Análisis | Opinión
Manual para Turistas Subgranu, capítulo 2: Carreteras y conducción
La periodista asturiana nos introduce en "el proceloso mundo de cómo movernos en medios de transporte a motor por pequeños núcleos poblacionales, carreteras estrechas y/o entornos paisajísticos de incalculable valor".
Una vez superado el capítulo 1 del «Manual para Turistas Subgranu (Subpajarianos de Grandes Urbes), subcategoría «No acostumbrados al verano norteño» –dedicado al trato a los animales de los pueblos y montes, y al manejo de nuestros excrementos en el medio natural–, nos vamos a introducir ahora en el proceloso mundo de cómo movernos en medios de transporte a motor por pequeños núcleos poblacionales, carreteras estrechas y/o entornos paisajísticos de incalculable valor.
Así pues, Capítulo 2: Carreteras y conducción.
1)Sin paños calientes. Esto que os voy a decir es duro: Google Maps no siempre tiene razón. Y menos en el salvaje mundo rural donde, por otro lado, es bastante probable que ni siquiera tengas cobertura móvil. Porque sí, existen lugares en España donde no hay cobertura móvil, de ningún tipo, y todos están en pueblos. Lo mejor para llegar a ese sitio tan bonito es, si se diera el caso, preguntar a algún aborigen que te vayas encontrando por el camino. Ya sé que esto para cierta parte de la población (concretamente, los hombres con o sin pene) es complicado de hacer porque va en contra de los parámetros masculino-urbanitas. Pero los bajos del coche y la tensión de tus suegros que viajan en el asiento de atrás, te lo agradecerán.
En un momento dado, mejor que el GPS es fiarse de las señales que te va dando la propia carretera como precipicios al final de la misma o, de repente, un camino sin asfaltar que se introduce en un tupido bosque donde no penetra el sol ni los rayos de la luna. Mejor da marcha atrás.
En resumen: No a todos los lugares se puede llegar en coche. Aunque a ti te lo parezca.
2) Sí, es carretera de doble sentido. Por muy estrecha que la veas, que tú dices «no puede ser posible», lo es. Y sí, ese tractor que viene hacia ti va a pasar.
3) La señalítica, tanto vertical como horizontal, es igual la de la gran urbe de donde procedes que la del pueblín. Ceda al paso es ceda al paso, stop es stop, dirección prohibida es dirección prohibida y doble raya continua es que no se puede adelantar. Lo que puedes llegar a echar en falta en los pueblos son dos cosas: los vados permanentes y que la velocidad no se ajusta a las condiciones de la vía
a) Vados permanentes. Esos no los vas a ver a menudo. En la zona rural, el vado permanente es cualquier puerta, portalón, portilla que dé acceso a una casa y/o cuadra sin necesidad de pagar tributos al ayuntamiento de turno. Es una costumbre que ha pasado de generación en generación y que, no te voy a mentir, ya provoca bastantes discusiones entre nosotros, los nativos, en nuestro día a día. Por el bien de tu salud física y mental (y la de tu coche), lo mejor es que no obstruyas ninguna salida de una casa y, sobre todo, de una cuadra.
En este punto también es buena idea preguntarle al indígena de turno si donde has aparcado está bien o molestas. Es fácil que molestes. Y es fácil que el señor te responda únicamente con una ceja levantada y rictus de cansancio. AVISO: Ceja levantada y rictus de cansancio sin palabras que los acompañen significa que puedes aparcar. Por otro lado, otro aviso importante: No todas las sebes (cunetas) son aptas para aparcar. Por ejemplo, esa en la que te cabe el coche entero volcado de medio lao, no.
?b) Señales de velocidad que no se ajustan a las principales leyes de la física. No te veas obligado a ir a 90 por hora por esa carretera, pichón, que no pasa nada.
4) El pito, ese instrumento musical que tanto usáis los turistas SUBGRANU en la Diagonal, la M30 y la Castellana cuando el de delante, que no puede ser más zopilón, tarda más de 2 segundos en reaccionar, tiene que usarse de manera racional, como la ingesta de cachopo, en la zona rural. En los pueblos no hace falta. Es más válida una voz que para adecuarte al entorno astur en el que te encuentres puede ir desde un “A ver hooooo«, hasta un «Cagonmimadre, arranca ya que te reviento la cara», pasando por “Dalle mio neno«, «O mama santa, que gana tengo que os marchéis toos pallende«. En los pueblos, reiteramos, no hace falta el pito. Se restringe su uso a las carreteras estrechas y, concretamente, a las curvas donde no hay visibilidad para el conductor que viene de frente. Y por si no quieres perder años de vida a puro susto. Por la noche se cambia el sonido del pito por un haz de luces largas.
5) Si tienes que caminar por la carretera hazlo en fila de a uno y por tu izquierda, que te vengan los coches de frente, porque si te vienen por detrás tú no los ves.
6) Les vaques siempre tienen prioridad en cualquier supuesto de tráfico en el que te las encuentres. CU-AL-QUI-E-RA.
7) Se conduce por la derecha, siempre. Incluso en la autopista. Porque aunque nos veas grises, y verdes, y lluviosos, y con una gaita bajo el brazo, no somos británicos.
Próximos capítulos: «Trato al Paisanaje» y/o «Hostelería y consumiciones»
Pirineos.
Mientras parte del aragonés está surcado por autovías, al pasar a territorio francés te encuentras que éstas se convierten en estrechas carreteras.
Mis paisanos a la par que se sienten orgullosos de nuestras amplias infraestructuras critican y se mofan de las estrechas y anticuadas carreteras de los franceses. No damos para más, a pocos se les ocurre pensar que a los Pirineos no se va a correr sino a relajarse, a disfrutar del paisaje, a no degradarlo y dejar la menor huella posible. Esa es la razón por la que los franceses, infinitamente más sabios, no quieren ensanchar sus carreteras.