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Una preocupante ceguera

“Nos cuentan que hay casos aislados, pero (...) los casos aislados son los de los militares que no se saben los himnos de la División Azul”, escribe la autora de este artículo, hija de militar y asistente a la Fiesta de Ciento de 2018.

'Photocall' a la entrada de la fiesta de la Escuela Naval Militar de 2018.

A. F. // Creo que es importante situarme un poco para introducir lo que voy a contar. Soy una chica de 20 años, estudio Ciencias Políticas y llevo bastantes años encasillándome dentro de esa izquierda que algunos considerarían “radical”. He estado siguiendo, muy de cerca, todos los “casos aislados” de muestras antidemocráticas dentro del Ejército por razones que ahora pasaré a explicar: me crié al lado de una base militar y fui a uno de esos colegios donde me daban prioridad a mí por ser hija de militar, por encima de aquel niño que era hijo de civil.

En las clases, de 25 alumnos, como mínimo seis éramos hijos o familiares de militares. Después pasé al instituto y, pese a prescindir de este criterio, seguía en terreno militar. Aunque era público había una imagen de la Virgen del Carmen (patrona de la Armada española, para quien no lo sepa). Nos impartían catequesis (opcional) dentro del mismo instituto y muchos de esos y de esas catequistas eran militares o esposas de militares.

Yo tuve suerte porque mis padres aceptaron sin problemas que me alejase de la religión y que nunca comulgase con ideas militaristas, monárquicas o, simplemente, de derechas. Nunca me educaron en esos valores de manera exclusiva, porque en mi casa nunca se vivió así, y eso es algo que les agradeceré eternamente. La figura de unos padres críticos con la institución es vital para un desarrollo más o menos neutral de la hija en cuestión. Pero sí sé que hay hijos que tuvieron pocas opciones de tener adultos de referencia que no compartieran la forma de pensar hegemónica de la Armada. Con padres católicos y en familias tradicionalmente relacionadas con el Ejército, y teniendo en cuenta el entorno en el que se movían, puede resultar difícil salir de ese bucle.

Y cuando acabas el instituto, tienes la opción de irte a un colegio mayor militar (el Jorge Juan, el Duque de Ahumada o el Barberán y Collar), si no quieres ir a una Escuela Militar, claro. Dentro de mi ingenuidad, debo confesar que cuando llegué a la universidad, hace dos años y medio, pensaba que tener un mínimo de siete personas diferentes de mi entorno (hablo de oficiales, claro, porque esa es otra historia de elitismo, junto a la permanencia de tu familia dentro de la propia Armada) en diversos cuerpos era algo relativamente normal.

Y estas relaciones (que entiendes como amistades porque son cercanos a ti desde que tienes cuatro años, más o menos) te llevan a sitios donde no sabes si encajas. Vas solo por intentar mantener esas relaciones. Y así acabé yo, junto a otra amiga de mi misma ideología, en la sonada fiesta de El Ciento de 2018 de la que se hablaba aquí hace unos días. Yo estuve ahí, yo viví (como mujer comunista) la situación de ver a mis “amigos de toda la vida” entonar una canción de la División Azul borrachos. Por mi situación personal, siempre había intentado tener una posición de silencio frente a la diferencia de opinión con respecto al militarismo en mis amistades. Pero ese trance marcó un antes y un después. Entendí que un espacio como ese (ya sean fiestas, círculos de amistades o colegios mayores) no era precisamente un espacio en el que una persona como yo pudiese sentirse segura.

En estos colegios mayores te puedes encontrar medidas como la prohibición de estar en la habitación de alguien del “sexo” opuesto (y digo sexo, y no género, porque es como aparece reflejado en las reglas). Cenas de Navidad en las que se brinda por España, por el Rey, incluso en términos religiosos. Discursos de directores dirigidos al amor a la Patria (en el artículo 6 de sus estatutos figura como objetivo “el fomento del cariño y respeto a las Fuerzas Armadas”). Notificar cuándo pasas la noche fuera, así como no dejar subir a tu habitación a ninguna clase de visita, son reglas que en pleno siglo XXI siguen vigentes en colegios universitarios.

Y es que dentro de las Fuerzas Armadas hay mucho pensamiento conservador y catolicista latente. No se puede discutir que uno de los objetivos de quienes hicieron la Transición fue conseguir la supeditación del Ejército a la esfera civil democrática. Pese a estos intentos, se puede hablar de cierto pacto no escrito en el que, para garantizar la inacción de las Fuerzas Armadas durante una transición que podía no ser de su gusto, se les otorgaba cierto grado de “autonomía militar” en su organización interna (un ejemplo de ello lo vemos en la actual existencia de tribunales castrenses, alejados de los civiles). El aire democrático que empezó a tener (o a aparentar) un Ejército no demasiado modificado después de 1989 fue una pieza clave de nuestra Transición.

