Internacional

Merijn Oudenampsen: “La autoimagen holandesa queda desmentida por su propio comportamiento”

El sociólogo holandés Merijn Oudenampsen considera que la crisis del coronavirus puede suponer la derrota de la ideología de la austeridad.

El sociólogo Merijn Oudenampsen. Foto: Steven Ligthert

Pobre Calvino. El teólogo francés nunca podría haberse imaginado que casi 500 años después de morir sería invocado con tanta frecuencia para denunciar o defender políticas económicas y sanitarias. La actitud intransigente de los Países Bajos en las negociaciones europeas sobre la respuesta colectiva ante la crisis del coronavirus, así como el tratamiento de la población de tercera edad por parte del sistema sanitario holandés, han reactivado los viejos estereotipos culturales. 

Merijn Oudenampsen (Amsterdam, 1979), sociólogo, politólogo e investigador postdoctoral en la Universidad de Amsterdam, considera que el gusto holandés por la disciplina presupuestaria nada tiene que ver con una supuesta tradición calvinista. Su genealogía es mucho más reciente: nace en los años 80 con el avance del neoliberalismo como respuesta a la crisis económica de los 70. Y se hace hegemónica en los 90, incluso en gobiernos socialdemócratas.

En un artículo coescrito con Bram Mellink, Oudenampsen demuestra que el cliché cultural de los holandeses como un pueblo al que no le gusta endeudarse porque asocia la frugalidad con la buena moral no solo carece de base –los hogares holandeses están entre los más endeudados del continente, por ejemplo– sino que sirve para justificar políticas económicas equivocadas y marcos políticos que socavan el proyecto europeo. 

¿Por qué hay que dilucidar con precisión la genealogía de las ideas que dominan la política económica? 

Porque los estereotipos culturales que han surgido en la crisis europea no conducen a ninguna solución. Solo logran reforzar las tensiones y el rechazo mutuo, al mismo tiempo que generan sentimientos de orgullo y autocomplacencia, como cuando los holandeses se ufanan de su calvinismo. Lo que es peor es que esos estereotipos tergiversan la imagen de los países del sur de Europa. Una portada reciente de la revista conservadora Elsevier retrataba a unos rubios holandeses tirando de una rueda dentada mientras al otro lado había una mesa de terraza con algunas figuras mediterráneas soleándose con una copa. Cualquiera que haya viajado a España o Italia sabe que esas metáforas no se corresponden con la realidad. La semana laboral allí no es más breve que aquí. Es más, los holandeses gozamos de una de las semanas laborales más breves del mundo. Estas metáforas ya las vimos en los años de la crisis del euro, con consecuencias nefastas. 

Y tampoco se correspondían con la realidad…

Claro que no. La realidad era que una serie de bancos que habían prestado mucho dinero fueron rescatados por el erario europeo. Pero el relato que se construyó fue que los griegos se habían hecho con nuestro dinero. Ese episodio obviamente creó mucho resentimiento y acabó por minar todo el proyecto europeo. No deja de ser sorprendente que fueran los mismos líderes europeos los que lo fomentaron. 

La explicación cultural, además, queda rotundamente desmentida por los datos históricos.

Completamente. En los siglos XVIII y XIX, Holanda tenía grandes déficits, que muchas veces sobrepasaban el cien por cien del PIB. En este sentido, la disciplina presupuestaria es una “tradición inventada” en el sentido de Hobsbawm. Solo empieza a surgir en el siglo XX, y al comienzo predomina sobre todo en el discurso de los partidos protestantes. Pero Holanda siempre ha tenido una gran población católica. De hecho, los católicos han sido más poderosos a nivel político que los protestantes. Y en los 70 y 80, Holanda seguía teniendo grandes déficits, con un nivel de gasto público, en términos de porcentaje del PIB, entre los más altos de Europa.

¿La política no se preocupaba tanto por el déficit?

Las ideas que dominaban eran las de Keynes: los momentos de crisis exigen un incremento del gasto público para compensar el descenso del gasto privado.

Esto cambia en los años 80.

Un cambio provocado por la crisis de los 70. Las ideas neoliberales que surgen entonces, que rechazan a Keynes, se harán dominantes a nivel europeo.

Si los políticos insisten en obviar esta genealogía histórica para invocar una supuesta moral calvinista, ¿lo hacen de forma cínica o son sinceros?

Creo que la preferencia por la austeridad de los políticos holandeses es sincera. Han sido ideas verdaderamente dominantes, sobre todo en el Ministerio de Finanzas. Hay toda una serie de ministros de Finanzas que se han asociado explícitamente con el calvinismo, ensalzando las virtudes morales de la industria y la economía a nivel individual y colectivo. Y por más que se trate de clichés, también tienen su fondo de verdad: muchos de esos ministros se criaron, en efecto, en entornos protestantes.

Y, sin embargo, estaban equivocados.

