Opinión | Política

Contra España y contra el Rey

"España, como concepto político, es un organismo censor, corrupto y, sobre todo, hipócrita", sostiene Èric Lluent

El dictador Francisco Franco y Juan Carlos de Borbón. WIKIPEDIA / Licencia CC0

En 1925, Vicente Blasco Ibáñez publicaba el libro Por España y contra el Rey, un exhaustivo relato de los abusos de poder cometidos por Alfonso XIII, al que se refiere como «el rey de las comisiones» por proponer monopolios en España a empresarios extranjeros a cambio de suculentas comisiones. Blasco Ibáñez publicó ese libro desde el exilio en Francia durante la dictadura de Primo de Rivera, con una voluntad antimonárquica pero patriótica. 

Casi un siglo después, debemos reconocer que el problema de España no es tan solo la monarquía borbónica, sino la misma idea de nación, el patriotismo que la sostiene, que desde la muerte de Franco podemos identificar como régimen o nudo del 78. Vivimos en un nudo histórico y político, y los nudos, con las tensiones, no desaparecen, sino que se refuerzan. Un buen ejemplo de lo que afirmo es el escrito de tres párrafos del vicepresidente Pablo Iglesias tildando de «indigna» la huida de Juan Carlos. En él no hay ni una sola mención a Felipe VI ni rastro de la idea de República, no sea que el gobierno más progresista de la historia de España se tambalee. A Pedro Sánchez, claro está, ni se le espera para hablar de alternativas a la monarquía. O nudo o nudo, y el nudo cada día mejor atado.

España, como concepto político, es un organismo censor, corrupto y, sobre todo, hipócrita, capaz de olvidar miles de cadáveres en las cunetas y, a la vez, aplaudir la herencia de una dictadura criminal sin pestañear. El sistema político actual es fruto de una monarquía instaurada por la voluntad de Franco y de un pasado excepcional marcado por una Guerra Civil y cuarenta años de dictadura militar impune. Por muchas campañas de marketing que impulsen los órganos de propaganda del Reino, por muchas pataletas que la diplomacia española protagonice en el exterior para evitar que se hable mal de España, ambos hechos son de sencilla comprobación histórica.

Sin el fin de España como nación opresora y excepcional, sin la condena absoluta de un pasado y un presente marcado por la corrupción generalizada en todos los estamentos de poder –como bien constata Paul Preston en Un pueblo traicionado–, sin el reconocimiento de los crímenes de España contra su propio pueblo y contra pueblos extranjeros, sin el cuestionamiento del patriotismo centralista y excluyente que a menudo es punto de encuentro entre votantes de todas las tendencias políticas, sin todo esto no hay posibilidad de establecer un sistema realmente libre de todas las ataduras de nuestro turbulento pasado.

En la cuestión que nos ocupa estos días, con la publicación en la prensa de los detalles de la presunta corrupción a gran escala de Juan Carlos I, ¿es realmente verosímil que Felipe VI –como la Infanta Cristina en el caso Urdangarín– no supiera nada de las supuestas actividades delictivas de su padre, más cuando se trataba de un modus operandi bien conocido en la familia Borbón? Cuando llegaba Juan Carlos a Zarzuela y supuestamente contaba fajos de billetes en una supuesta máquina, ¿dónde estaba el hijo? ¿Nadie le comentó nada? El silencio que cubre lo evidente, en esta y otras cuestiones, es la esencia de España. Por eso deben caer España y el Rey, juntos, para construir un estado republicano moderno, legítimo, plural y respetuoso con la diversidad nacional de su propio territorio.

No hay motivos para el optimismo. En el mejor de los casos, Felipe VI y la familia Borbón caerán arrastrados por posibles pruebas que demuestren su vinculación con los negocios del patriarca. Dudo que esto suceda pronto, puesto que supongo que las entrañas del Estado ya hace años que tienen blindado al hijo de Juan Carlos de Borbón igual que tenían blindado al padre cuando reinaba y porque la regla de los dos tercios para reformar la Constitución da vía libre a la conservación de aberraciones, aún teniendo una mayoría de ciudadanos y representantes en contra. Pero, aunque cayera la monarquía, continuaríamos viviendo en el Régimen del 78 si la Tercera República no viniera acompañada del fin de España como concepto político. 

Con un entorno mediático que ha callado y calla por el bien de la patria, con una izquierda que ni en la actual situación se atreve a hablar de República y con una derecha que se pone cachonda en el Congreso dando gritos de ¡Viva el Rey!, el panorama es bastante desalentador. Tampoco existe en España una masa crítica y movilizada de ciudadanos suficiente para la digna tarea de revolución y refundación política. Sin esperanza, solo queda situarse públicamente contra España, contra esta España, no contra sus gentes ni su geografía, sino contra la idea de nación española elaborada desde la Restauración de 1874 por líderes y élites que deberían avergonzar a cualquier demócrata, renunciando consecuentemente a su legado. Y contra el Rey, por supuesto, porque vivimos en el siglo XXI y porque ya basta de normalizar que un tipo con corona nombrado por un dictador y que reina por la gracia de Dios vaya paseándose por el mundo en representación del pueblo español. Los nudos imposibles solo caen si se corta de raíz la cuerda que los sostiene. Pero en España las tijeras solo se usan para recortar presupuestos públicos y derechos.