Hemos vivido unas semanas peculiares en lo que respecta al supuesto Ejército democrático que nos intentan vender en el relato institucional. Se han juntado en unas pocas semanas la carta de militares retirados dando su apoyo al Rey en un hipotético golpe de Estado; el episodio protagonizado por unos soldados en Paracuellos del Jarama y el vídeo que publicó hace escasos días La Marea de jóvenes aspirantes y guardiamarinas de la Escuela Naval Militar cantando la versión de Estirpe Imperial de Primavera durante El Ciento de 2018.

No son casos aislados

Nos cuentan que hay casos aislados, pero con una estructura como la que hay en España, estos son los que pueden encajarse en, al menos, la izquierda moderada. Los casos aislados son los de los militares que no se saben los himnos de la División Azul. Los casos aislados son los de los militares que no posicionan sus objetivos “patrióticos” de manera completamente antagónica a un Gobierno de izquierda con pretensiones socialdemócratas. Y los casos aislados son los de los militares (y sus familias) que no sacan la bandera de España para protestar contra cualquier medida que no sea conservadora en lo social y liberal en lo económico.

Hablar de los militares franquistas como aquellos ancianos que se lucraron de los asesinatos y la represión durante la dictadura, como aquellos que no tuvieron que pedir perdón y salieron indemnes de un proceso de transición de las élites, es ser ingenuos y refleja una ceguera ante la realidad que es preocupante. Creo que hay ejemplos de sobra para rebatir esto, y uno de los primeros sería el ya mencionado suceso de Paracuellos. Pero no queda ahí, porque incluso aquellos que no han pasado aún por la Entrega de Reales Despachos [la ceremonia que los convierte profesionalmente en oficiales] se dedican a cantar himnos de corte filofascista.

Creo que la esencia de estas pequeñas reflexiones personales radica en que no nos confiemos y seamos críticos incluso aunque fuesen casos aislados (y repito, no creo que lo sean). Porque no son cuatro vejestorios fascistoides que echan de menos un periodo que no va a volver. Lo importante es que exijamos justicia, transparencia, rendición de cuentas por parte de los militares tal y como nosotros tenemos que responder por injurias contra la Corona. Y que este artículo sirva para enunciar lo que queremos: terminar de eliminar los resquicios de autonomía del Ejército que quedaron tras la Transición para no seguir creando militares críticos con todo menos con su derecha, su religión y su institución.

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Comentarios
  1. «Y es que dentro de las Fuerzas Armadas hay mucho pensamiento conservador y catolicista latente.» Qué escándalo de verdad. Deberían prohibirse que la gente pensara cosas distintas a la ideología buena de izquierdas. Sólo quieren hacer el mal. El gobierno patriótico chino ha de ser nuestro modelo

  2. Eso esta en apoyo a la movilidad geografica y precisamente su razon de ser es el apoyo a las familias y el abaratamiento en los traslados, ya que si no existieran habria que ir de hotel en hotel. Seria conveniente conocer de que se habla antes de expresar opiniones tan absurdas.

  3. Es lamentable que la institución militar, que vive financiada de los impuestos de los trabajadores (porque ellos no producen nada), en lugar de darles las gracias quieran fusilarlos.

  4. Muy buen artículo, enhorabuena.
    Yo soy también hijo de un oficial de La Armada. Coincido en varias de las observaciones que hace ya que esa ha sido mi experiencia. Mis padres siempre han sido muy respetuosos con la divergencia de opiniones de sus hijos y, aún no estando de acuerdo, entienden que podamos pensar diferente.

    Personalmente creo que hay dos vías para esta situación y la clave está en si los militares deberían tener o no derecho a expresar su opinión politica públicamente. A día de hoy esto no es así. Tampoco tienen derecho a manifestarse o a sindicarse. No es justo someter a las mismas reglas al ejercito sin darles los mismos derechos que cualquier otro ciudadano. Ahora bien, ¿nos sentiríamos cómodos con un ejército con derecho a huelga, a objeción de conciencia, sindicatos, etc? Yo no lo sé. Pero hay que tener en cuenta que si pensamos que es más grave que un grupo de personas estén entonando un himno fascista por el hecho de ser militares, quizás sea justo también que tengan sus propios juzgados y otro tipo de estructuras.

    La gravedad de estos actos no está en que un grupo de personas canten un himno filofascista, sino en que sea en un acto oficial de La Armada.

    Me gustaría responder a los dos primeros comentarios. A Pakito Arrigorriaga, por supuesto que darían la vida, y eso se agradece. Yo tengo el máximo respeto al ejército, he tenido el placer de conocer a mucha gente sirviendo que son un ejemplo a seguir, sirviendo a los ciudadanos. Pero no quiere decir que no sea preocupante que en actos oficiales se hagan expresiones de exaltación de una dictadura. Ojo, y si estuviesen cantando La Internacional, sería igual de grave. El ejército, como Fuerza del Estado, no debe expresarse en opiniones políticas, sean cuales sean. Cada uno después tiene todo el derecho a opinar como le parezca, faltaría más.

