Sociedad
Fotorreportaje | ‘Cementerio’ de pateras en Gran Canaria
En otro muelle, esta vez el del puerto de Arinaga, se almacenan parte de las más de 700 pateras y cayucos que han llegado a Canarias este año.
El calendario araña sus últimos días de este difícilmente olvidable 2020. A la histórica crisis sanitaria debido a la pandemia de la COVID-19 hay que añadirle dos más que han tenido lugar en las islas Canarias: la migratoria y, sobre todo, la de acogida. En definitiva, una crisis humanitaria.
Hasta el 15 de diciembre, según el Ministerio de Interior, han llegado al archipiélago canario 21.452 personas a bordo de pateras y cayucos. El ‘campamento de la vergüenza’ de Arguineguín puso en evidencia todas las carencias y vulneraciones de derechos humanos permitidas estos últimos meses. Con esta infraestructura cerrada, se dio paso a un nuevo campamento denominado Centro de Atención Temporal a Extranjeros (CATE), ubicado en Barranco Seco, en Las Palmas de Gran Canaria.
A medio camino entre ambos enclaves se encuentra el puerto de Arinaga, situado en un pequeño pueblo al sureste de la isla. Es aquí, en otro muelle, donde se ha improvisado un ‘cementerio’ para parte de las más de 700 embarcaciones que han llegado a toda Canarias este año.
Este puerto, al que llegó remolcada en agosto una patera con diez personas, se proyectó con el objetivo de «atender las necesidades de las industrias situadas en el Polígono de Arinaga y para completar la oferta del Puerto de Las Palmas de cara al sector turístico del sur de Gran Canaria», según la propia web de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, un organismo público dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Sin embargo, esta infraestructura nunca ha estado cerca de esas expectativas.
Pronto, las cientos de pateras y cayucos acumulados en el puerto de Arinaga serán historia. Para la Delegación de Economía y Hacienda no tienen ningún tipo de valor, por lo que la Delegación del Gobierno en Canarias contratará a una empresa de gestión de residuos para que las destruya.
Las embarcaciones que se acumulan a la entrada del muelle están llenas de las historias de las miles de personas que se jugaron la vida en el mar en busca de un futuro. En el interior de las pateras y los cayucos todavía están las herramientas, las latas de atún, los bidones de agua, la ropa y las mantas que poseían en el momento de su rescate.
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