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Comentarios
  1. «deben caer España y el Rey, juntos, para construir un estado republicano moderno, legítimo, plural y respetuoso con la diversidad nacional de su propio territorio».

    https://www.ecologistasenaccion.org/149914/denuncien-el-manteniment-de-la-repressio-judicial-davant-lexercici-de-les-llibertats-col%c2%b7lectives/
    Denunciamos el mantenimiento de la represión judicial ante el ejercicio de las libertades colectivas.
    El Estado no ha iniciado ningún intento de resolución política al conflicto existente por el derecho de autodeterminación de Cataluña.
    Las decisiones judiciales de los últimos días hacia los presos políticos condenados por los hechos de octubre de 2017 constituyen un arma de intervención política del Estado español.
    Pasado casi un año y medio desde el comunicado de Ecologistas en Acción ante las reiteradas vulneraciones de los derechos individuales y colectivos por parte de los poderes del Estado español que se han llevado a cabo en Cataluña desde septiembre de 2017 , desde nuestra organización constatamos que la práctica totalidad de sus once puntos han sido ignorados por un Gobierno que se autocalifica como el más progresista de la historia.
    En concreto, queremos incidir por enésima vez en como de perjudicial para la resolución del conflicto es dejarlo en manos de la justicia y, aún más, si ésta actúa reiteradamente como actor político antiindependentista, aplica la venganza en algunas de sus resoluciones e incluso cambia la norma cuando ésta no es conforme con sus ideas.
    En contraposición a esta hiperactividad judicial en torno a un contencioso que debería ser estrictamente político, es muy lamentable percibir una inactividad, delatora de cuáles son sus intenciones, de un Gobierno que se las da de dialogando pero que, en este tema, ha actuado de una manera casi equivalente a sus predecesores.
    En este contexto, donde todavía reina, como todo el mundo puede constatar, la represión y la inacción, Ecologistas en Acción reitera la exigencia de una salida democrática y respetuosa con todos los derechos individuales y colectivos, que garantice la autodeterminación del pueblo catalán y que, con carácter inmediato, libere y desimpute a todas las represaliadas por este conflicto.

  2. Bravo Eric, muchas gracias. Me reconforta comprobar que aún hay mentes lúcidas y que no se callan a pesar de la cada día más pesada losa opresiva, manipuladora y censora.
    «Hace mucho tiempo que los líderes de UP alaban al rey Felipe y se pliegan a sus exigencias, como se pliegan a las del PSOE sin tumbar la reforma laboral, la ley mordaza, aceptando la impunidad por los GAL, subiendo el sueldo a los cuerpos represivos (esto ya lo apoyaba Podemos antes de tocar gobierno), etc.
    Incluso tras estallar todos los escándalos de corrupción que también implican a Felipe como señalan medios extranjeros a los que los tribunales fascistas españoles desearían condenar a prisión como a nosotros por contarlo, Iglesias calificó al rey de “sensato”.
    Quienes llamaban a tomar el cielo por asalto, están sosteniendo un gobierno que ha organizado junto al resto del Estado la huida del emérito a un hotel de los Emiratos Árabes cuya estancia un día nos cuesta 12.000 euros sin sumar los elevados gastos de la numerosa escolta que también le ha facilitado el gobierno como ha reconocido sin vergüenza alguna el ministro de Interior Marlaska. Si se referían a que el cielo lo tome la monarquía, hay que reconocerles que lo han conseguido con creces. Esos gastos diarios, superan lo que la inmensa mayoría ganamos en un año.
    Un régimen con semejantes condiciones está condenado a ser derribado tarde o temprano, pero hay que denunciar a quienes retrasan su derrumbe y por tanto la conciencia. Se recuerda poco y tiene importancia porqué resume todo esto, que Iglesias encargó para su programa La Tuerka la canción contra los Borbones por la que Valtonyc llevaría dos años en prisión si no se hubiera exiliado, dejándolo sin solidaridad alguna cuando fue juzgado y condenado. Igual que en tantos casos más como el mío». (Pablo Hasel)

  3. Lara,
    Rafael Bueno, dice cosas muy acertadas, pero no estoy de acuerdo en que desde Madriz se dicten las órdenes para todos los territorios. ¿Quienes mejor conocen los problemas y soluciones sino los que los viven?, por otra parte hay pueblos en la Península Ibérica más cultos y evolucionados que otros y que se niegan a involucionar, por éso y no por otra cosa quieren independizarse.
    Es como el problema de una pareja mal avenida o de unos vecinos indeseables que quieres cortar o apartarte de ellos.
    Dejemos a las personas y a los pueblos que decidan su futuro. Eso es democracia.
    También se ha olvidado Rafael de reconocer que el mayor problema de este país, más que los políticos, es el pueblo anestesiado y manipulado. Si no despierta no hay nada a hacer.

  4. Mi paisano catalán tiene toda la razón en denunciar los nacionalismos, que han arruinado y siguen arruinando Europa y, dentro de ella, a España. Por supuesto, el nacionalismo franquista, que sigue vivo en la realiza y la derecha español; pero, como gran parte de la derecha que padecemos, sigue apoyando el nacionalismo catalán y el catalán, tan manchados de sangre, corrupción e insolidaridad, a los que, por sus intereses, siguen disfrazando de su más opuesto concepto, el patriotismo, solidario,sea patria chica, grande o mundial, mientras que el nacionalismo es la base de todo egoísmo, racismo, separatismo y termina , cuando puede, en guerras (in) civiles. «El nacionalismo enla guerra» (Mitterrand)

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