Internacional

[EleccionesEEUU]: Manifestarse para que se cuenten todos los votos, el último símbolo de la decadencia de la democracia (IV)

"Es obvio que fue Obama quien allanó, de muchas maneras, el camino a Trump: con sus arrestos de manifestantes, con su política de deportaciones masivas, destrozando los derechos civiles al aprobar que se pueda detener a cualquier periodista por hablar con los ‘enemigos’ con la guerra de Yemen…", sostiene el escritor Nick MacDonalds, una de las miles de personas que se manifestaron el miércoles en Nueva York para "defender la democracia".

Nick MacDonalds avanza serio por la Quinta Avenida. Nunca se imaginó que su país «pudiese estar tan cerca del fascismo, de perder la democracia por un presidente que está dispuesto a dar un golpe de Estado”, explica rodeado de las miles de personas que ayer congregó en la ciudad de Nueva York la manifestación convocada por el movimiento #EveryVoteCounts (Cada voto cuenta, en español). El país que ha invadido y arrasado otros países en nombre de la paz y la democracia ve ahora cómo se llenan las calles de sus ciudades para exigir que se contabilicen todos los votos que decidirán quién será el futuro presidente. 

Pese al ambiente festivo de la marcha, MacDonalds recuerda la gravedad de los motivos que les han llevado hasta aquí: “La mejor manera de impedir un golpe de Estado, que no creo que pueda conseguir, es estar en las calles. Pero haber tenido durante cuatro años un presidente que miente sistemáticamente, que está matando en masa a su gente con su política de rechazo a ponerse la mascarilla, que es un racista… es muy perturbador y me hace preguntarme por el futuro de este país. 

MacDonalds sabe bien las consecuencias del fascismo, de un golpe de Estado, de una guerra. Su madre, Nancy MacDonals, creó en 1953 la fundación Spanish Refugees Aid para ayudar a los refugiados y refugiadas de la Guerra Civil española que vivían en Francia. Como recoge en sus archivos la Universidad de Nueva York, llegó a dar apoyo de diferentes tipos a más de 5.500 personas. 

“No soy un fan de Joe Biden, pero cuando sea presidente podremos abordar las siguientes reformas imprescindibles. Ahora la urgencia es acabar con este momento tan aterrador en nuestro país”, sigue contando mientras el sonido de la decena de helicópteros policiales que vigilan la marcha dificultan la escucha más que los propios cánticos de los manifestantes.

MacDonalds sabe que Trump no es un elemento disruptivo en la historia de Estados Unidos, sino el resultado lógico de un sistema construido desde un supremacismo blanco que, como definió la escritora Suzy Hansen, no puede ser sino fascista. Y Obama, en opinión de MacDonalds, no se libra de esa responsabilidad: “Le apoyé en su primera campaña, fui de los que se entusiasmo con su candidatura. Pero es obvio que fue Obama quien allanó, de muchas maneras, el camino a Trump: con sus arrestos de manifestantes, con su política de deportaciones masivas, destrozando los derechos civiles al aprobar que se pueda detener a cualquier periodista por hablar con los ‘enemigos’ de la guerra de Yemen… Y el problema es también el Partido Demócrata”, añade. 

Precisamente, para “presionar también al Partido Demócrata, que lleva mucho acabado” ha acudido a la manifestación la terapeuta Carolina Selter. Insiste en que los azules tienen que cambiar radicalmente, conectar con la sociedad, y abordar la reforma de los colegios electorales que son un “sistema para proteger a hombres, ricos, blancos”.

Al cierre de esta edición, Biden le sacaba cuatro millones de votos de ventaja a Trump, pero aún no estaba claro que fuera el vencedor a causa del sistema de representación del valor de los votos. 

Selter es una de la veintena de personas voluntarias encargadas de empujar las sillas de ruedas que se han puesto a disposición de las personas que quieran acudir a la manifestación y tengan problemas de movilidad.

Centenares de oficiales de policía escoltan el recorrido a pie, en moto y algunos en bicicletas. El despliegue policial en cualquier manifestación de las que se han sucedido estas semanas en contra de Trump es desproporcionado, pero la decena de helicópteros que, aproximadamente, vigilan la marchan, imprimen un ambiente de hipervigilancia y control social inquietante.

