Opinión
Premios a lo más insulso del año
"Los mediocres también merecemos premios". Peli de Tarde propone unos premios a lo más insustancial del año.
Estamos en plena temporada de premios cinematográficos, época en la que se reconoce lo mejor e incluso lo peor del año. Tras los Globos de Oro y los Goya vienen, entre otros certámenes, los Oscar y los Razzie, en donde las mejores películas alcanzarán la gloria y las peores serán ridiculizadas. Pero, ¿qué pasa con todas esas producciones que ni fu ni fa, absolutas mediocridades que dejan indiferente hasta al espectador más impresionable? ¿No merecen también un reconocimiento, unos premios a lo más insustancial del año? Yo digo SÍ.
Las conversaciones sobre cine que se dan entre amigos o familiares no giran siempre en torno a obras maestras o grandes clásicos, sino que suelen centrarse en la película que alguien vio la semana pasada pero no recuerda el título, una en la que sale ese actor tan guapo y la actriz que también actuó en esa otra en la que están en el espacio. «¿De qué iba?», pregunta algún interlocutor para intentar reconducir la situación. «Había un asesino en serie, pero luego me quedé dormido y no sé». Precisamente, esas películas que alguien vio la semana pasada pero de las que no recuerda el título suponen el 90% del catálogo de muchas de las plataformas que cada mes pagamos religiosamente. Son su principal contenido y lo que más consumimos. ¿No son merecedores acaso de alguna distinción por nuestra parte? Permitidme que insista: SÍ.
Quien esté libre de escoger una «peli para desconectar» tras una larga semana de trabajo que tire la primera piedra. Quien diga que nunca ha seleccionado títulos tan triviales como Bajo el sol de la Toscana o La casa del lago en plena sobremesa, con el único objetivo de dormir una plácida siesta, miente. Seguro que si Bergman, Tarkovski o Truffaut hubiesen vivido en esta época de tan fácil acceso a miles de películas, en la que las plataformas crean contenido de forma masiva para que no haya una semana sin novedades, habrían caído en la tentación de «pon una de Sandra Bullock» o «¿pero en esta sale Adam Sandler? Venga, vale».
Por ello, propongo que se celebre una ceremonia entretenida (a secas), no muy de gala, en la que los asistentes vayan arreglados pero informales, presentada por una persona simpática pero no hilarante y en la que se entreguen unos trofeos sin un diseño muy llamativo, en forma de trofeos normales y corrientes como los que te dan en una carrera popular solo por participar (con bocata y refresco opcionales). Las categorías serían: mejor película que «está muy bien hecha», mejor película con la que «me harté de llorar», mejor película que «tuve de fondo mientras limpiaba la casa», mejor película que sirve como pretexto para que dos personas queden y se enrollen, mejor película en la que sale «ese que es hijo de aquel tan famoso», mejor película en la que «ella lo hace muy bien», mejor siesta, mejores «imágenes muy bonitas», mejor «los efectos especiales están muy conseguidos», mejor «la canción es preciosa» y mejor película de dibujos cuyos personajes parecen casi reales.
Los «Irrelevants», que así se llamarían, serían emitidos sobre las seis/seis y cuarto de la tarde de un domingo, un día de buen tiempo en el que la mayoría de la gente esté disfrutando al aire libre y no viéndolos, o que coincida con un partido de fútbol importante como el Barça – Madrid. Los premiados no podrían utilizar un tono solemne en sus discurso de agradecimiento, tampoco llorar ni recurrir a frases hechas que promuevan el sueño americano como «si lo sueñas puedes conseguirlo» o «todo se logra con esfuerzo». Sus speeches deberían ir acordes al film en el que participaron, con expresiones como «estuvo bien», «en el rodaje hubo buen ambiente», «nos reímos bastante» o «para lo que parecía que iba a ser, la cosa no quedó tan mal».
Espero sumar adeptos a esta iniciativa sin ánimo de lucro y sin ánimo de nada, cuyo único fin es rendir homenaje a lo corriente, a lo insustancial, a lo fútil. Y que se enteren esos fachendosos triunfadores que los mediocres también merecemos premios.