    A Nacho, me ha gustado mucho su comentario! Tiene usted mucha razón. Pero fíjese, yo creo que es igual de grave el caso de los guardiamarinas que el del Gobierno ( si este hiciese exaltación de Stalin, por ejemplo ), exceptuando la edad, por la cual podemos tener más flexibilidad con unos jóvenes de 20 años.

    Sin querer entrar en muchos detalles, decirle que La Internacional no es – sólo – un himno comunista, sino que también es el himno de la Internacional Socialista, la cual está formada por partidos socialdemócratas y socialistas de todo el mundo. Si bien Pedro Sánchez tiene socios de gobierno declarados abiertamente comunistas, ninguno de ellos forman parte del PSOE ni están en el video que cita. No obstante, como decía más arriba, si promulgasen su apoyo a dictadores, me parecería igual de grave.

    En mi opinión la veracidad del artículo está en lo que cuenta, independientemente de quién lo escriba.

  5. El artículo es de interés porque procede de una persona que fue iniciada y optó po una posición opuesta. Es normal sentirse comunista a los 20. Con el tiempo y los estudios que sigue, comprenderá rápido que el comunismo -una ideología hoy anacrónica y nacida como respuesta intelectual a la evolución capitalista del Antiguo Régimen- jamás se practicó porque de inmediato tomaba el poder la misma clase de individuos que lo hizo en los fascismos: psicópatas apoyados por violentos fanáticos que se dedicaban a aniquilar a personas inocentes. Nos sobran todos.
    Aún hay mucho camino por delante, son muchos los que proclaman demagogia como la del soldado que daría la vida por los civiles, a quienes reprocha creerse comunistas en lugar de arrodillarse ante el hipotético mártir. Pero desde hace bastantes décadas, esos soldados sólo han matado españoles porque no les querían obedecer, o han muerto al servicio de petroleras y constructoras españolas con intereses en países en guerra. Porque ni en lo que quedó de Yugoslavia, ni en Irak, ni en Afganistán, ni en ningún otro conflicto intervenido estaban los ciudadanos españoles en peligro. Sólo teníamos claro que la factura venía a nuestro nombre.

  6. No, no darían la vida por ti, es más, te la quitarían por el simple hecho de pensar diferente…..
    Mi mejor amigo de la infancia, oficial del ejército de tierra, 25 años de amistad y me pegó tras decir q había algunas cosas de Podemos que habría que tomar en cuenta para construir una sociedad mejor. Ese es el nivel de odio y de respeto por otras formas de pensar.

  7. No sabes de lo que hablas. Esa gente a la que llamas fascista daría su vida por ti ,aunque seas comunista, solo por el simple hecho de ser española. Que piensen de una manera o de otra es algo que no debería importarte, pues vivimos en un país libre.

  8. Interesantísimo artículo, y a tan temprana edad!
    .
    Lo primero, soy oficial de la Armada, pasé por esa Escuela Naval Militar.
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    Estoy de acuerdo con muchas de las cosas que dice Vd. en este artículo, y sin querer entrar en un odioso «y tú más», ¿puede que todo este movimiento de extrema derecha no sea más que una respuesta natural a la aplastante extrema izquierda arraigada en el actual Gobierno?
    .
    Quiero decir, que unos guardiamarinas de 20 años canten himnos de la División Azul con el brazo en alto me parece irrisorio comparado con que el Presidente del Gobierno cante «La Internacional» con todo su equipo político con el puño arriba. ¿Por qué este doble rasero?

    https://youtu.be/ix3su1qoyQw

    Usted misma se define como comunista, pero el comunismo está condenado a la par con el fascismo por el Parlamento Europeo.

    https://www.google.com/amp/s/www.elconfidencialdigital.com/articulo/la_voz_del_lector/resolucion-parlamento-europeo-condenatoria-comunismo-2019-2819-rsp-aplicacion-espana/20191005190500131982.amp.html

    ¿Qué veracidad tendría este artículo por alguien que afirma seguir la ideología nazi? La abolición de la esclavitud negra no se arregló haciendo también esclavos blancos: su postura radical sin duda echa por tierra sus argumentos.

    Un muy afectuoso saludo y, por favor, siga evolucionando políticamente hablando.

  9. Hola compañeros
    Soy de los españoles que cumplió su servicio militar obligatorio en el 88-89
    Estoy totalmente de acuerdo con que el problema reside en esa autonomía militar que sigue vigente, como me definía un capitán medio democrático con el que coincidí…..»somos una sociedad dentro de la sociedad, pero estamos armados»

  10. Gracias por escribir este artículo. Coincido en la «autonomía militar». Todavía me pregunto a qué se está esperando para suprimir para siempre los tribunales militares, acabar con las residencias, hoteles, centros deportivos, culturales, comedores a precios irrisorios para los militares y sus familias, subvencionados por todos los españoles. !!!Ya está bien!!!

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