Sociedad
El derecho a la vida naufraga a las puertas de Europa
La ruta del Mediterráneo central hacia Europa es la más mortífera del mundo, con más de 20.300 víctimas contabilizadas desde el 2014. Mientras la postura oficial de la Unión Europea habla de la solidaridad, en la práctica, las políticas migratorias refuerzan las fronteras y la devolución de personas a sus países de origen
“El fenómeno de las muertes en el Mediterráneo lleva ya marcando dramáticamente la crónica de los últimos años, hasta el punto de que se ha normalizado el hecho de ver a gente morir en el mar”, afirma Francesco Passeti, politólogo e investigador del Centro de Estudios y Documentación Internacionales de Barcelona (CIDOB), que considera que el Open Arms “hace una labor increíble, pero, desafortunadamente, es una gota en el mar”.
Para Passeti, las instituciones deberían reforzar las tareas de salvamento marítimo “por un tema de justicia legal, porque las leyes internacionales y europeas hacen del rescate una obligación, y también por un tema de asilo y de la protección internacional a la que pueden acceder las personas que intentan cruzar el Mediterráneo. Si a una persona se la devuelve o no consigue llegar o se deja en manos de guardacostas libios, no se garantiza el derecho al asilo”.
Passeti argumenta que el respeto a la salvaguarda de la vida humana es un valor de la Unión Europea y del concepto de Estado democrático moderno, pero “Europa prefiere cerrar los ojos”.
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