nucleico que permite a nuestras células fabricar la proteína señuelo del virus y entrenarse con ella para atacar después al virus real en caso de contagio.
Las ARN están sentando un precedente, y plantean un cambio de paradigma en el diseño y desarrollo de vacunas. Aunque llevan décadas estudiándose, la demostración de que pueden ser seguras y eficaces es un hito importante. “Estoy seguro de que veremos más vacunas de este tipo en los próximos años”, opina Parker.
Su almacenamiento en frío, necesario porque el ARN es una molécula muy frágil que se degrada con facilidad, presenta un desafío logístico. Sin embargo, estas vacunas presentan la ventaja de poderse modificar muy rápidamente con solo cambiar la secuencia de dicho ARN. “Se ha producido un cambio hacia sistemas flexibles que pueden adaptarse a nuevos objetivos con relativa facilidad”, explica Parker. “Esto será importante para combatir nuevas variantes del coronavirus, y en el largo plazo también para luchar contra otras enfermedades”, prosigue.
No obstante, no solo las enfermedades víricas se pueden beneficiar de estos nuevos productos. Un área donde se están estudiando con interés es el de las vacunas terapéuticas, que juegan con la inmunidad del paciente para combatir una enfermedad que ya padece, aunque no sea vírica. Por ejemplo, recientemente se han publicado los primeros resultados en animales de una vacuna ARN contra la esclerosis múltiple, una enfermedad donde el sistema inmunológico del paciente ataca a sus propias células.
Otro de los trastornos que podrían aprovechar esta nueva tecnología es el cáncer, donde se busca reforzar la acción del sistema inmunológico del paciente contra las células tumorales. “Desde luego, el desarrollo de vacunas ARN va a significar una nueva vía de investigación”, opina Iris Bermejo, experta en vacunas contra cáncer de la Universidad de Viena. De hecho, compañías como Roche, BioNTech o Moderna están ya probando en ensayos clínicos vacunas ARN personalizadas. Bermejo explica que los resultados son relativamente alentadores: “Se consigue generar una respuesta inmune específica al tumor en la mayoría de los pacientes, aunque la remisión de la enfermedad se ha conseguido en muy pocos”.
Por último, deben reconocerse los avances en infraestructuras y procedimientos. La evolución de la tecnología en torno al desarrollo de vacunas ha reforzado nuestra capacidad de respuesta a lo largo de los años. Estructuras como la Coalición para las Innovaciones en la Preparación ante las Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés), que ha financiado la vacuna de Moderna, se gestó a raíz de la crisis del ébola. Sin embargo, es difícil prever lo rápido que llegarán las vacunas del futuro. “El desarrollo de vacunas se acelerará, pero para enfermedades no pandémicas no será tan rápido”, avisa Rappuoli. Según Sonia Zúñiga, viróloga del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), “no depende sólo de lo rápido que se puedan hacer las vacunas, sino también de la urgencia de la situación sanitaria que pretenden resolver”.
Efectivamente, son varios los factores que han ayudado a desarrollar vacunas para la COVID además del desarrollo contrarreloj de tecnologías punteras. Uno de ellos ha sido la adaptación de los mecanismos administrativos a la urgencia sanitaria: las agencias de evaluación han ido analizando los resultados sobre la marcha, según se obtenían, en vez de esperar a que cada fase de ensayo terminase para hacerlo. Este ‘rolling review’ está acelerando la aprobación de las vacunas una vez que estas demuestran su seguridad y eficacia. No está claro si dicho mecanismo está para quedarse.
López Acuña confía en que así sea: “Necesitamos un fast track de productos farmacéuticos para poder enfrentar situaciones de emergencia. No hay que abusar del mecanismo, pero sí utilizarlo cuando el tiempo es un factor vital”. Añade, no obstante, que esto no debe obedecer a motivos económicos. “Su justificación debe estar dada por imperativos de salud pública”, defiende.
Actualización 15.50 h. del 14 de abril de 2021.
Debería ser obligatorio en esta clase de artículos pronunciarse sobre las patentes, sobre considerarlas bienes públicos para la humanidad.
Por qué, para qué y para quienes se investiga…
Es una cuestión elemental de Sociología de la Ciencia