Opinión
Madrid, plató de vacaciones
"Hay un sector en el que nunca nadie ha reparado aún y que quizás sea el que más esté sufriendo las restricciones: el cine de sobremesa alemán".
Las consecuencias de la pandemia están siendo devastadoras tanto a nivel sanitario, obviamente, como a nivel económico. Esto que digo no es nada que no se haya repetido una y mil veces en los medios de comunicación, en debates políticos, en tertulias… Muchos son los sectores que se han visto obligados a parar total o parcialmente en su actividad y que han dependido, y siguen dependiendo, de ayudas públicas que en muchos casos tardan en llegar. Un problema mundial que hace ver con pesimismo el futuro postcovid. Pero, a pesar de ser uno de los temas más recurrentes y que más preocupa a la población, hay un sector en el que nunca nadie ha reparado aún y que quizás sea el que más esté sufriendo las restricciones: el cine de sobremesa alemán.
Como sabréis, estas películas están rodadas, en su mayoría, fuera del país germano. En ellas podemos ver a alemanes de vacaciones por el mundo, disfrutando de paisajes idílicos y soleados, o con bonitas casas en lugares como Cornualles o la Provenza francesa. Con las actuales limitaciones en la movilidad que impiden viajar a cualquier otro país con la facilidad con la que lo hacíamos antes, el formato «teutón/a enamorándose en el extranjero» se ha visto tremendamente mermado. La opción de trasladar las historias a la propia Alemania también se antoja complicada, ya que las restricciones internas llevan meses siendo muy elevadas a fin de frenar la expansión del virus, priorizando así la salud por encima de otros intereses. También juega en su contra la falta de suficientes horas de sol, por mucho que en sus films intenten vendernos que allí viven una primavera perenne. La única solución que veo para este sector estratégico tiene nombre propio: Madrid, ciudad de vacaciones.
En la capital española, con restricciones mucho más laxas que en buena parte de Europa a pesar de tener una de las incidencias más altas del país, encontrarían el plató perfecto para continuar la producción de su cine-siesta. Eso sí, deberían adaptar un poco el argumento de sus propuestas al contexto madrileño de pandemia. Así, en vez de una mujer de mediana edad que decide pasar una temporada en un pueblo tranquilo de Grecia para superar una ruptura y encontrarse a sí misma, en Madrid la historia debería centrarse en una joven viajera alemana que conoce a un francés en un 100 Montaditos y juntos pasan una tarde-noche de ensueño, con la mascarilla por debajo de la nariz, recorriendo todos los bares del centro de la ciudad y haciendo nuevos amigos de diversas nacionalidades; o centrarse en la historia de Jürgen, quien se enamora de una camarera malagueña a la que promete llevar a ver a sus padres a Andalucía, con los que hace meses que no se reúne, metida en el maletero de su coche, bajo la protección de la inmunidad que su nacionalidad alemana parece otorgarle a la hora de recorrer el país. Como es habitual en este tipo de films, costumbre que podrían conservar sin problema en esta nueva aventura madrileña, los autóctonos no tendrían apenas protagonismo, serían meros figurantes, números en estadísticas.
De esta forma, se estaría revitalizando un sector muy importante, cuya incidencia en los Presupuestos Generales del Estado es mayor de la que creemos, ya que la compra de un número ingente de lotes de películas alemanas para emitir en las sobremesas de la 1 debe costar una buena pasta. A su vez, se estarían afianzando las relaciones germano-españolas, cuya prosperidad depende, como todo el mundo sabe, del número de films siesteros que la televisión pública adquiera. Gracias a esta fantástica idea, que potenciaría la ya de por sí frenética actividad madrileña, todos saldrían ganando, principalmente el coronavirus.
Recordemos el refrán: «Si el aeropuerto esta abierto en tiempo de pandemias, el gobierno ha de ser de izquierdas».
Quizás en este caso la culpa es del PSOE y de Unidas Podemos pero todos sabemos que PP, Ciudadanos o Vox habrían hecho exactamente lo mismo.