Cultura
[ADELANTO EDITORIAL] ‘Libérate’, de Valeria Vegas
'Libérate', el ensayo firmado por Valeria Vegas, es un homenaje a la cultura LGTBQ en España, desde los convulsos años de la Transición hasta principios del siglo XXI.
Llega a las librerías ‘Libérate’, el homenaje de Valeria Vegas (publicado por la editorial Dos Bigotes) a la cultura LGTBQ en España. Dispuesto en forma de diccionario y con casi un centenar de entradas, la periodista (autora de la biografía de La Veneno en la que se ha basado la serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi) recopila multitud de referencias —y referentes— imprescindibles para entender el papel que han jugado gais, lesbianas, bisexuales, mujeres y hombres trans, drags, transformistas y aliados del colectivo en la cultura española de los últimos 60 años. El título del ensayo se inspira, obviamente, en la célebre canción-himno de Rafael Conde, ‘El Titi’. Otro de los artistas referenciados en la obra de Vegas es el transformista Paco España, cuya entrada reproducimos a continuación a modo de adelanto editorial.
Paco España, el transformista más famoso de la España de la Transición —y de años posteriores—, todavía sigue siendo recordado por todos aquellos que lo vieron actuar.
Francisco Morera nació en 1945 en Las Palmas de Gran Canaria. En su tierra natal se inicia en el mundo del espectáculo, donde trabaja como actor con la compañía Fonseca. En 1970, se marcha a Barcelona, en vista de que la capital catalana resulta un lugar más propicio para abrirse camino. Una vez allí forma parte del elenco de la sala Andalucía de Noche, para posteriormente subirse durante largas temporadas al cabaret Barcelona de Noche, donde cuenta chistes sin destacar todavía como primera figura. Aterriza después en el Whisky Twist, local pionero del transformismo.
En 1974, se traslada a Madrid y comienza a trabajar en el recién inaugurado Gay Club, sin imaginar que un año más tarde, ya con tablas suficientes, se convertiría en la figura principal de la sala, donde ejercería además de maestro de ceremonias. El éxito obtenido le permite, en 1975, grabar un EP para el sello Acropol, con La Tomate y Mi vida privada, canciones indispensables de su repertorio. Son los tiempos del tardofranquismo, en los que la censura vigila los pasos de sus espectáculos, por lo que tiene que actuar siempre con pantalones debajo de la falda y tener preparada una camaleónica vestimenta masculina.
Tan solo unos meses después, Paco da rienda suelta a su transformación con una aplaudida caracterización que le llevará a captar la atención del público e incluso a debutar en el cine en 1976 con un pequeño papel en La Carmen, última incursión cinematográfica en la ficción del director Julio Diamante. Ese mismo año, y con mayor protagonismo, rueda Haz la loca… no la guerra, película protagonizada por Lolita Flores, en la que Paco interpreta a uno de los integrantes de un grupo de amigos gais recién salidos de la cárcel e incluso canta Mi vida privada para deleite de Florinda Chico.
Su repercusión se traduce en los primeros reportajes en prensa, que recogen su trabajo y estilo e indagan en su vida íntima, donde sorprende a propios y extraños al contar que está casado, que su esposa lo conoció vestido de mujer y que es padre de dos hijos. Semejante revelación incrementó su popularidad y, sin pretenderlo, mostró un nuevo concepto de familia a la vez que aportó naturalidad al travestismo como una profesión más.
En abril de 1976, la revista Gaceta Ilustrada le dedicó un reportaje en el que declaraba:
Estoy a gusto con mi familia, aunque ellos viven en Barcelona, porque es muy difícil encontrar un piso aquí. Luego, mis gustos privados… ¡eso es cosa mía! Yo quiero a mi mujer. Ella me ayudó. Me acompañó cuando yo estaba más solo […] Claro que yo ya debía de llevar dentro una cosa especial, una intención. De todas formas, creo que el de travesti es un trabajo como otro cualquiera… También, desde luego, las circunstancias me ayudaron; porque, como he dicho, yo soy canario. Y en Canarias se celebran mucho los carnavales; y la gente se disfraza. Yo lo había hecho muchas veces de mujer. Entonces, la cosa no era nueva.
En el año 1977, graba su primer álbum, ¡Noche de travestis!, donde se le anuncia como «el cantante gay más importante de España». En él, Paco España interpreta los temas habituales de sus actuaciones en el Gay Club, local insigne en el que protagonizará espectáculos como Loco, loco cabaret o Libérate. Es también a mediados de 1977 cuando se sube al escenario teatral del Muñoz Seca como parte del elenco de la obra Madrid, pecado mortal, que se mantiene en cartel durante largas temporadas, y tiene de por medio una pelea con Lola Flores que lo llevaría hasta las páginas de la prensa del corazón.