Las protestas que se desataron este verano, tras el asesinato por parte de policías de George Floyd, bajo la bandera de Black Lives Matter han tensado el ambiente de las marchas y ampliado la brecha entre manifestantes y oficiales. Uno de ellos, negro, nacido en la República Dominicana, recuerda la tensión vivida en aquellos días y duda que se puedan volver a repetir. “Yo creo que esto no va a ir a más. Saldrá el demócrata, espero, y todo se calmará”, explica, mientras algunos compañeros blancos le preguntan de qué estamos hablando, puesto que mantenemos la conversación en español. Cuando me acercó a ellos para hacerles las mismas preguntas, se amparan en que no pueden hacer manifestaciones públicas. 

“Con el movimiento Black Lives Matter hemos visto que hay que cambiar absolutamente la forma de actuar de la policía, pero también con el crimen”, sostiene MacDonalds, quien en los años 70 realizó destacadas películas, entre las que se encuentra Liberal War, sobre la guerra de Vietnam, y que fue comprada por el Museo de Arte Moderno (MOMA) como parte de su colección para el estudio. Ahora es escritor especializado en cine. “Cuando todo esto pase, tenemos que recordar que hay un 40% de nuestro país que piensa que mentir está bien, que humillar a la gente está bien, que matar a la gente está bien… No creo que vayamos a llegar a una guerra civil, pero el mero hecho de que estemos hablando de esa posibilidad da cuenta de la situación tan grave a la que hemos llegado”, señala.

Ante el Arco del Triunfo de la plaza Washington, donde acaba la marcha, una artista ha colocado una figura de unos diez metros de altura de una mujer negra llamando a la lucha. Apenas llegándole a la rodilla, una mujer la observa de arriba a abajo. Es Isa Belevente, de casi 80 años, que al ver la movilización en la tele, se puso el abrigo, su pañuelo al cuello, se colgó el hombro y pies en polvorosa. “Han sido cuatro años muy malos con un hombre que está loco”. Belevente no es mujer de manifestaciones, pero “es muy importante poner voz a lo que está pasando”. 

Alrededor, muchos de los asistentes van abandonando la plaza, mientras se emplazan a reencontrarse de nuevo el sábado para “defender la democracia”, como sostienen muchos.

Una hora más tarde, a partir de las 20.30, la Policía obligó a los manifestantes que seguían manifestándose por los alrededores a subirse a las aceras –una técnica que llaman kettle–y, poco después, según las crónicas de medios como The New York Times, comenzó una carga policial injustificada y desproporcionada que terminó en el arresto de 25 personas y en más de una treinta con citaciones judiciales. Ese mismo día, votantes del Partido Republicano intentaron acceder a un colegio electoral de Detroit para impedir que se pudiese continuar con el recuento. También protestaron en otras ciudades para exigir que cese el conteo y se proclame presidente a Donald Trump.

Por la mañana, Eugenio confiaba en quela era Trump acabe pronto: «Es un presidente que tiene una risa que parece que se burla de la gente». Este mexicano, que lleva más de 25 años en Estados Unidos, aún no tiene la ciudadanía y, por tanto, derecho al voto. Sin embargo, sí a trabajar, lo que lleva haciendo desde que llegó. Los últimos seis años, al frente de su propia pizzería, que ha tenido que cerrar como consecuencia de la crisis provocada por la pandemia de covid-19. Pero su hija sí ha podido votar, porque nació en Nueva York. Y también lo ha hecho en su nombre.

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Comentarios
  1. El artículo llega hasta el fondo del alma, eso es lo importante. Hoy en día, en el panorama de los medios de comunicación, resulta un lujo

    Gracias Patricia

  2. Llamar democracia a la cuna del capital, la más genocida de todas las dictaduras!….
    Hay que reconocer que la incesante propaganda del capital ha sabido, a base de persistir y persistir, manipular y confundir, venderse como democracia.
    «El Capitalismo es el genocida más respetado del mundo».
    Esta frase la han comentado varias personas célebres. Y una de ellas también fue el Che Guevara.

  3. «Quiere q gane Biden, pero no olvida q Obama es el pte q + migrantes ha deportado.»

    ¿Qué tal si al menos revisa el articulo hasta el final antes de publicarlo?

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