Internacional
La nueva cepa del coronavirus aísla al Reino Unido
España suspendió los vuelos desde territorio británico salvo para españoles o residentes. Otros 17 países europeos han cerrado también sus fronteras.
La COVID-19 ha encontrado la forma de transmitirse más rápidamente aunque no parece que eso comporte un aumento de su letalidad. Esto es lo que los científicos han podido descubrir tras conocerse una nueva cepa del coronavirus en el Reino Unido. Allí, las autoridades sanitarias anunciaron ayer cerca de 36.000 nuevas infecciones y 326 fallecidos. La nueva variante del virus está “fuera de control” según el Gobierno británico.
Francia, Irlanda, Alemania, Italia, Polonia, Países Bajos, Bélgica, Austria, Bulgaria y Grecia ya han anunciado restricciones para viajar a territorio británico. India, Canadá y Hong Kong, tres países con una fuerte relación histórica, social y comercial con el Reino Unido, han tomado medidas similares. India, por ejemplo, ha cancelado todos los vuelos hasta el 31 de diciembre. Francia, por su parte, ha prohibido todos los viajes desde el Reino Unido durante 48 horas (todo este lunes y mañana martes). Ello incluye el transporte de mercancías, lo que ha provocado un enorme atasco de camiones en la terminal portuaria de Dover.
“Esto muestra la complejidad de este virus, su agresividad y su inventiva”, afirmó el presidente Emmanuel Macron sobre esta mutación. El presidente de la República francesa se encuentra él mismo convaleciente y confinado tras conocerse su contagio la semana pasada.
La medida dictada por el Gobierno francés podría llegar tarde ya que la noticia de esta nueva cepa, en vísperas de las fiestas de Navidad, provocó en las primeras horas una avalancha de viajeros en la estación londinense de St. Pancras para tomar el tren hacia París. “Lo más probable es que la nueva cepa ya esté en otros lugares”, afirmó el ministro británico de transportes, Grant Shapps. “Nosotros conocemos bien esta nueva variante porque hemos hecho una buena parte de la secuenciación del genoma del coronavirus. Lo hemos rastreado con bastante rapidez, pero creo que ya estará en otros sitios. Probablemente podrá encontrarse en otros países europeos”. Pero no solo ahí.
Según informa la agencia Reuters, en Australia ya se han identificado dos casos de esta nueva cepa. Se trata de dos viajeros que llegaron a Nueva Gales del Sur procedentes del Reino Unido. Los expertos han calculado que esta variante de la COVID-19 podría ser un 70% más contagiosa que la conocida anteriormente.
“La nueva cepa es más transmisible. La buena noticia es que hasta ahora no parece que cause un empeoramiento de la enfermedad. Hasta donde sabemos, la vacuna aún debería funcionar”, aseguraba Mark Walport, exasesor científico del gobierno británico, en Euronews. Las primeras muestras de esta variante se identificaron el pasado 20 de septiembre en el condado de Kent y, un día después, en el área metropolitana de Londres.
La capital británica y el sureste de Inglaterra volvieron al nivel 4 de alerta (grave) y la población se encuentra confinada desde ayer. Aunque ya se ha extendido por todo el país, esta región es la más afectada por la nueva cepa: a principios de noviembre se le atribuían el 28% de los nuevos casos; un mes después ese porcentaje llegaba al 62%. Los comercios no esenciales, como los cines o los gimnasios, han cerrado. Las colas ante los supermercados se han multiplicado en previsión de un endurecimiento de las medidas sanitarias en las horas previas a la Navidad.
Desde la oposición han pedido al primer ministro Boris Johnson que salga a hablar al pueblo británico y que le explique la gravedad de la situación. El número de fallecidos desde el inicio de la pandemia supera los 67.000. Hasta la prensa afín a los tories está empezando a retirarle su apoyo al premier británico por su deficiente manejo de la crisis. “Capitán de un barco sin timón”, lo llamaban en las páginas del Daily Mail, que aún añadía una hiriente pregunta: “¿Tiene el primer ministro alguna idea de lo que está haciendo?”. La columnista del Times Clare Foges (antigua escritora de discursos de David Cameron y excolaboradora de Johnson) afirmaba que “está desesperado por agradar, y ese es un rasgo incompatible con la tarea de guiar al país en un momento como este”.
La postura de España
La celeridad con la que otros países tomaron medidas para protegerse de esta nueva cepa de coronavirus contrastó con la tardanza del Ejecutivo español. Pasadas las 15.00 horas, cuando casi toda Europa (17 países concretamente) ya había cerrado sus fronteras a los viajeros procedentes del Reino Unido, el gobierno decidió sumarse a la estrategia, aunque con matices. España suspendió, en una decisión compartida con Portugal, los vuelos de entrada procedentes del Reino Unido salvo para ciudadanos españoles o residentes. La medida entrará en vigor a partir de mañana martes.
Un cierre total a los vuelos que llegaran desde Gran Bretaña, decían los partidarios de contemporizar, provocaría la quiebra de muchos negocios turísticos en las Islas Canarias, un destino preferente para los británicos en estas fechas. Después de sopesar los pros y los contras, el gobierno presidido por Pedro Sánchez optó por la solución drástica.
Los residentes españoles en el Reino Unido, sin embargo, tienen una puerta abierta para celebrar la Navidad con sus familias gracias al refuerzo “en aeropuertos y puertos del control de verificación de pruebas PCR”. La medida del cierre se ha tomado con el beneplácito de Bruselas, tal y como reclamaba el gobierno español. En cualquier caso, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades ya ha recomendado a los países miembros que no se viaje durante estas Navidades. Ese es el mensaje que los Estados deben transmitir a sus ciudadanos. El espacio Schengen, no obstante, seguirá abierto.
Según se informó desde la Moncloa, España también reforzará el puesto fronterizo con Gibraltar después de que Boris Johnson anunciara la presencia en el Peñón de un positivo por la nueva cepa.
El próximo domingo comenzará la vacunación en todo el territorio de la Unión. Se ponen en este procedimiento todas las esperanzas para atajar la pandemia, pero la llegada de las vacunas no ha reducido la polémica que las rodea. El precio es uno de los motivos. La secretaria de Estado belga de Presupuesto y Consumo, Eva De Bleeker, publicó en Twitter lo que costará cada unidad pero borró su mensaje media hora después por el revuelo provocado. El precio de la de Pzifer, aprobada oficialmente hoy por la Agencia Europea del Medicamento y la primera que se empezará a inyectar en nuestro país, es de 12 euros por unidad. España ha comprado 20,8 millones de dosis a este laboratorio.