Los socios/as escriben
¿Rezamos por los ricos?
Antonio Zugasti reflexiona sobre los ricos y la religión después de ver una frase antiabortista en la foto de una iglesia en EEUU
Acabo de ver en las fotografías que ilustran un artículo de Patricia Simón la imagen de una iglesia en la cual, en primer plano, aparece un cártel en el que, con grandes caracteres, se pide: «REZA POR EL FIN DEL ABORTO». Yo no defiendo el aborto, creo que la sociedad tenía que hacer todo lo posible para que ninguna mujer se viera en la tesitura de tener que abortar, pero me parece que meter en la cárcel a las mujeres que abortan no es la solución.
Dicho esto, lo primero que se me ocurre es si no tendrían algo más necesario por lo que rezar, por ejemplo, por todas las personas ya nacidas, muchas de ellas niños y niñas, que se ahogan en el Mediterráneo o en el Atlántico tratando de llegar a unos países en los que casi nadie muere de hambre, mientras que en los suyos mucha gente sí lo hace. O también rezar por los ricos, que están en un grave riesgo de condenación eterna.
Yo me considero más o menos cristiano, he leído bastantes veces los evangelios, y no recuerdo haber visto la más mínima mención al aborto, ni para bien ni para mal. Tampoco en el resto del Nuevo Testamento, y creo que no aparece ni en toda la Biblia. Mientras que Jesucristo casi podemos decir que la tenía tomada con los ricos. En el Evangelio de Lucas podemos leer: “¡Ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo”. El Evangelio de Mateo pone en boca de Jesús estas palabras: “Os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos”.
Los primeros discípulos aprendieron bien la lección y Pablo en una de sus cartas escribe: “porque la raíz de todos los males es el amor al dinero”. Y sobre todo el apóstol Santiago no se anda con contemplaciones: “Y vosotros, los ricos, gemid y llorad ante las desgracias que se os avecinan… El jornal de los obreros que segaron vuestros campos, defraudado por vosotros, clama, y los lamentos de los segadores han llegado a los oídos del Señor todopoderoso. Habéis vivido sobre la tierra en delicias y placeres y habéis engordado para el día de la matanza. Habéis condenado y habéis asesinado al inocente sin que él os opusiera resistencia”.
Lo que resulta admirable es como los ricos han conseguido darle la vuelta a ese mensaje de Jesús hasta lograr que las iglesias cristianas hayan llegado a ser a través de los siglos uno de los elementos más conservadores de la sociedad. Y hoy, sobre todo en América, los llamados “evangélicos” son uno de los principales apoyos de los gobiernos de derechas. Por el contrario también resulta llamativa la falta de visión de ese sector de la sociedad que pudiéramos llamar la izquierda para no darse cuenta del fermento revolucionario que hay en el mensaje evangélico, y lanzarse a combatir contra los sentimientos religiosos de la humanidad, con lo que se han puesto en frente de seis mil millones de seres humanos que profesan algún tipo de creencias religiosas.
Esas desgracias que se les avecinan a los ricos todavía están por llegar ¿no?
A veces una pierde la paciencia pues ves que es a las personas honestas que les llegan.
Lo que pienso es que el vacío interior de los ricos, estar muertos de sentimientos tal vez es su castigo.
Prefieren bienes antes que valores y cómo los bienes no llenan siempre necesitan más.
En realidad son miserables en sabiduría. Lo malo es que su ignorancia hace mucho daño al conjunto de la sociedad así como al Planeta.
Esto es el capitalismo: codicia, ceguera, alienamiento, destrucción.
La izquierda yerra, sí, porque confunde a la iglesia y las religiones con auténticos revolucionarios que con su vida dieron ejemplo opuesto al de sus «representantes» en la Tierra.
De tontos esos revolucionarios no tenían nada y ya lo dejaron dicho: Por sus frutos los conceréis.