Todo ocurrió cuando la artista acudió a ver la función y se mostró indignada ante una imitación que realizaba Paco en la que se nombraba a los hijos de la Faraona. La jerezana interrumpió la obra y lanzó multitud de improperios, hasta el punto de ser acusada de escándalo público y denunciada por parte del autor de la obra y del empresario, viéndose todos las caras en el juzgado. Al final, Lola hizo las paces con Paco España, que poca culpa tenía de todo aquello. Los medios se hicieron eco de su particular imitación de Lola Flores, teniendo en su repertorio una versión adaptada de Torbellino de colores.
Sus incursiones cinematográficas continúan con una pequeña colaboración en Los placeres ocultos (1977), de Eloy de la Iglesia, donde se recrea su espectáculo y cuenta un chiste frente al actor Simón Andreu; y en El transexual (1977), película protagonizada por Ágata Lys en la que encarna a un compañero del cabaret que intenta ayudar a Paul Naschy en su investigación. A su vez, seguiría actuando en distintas salas de la capital, especialmente en Lady’s, donde cosecha nuevos triunfos en 1978, año en el que participa en el filme de Pedro Olea Un hombre llamado Flor de Otoño, donde comparte camerino y ocurrencias con José Sacristán y Pedro Almodóvar.
Un año más tarde volvería a la escena teatral en el Teatro Alfil con la obra Pecar en Madrid, junto a la vedete Yeda Brown. Tiempo después, abandonaría la función para embarcarse en otras actuaciones; Juanito Díaz sería su sustituto.
La llegada de la década de los ochenta le trajo el galardón del Diario Pueblo al personaje más popular y la reedición de un disco publicado años atrás y que en esta ocasión se tituló Lo mejor de Paco España, trabajo al que seguiría un nuevo LP con sus chistes y nuevas canciones editado en 1981. Ese mismo año, se estrena la película Gay Club de Tito Fernández, en la que Paco hace de sí mismo para aportar valor testimonial a la trama, centrada en un grupo de amigos que decide abrir en su pueblo un local como el de Madrid.
Es en esta sala donde el transformista hace, en su nuevo show, una imitación de Evita, emulando el musical que protagonizaba Paloma San Basilio. Acabaría representando este número delante de la cantante y actriz en el programa de televisión Su turno, en un especial dedicado a los imitadores. Previamente, Paco ya había aparecido en la pequeña pantalla en espacios como Gente, Zarabanda o Bla, bla, bla.
En 1982, volvería al Teatro Muñoz Seca para protagonizar la obra El triángulo de las tetudas, una comedia clasificada S junto a la vedete Roxana Nieto en la que interpretó a un hombre ataviado de astronauta que es enviado a tierras lejanas para procrear con otras mujeres. Tras esta experiencia no prosiguió su carrera en el teatro y el cine, pero continuó siendo una presencia constante del espectáculo nocturno, llevando a cabo en 1983 su show Torbellino de colores en el cabaret El Biombo Chino.
Durante el resto de la década de los ochenta, se embarcaría en multitud de galas por toda la geografía española, grabaría un nuevo casete con aires estivales en 1988 —Llega el verano fresco, fresquísima con Paco España— y continuaría ligado a Madrid a través de salas como Martinica, donde en el año 1989 presenta su espectáculo Pestañas sin rímel.
Su actividad en los noventa es la más desconocida, una época que coincide con el declive de las salas de fiestas y del género del transformismo, que cada vez recibía menos atención. Sin abandonar los bolos por provincias, permanece en Madrid en locales como Long Play o Pirandello, último resquicio del cabaret en la capital, donde actuará de manera intermitente desde 1991 hasta 1997, ya sin la expectación de años atrás.
Su presencia en televisión se limitará a algunos talk shows y al programa La máquina de la verdad, al que en 1994 acude como imitador de Lola Flores. Sus últimas apariciones dejarían constancia de su precaria situación en entrevistas en Aquí hay tomate, ¿Dónde estás corazón? y Callejeros, ya de regreso a su tierra natal tras la muerte de su novio y representante. En Canarias actuaría de manera puntual gracias a la ayuda de amigos y empresarios hasta su fallecimiento en 2012.
Paco España fue popular porque su talento estaba hecho para el pueblo. Disfrutó del éxito y, aunque no pudo evitar su caída, quedará para siempre en la memoria de quienes lo disfrutaron sobre un escenario. Quedan para la posteridad frases como «no somos machas, pero somos muchas» o «me quedo muerta en la bañera», además de un grito que seguirá acompañándole a golpe de abanico allá donde esté: «Guerra pa’ mi cuerpo».