Claro. Para empezar, todo ese relato parte de una concepción bastante idealista de cómo funcionan las instituciones. Como si los valores personales calvinistas de un ministro pudieran imponerse a la cultura de todo un ministerio. Esas culturas las moldean tradiciones tecnócratas que evolucionan durante varias décadas. Y en esa tecnocracia el calvinismo no pinta nada. Lo que ves allí son modelos económicos que parten del homo economicus, del neoliberalismo, etc. El problema es que todo aquello no se presta a un relato político que convenza. Los clichés culturales, sí.

En los 90 los gobiernos nacionales se someten a lo que diga su Ministerio de Finanzas, a partir del euro se someten a lo que dicte Europa.

Exacto. El entonces ministro de Finanzas holandés, Ruding, incluso celebraba esa sumisión. Para él, supuso la derrota definitiva del keynesianismo.

En su artículo, señala que la crisis del coronavirus puede, a su vez, suponer la derrota de la ideología de la austeridad.

Es verdad que en los años 70 y 80 la respuesta keynesiana no funcionaba, en parte por las altas tasas de inflación y de desempleo y del tipo de interés. Hoy, queda claro que lo que no funciona es la austeridad y que hace falta una vuelta al keynesianismo. 

A pesar de todo, a los líderes y al electorado de Holanda les sigue encantando verse a sí mismos como modelos de ahorro y austeridad y, por tanto, moralmente superiores a los demás europeos.

Hay poco motivo para ello. Si comparamos Holanda con Italia, por ejemplo, vemos que los hogares italianos están mucho menos endeudados que los holandeses. ¿Quién tiene el derecho a erigirse como modelo de ahorro? Esa autoimagen holandesa queda rotundamente desmentida por su propio comportamiento. Los estereotipos culturales se basan solo en los presupuestos de los gobiernos, no en la conducta de las poblaciones. Ahora bien, es verdad que el Estado italiano está más endeudado que el holandés. Pero ni lo uno ni lo otro se explica a través del catolicismo o el protestantismo. Hay que recurrir a explicaciones históricas. El Estado italiano está menos desarrollado y goza de una menor legitimidad que el holandés. De allí también que en Italia haya una ética fiscal más débil. 

Hablando de ética fiscal…

Y hablando de ética fiscal, los países del sur de Europa se quejan de que Holanda se haya convertido en un paraíso fiscal. Este hecho lo resaltan como otro ejemplo de la irritante hipocresía del norte. Es verdad que Holanda se ha convertido en un paraíso fiscal. Por tanto, aquí la mayor parte de los impuestos los pagan las clases medias, lo que le permite a su vez a los políticos azuzar la idea de que son esas mismas clases medias las que acabarán pagando por los supuestos excesos financieros de los países del sur. Pero no hay duda alguna de que lo que Holanda está haciendo es hipócrita. Es todo un escándalo. Y, si te digo la verdad, no creo que Holanda pueda mantenerse mucho más en esa política. En algún momento, Europa decidirá que se acabó. 

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Comentarios
  1. Lxs súbditos holandeses creo que harian muy bien en prescindir de su suntuosa familia real (el último capricho un yate de 2 millones de euros) y cooperar entre todos los pueblos del mundo a hacer un mundo más justo.
    Tambien deberían ser más que católicos, cristianos, ya que ámbas son cosas muy distintas. Jesús fué más bien un anarcocomunista, quienes se han autonombrado sus representantes y llevan dos mil años especulando a costa suya son las religiones, la católica en primer lugar, todas ellas tradicionales aliadas de la oligarquía.
    ES INMORAL TANTOS LUJOS Y RIQUEZAS PARA ALGUNOS POCOS MIENTRAS AUMENTA LA POBREZA EN EL MUNDO, EL HAMBRE, LA FALTA DE TRABAJO, TODO LO QUE OBLIGA A EMIGRAR A LAS PERSONAS DE SUS LUGARES.
    Estamos en el siglo XXI, las monarquías son propias del feudalismo, de la Edad Media.
    Ya sería hora que desaparecieran todas. Debían haber desaparecido ya. Y no confundamos a las religiones con la moral y los valores. Nada que ver.

  2. Yo iría mucho más allá , valorando la trayectoria y derroteros que ha llevado eso que llaman UE , en la que esta última queda también desmentida y retratada ( aunque yo diría que desenmascarada es el término más apropiado); aunque no niego que sea una » Unión Europea ; pero de mercados….» .
    Salud y a ver si por lo menos nos proponemos buscar eso que llaman : » decencia de país..» .

  3. Bonita historia, Merijn. Lo vivo en Barcelona cada día. Lo que no quiere decir que aquí no equivocamos. Igualmente hay una erronea autoimagen al base.
    Mas o menos. Coos.

  4. Goed verhaal, Merijn. Ik maak het in Barcelona iedere dag mee. Overigens wordt hier ook op basis van een onjuist zelfbeeld politiek bedreven.
    Groet

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