Opinión
Las palabras muertas
La periodista reflexiona en este poema sobre la creciente dificultad que, considera, encuentran los periodistas para que lo importante resulte interesante a la ciudadanía, para que las palabras no se las lleve el viento y para que, en definitiva, el periodismo cumpla con su función de transformar para bien la sociedad.
Qué decir cuando las palabras ya no nos dicen nada,
cuando “un niño ahogado tras volcar su patera”
ya no nos hace ser niño, ni ahogarnos, ni hundirnos con él en el naufragio
ni ser madre que se sentirá morir el resto de sus días
asfixiada por cada minuto de la condena de la vida salvada.
Para qué escribir “una mujer embarazada ha muerto bajo las bombas”
si las palabras también están heridas de muerte,
si no tienen quien las haga carne,
quien se deje hacer por ellas jirones,
quien las convierta en grito,
quien las abrace en el desconsuelo.
Para qué seguir contando si de tanto contabilizar
las cifras nos han vuelto burócratas del dolor
y las masacres no cuentan ni cuando son genocidio.
Para que teclear masacre o genocidio si no cuentan.
Urgiría resucitar las palabras,
insuflar vida en los oyentes,
si al final no llegase un
“Sinceramente, los muertos me dan igual”
que nos revelase que el problema no era de las palabras,
ni de los que las escriben,
ni de los que nos matan,
ni de los que sobreviven.
El problema era,
es,
que,
sinceramente,
los muertos nos dan tan igual
como los vivos.
Tranquila Patricia, que nos hemos vuelto más sensatos y ya estamos invirtiendo en paz, en justicia y en solidaridad.
Mira si no:
España rescata la industria militar en plena crisis sanitaria y económica. (Luís Gonzalo Segura)
En España nos dijeron que la salida de la crisis no sería igual que la adoptada después del desplome de 2008. Nos dijeron que nadie quedaría atrás. Pero ya hay millones de personas pasando hambre y dificultad mientras el Gobierno español activa un rescate milmillonario para la industria militar.
No podemos obviar que los niveles de pobreza y desigualdad eran menores en 2008 que en este 2020.
España sufre el mayor desplome económico de la UE con una bajada del 18,5% en su PIB.
España continuó negociando en plena pandemia la adquisición de blindados 8×8 para las Fuerzas Armadas por un importe inicial de 2.100 millones de euros, coste total que se elevaría hasta los 3.850 millones de euros en la finalización del programa –inicialmente se recibirán 350 vehículos de un total de 998–. La excusa fue la de siempre: la necesidad –de Seguridad Nacional– y la creación de los tan necesitados puestos de trabajo
«Los empleos que se derivan de la industria militar, directa o indirectamente, son entre 5 y 45 veces inferiores a los que se podrían obtener invirtiendo en sanidad, educación, construcción, investigación o dependencia».
Airbus, el fracasado gigante militar europeo, le endosó a España en las últimas décadas 27 aviones de transporte militares A400M y 71 cazas Eurofighter EF-2000. La factura total ascendió a más de 16.000 millones de euros, unos cuatro años de renta básica –los aviones de transporte significaron más de 5.500 millones de euros; los cazas, más de 10.500 millones–
Airbus anunció el pasado 2 de julio, en plena crisis económica, el despido de 283 trabajadores en Toledo, 455 en Madrid y 151 en Cádiz. Total: 889 trabajadores a la calle.
Esta amenaza provocó que España reaccionara y se anunciara a los pocos días, el 10 de julio, una negociación para la compra de 20 cazas Eurofighter
España comprará más armas que no necesita para mantener hasta 40 veces menos puestos de trabajo de los que podría conseguir invirtiendo en sanidad, educación, dependencia o investigación. Que cada uno saque sus conclusiones, pero lo cierto es que en febrero de este año, antes de la pandemia, Airbus perdía 1.400 millones de euros y el A400M se enfrentaba al peligro de no recibir pedidos. Si España no está rescatando a Airbus, lo parece.
Y si hasta aquí creyera el lector que ha leído lo más escandaloso, prepárese, porque nos adentramos en las peligrosas aguas del submarino que ni flotaba ni se propulsaba ni cabía en el puerto… y que ha costado a los españoles, de momento, 4.000 millones de euros –por cuatro unidades y con 2.000 millones de euros de sobrecoste–. Total, entre el submarino que no flota, el avión que no aerotransporta el carro de combate y tiene deficiencias y el avión que no se necesita van más de 20.000 millones de euros, a los que todavía se quieren añadir varios miles de millones más. Porque a los 2.000 millones de euros en cazas Eurofighter podrían añadirse otros 500 millones de euros, debido a que la Armada española, por boca de su Jefe de Estado Mayor, el almirante Teodoro López Calderón, ya ha afirmado que sería necesario un quinto submarino. ¿De los que ni flotan ni se propulsan ni caben en el puerto? De esos, de esos…
…un complicado entramado industrial nacional -INDRA, ABENGOA, cuyos tentáculos llegan hasta los dos partidos políticos más importantes.
¿ por qué Europa nunca ha exigido a España reducir al máximo el gasto militar como condición a las ayudas de decenas de miles de millones de euros? Pues porque países como Alemania o Francia obtienen un lucrativo negocio con las armas que compra España: por ejemplo, en cada uno de los cuatro submarinos clase S80, cuando floten y se propulsen, se integrarán 6 torpedos alemanes DM2 A4. En total, se comprarán 24 torpedos alemanes. Y solo es ‘el chocolate del loro’.
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NINGUNA ORGANIZACION TERRORISTA HA MATADO TANTO COMO LA OTAN:
https://www.youtube.com/watch?v=0WulgkgI7LU
Moltes gràcies per condensar en un breu poema tot el que sentim qualcuns, una minoria, però molts!
Gracias por tu periodismo comprometido y honesto.
Y por este poema que al menos a algunas nos llega, no se lo lleva el viento y hace “comprender”