Sociedad

Una nueva normalidad educativa

Save the Children y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria recomiendan la apertura de los centros educativos antes de septiembre y ofrecen pautas para una vuelta segura

Un colegio. ÁLVARO MINGUITO

“Absolutamente sí”. Así de contundente se mostró la ministra de Educación Isabel Celaá tras ser preguntada sobre si los niños y niñas volverían al colegio en septiembre. “Vamos a un curso bien planificado cuyo principio es la presencialidad”, explicó en La Sexta, instando a las comunidades a que comiencen a tomar las medidas necesarias para poder reabrir los centros a la vuelta del verano. El anuncio de la ministra no ha gustado a regiones como Madrid o Andalucía, ya que consideran “irrealizables” las propuestas lanzadas desde Educación.

A pesar de las reticencias de determinadas comunidades, Save the Children y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) van más allá y solicitan “adelantar al verano la apertura de los centros educativos y escuelas infantiles”, además de parques infantiles y el acceso a la naturaleza y las actividades físicas. Todo ello “con precaución y teniendo en cuenta medidas de seguridad e higiene”, explican en el informe ‘La nueva normalidad educativa y de ocio: Vuelta a los centros educativos y comienzo de las actividades de verano’.

En el trabajo proponen pautas y requisitos para que los niños y niñas puedan participar en las actividades de verano y así compensar el cierre de las aulas, a las cuales no acuden desde mediados de febrero. “El cierre de los centros educativos ha supuesto para los niños y niñas una merma en su aprendizaje, en su desarrollo y su bienestar social y emocional y tendrá un impacto mayor en los más vulnerables, ahondando la brecha social y las desigualdades ya existentes antes de esta crisis. Por ello, es necesario facilitar la vuelta a las aulas antes de septiembre”, sostiene Andrés Conde, director general de Save the Children.

Ambas organizaciones consideran que la población más vulnerable, es decir, aquella que cuenta con peores condiciones socioeconómicas y con más dificultades de aprendizaje, es la que se ve más afectada por la paralización de la actividad educativa en un país en el que el 26,8% de la infancia se encuentra en riesgo de pobreza. A estos niños y niñas el acceso a un entorno educativo beneficia más que al resto. “Esto es así porque los centros educativos son capaces de compensar en parte las carencias que, en términos educativos y de recursos, pueden tener sus entornos”, subrayan los y las autoras en el informe.

Ante esta situación, consideran que las comunidades autónomas, diputaciones, ayuntamientos y entidades sociales deben ampliar su oferta educativa y de ocio estival y priorizar el acceso gratuito a niños y niñas que provengan de familias con bajo nivel socioeconómico, incluyendo “una alimentación saludable y suficiente” y actividades que compensen el sedentarismo de los últimos meses.

De la misma forma, y ante la escasa interacción que los más pequeños han tenido con sus pares, tanto Save the Children como la AEPap solicitan que los centros educativos puedan llevar a cabo pequeños eventos de despedida del curso 2019-2020, que se ofrezcan actividades de apoyo y refuerzo educativo y “que se posibilite a las escuelas infantiles iniciar la actividad a partir de la fase 2 en grupos de hasta cinco niños y niñas y espacios de interacción separados”.

Medidas para la vuelta al cole

Concepción Sánchez Pina, presidenta de la AEPap, es consciente del riesgo que los niños y adolescentes suponen en la transmisión del virus, por lo que “en todas las propuestas de vuelta a las aulas se deben equilibrar el derecho a la salud y a la educación”, explica. En el informe se plantean cinco medidas higiénico-sanitarias que consideran básicas para abordar la vuelta al cole cuanto antes.

La primera de ellas se centra en el “distanciamiento físico y el uso de mascarillas”, para lo cual habría que limitar los alumnos y alumnas por clase y reducir el aforo de las actividades veraniegas al 50%. Asimismo, hacen hincapié en la necesidad de establecer planes de entrada y salida. 

Respecto a la higiene, consideran que el lavado de manos “deberá hacerse al menos al entrar y salir de clase o de cada actividad, antes y después de cada comida o de usar el baño o después de sonarse la nariz, estornudar o toser”. De la misma forma, las instalaciones de agua, saneamiento, ventilación y gestión de residuos “han de limpiarse y desinfectarse al menos una vez al día, así como el material escolar, deportivo y de juegos”.

Piden que cualquier espacio en el que se lleven a cabo estas actividades deberá contar con equipos de protección para aislar a personas sospechosas de estar infectadas, además de “informar y formar a la plantilla del centro, familias y alumnado acerca de la responsabilidad que tiene cada parte para limitar la propagación del virus. Finalmente, subrayan la necesidad de incrementar las plantillas de personal docente y de otros profesionales para poder trabajar así con una mayor seguridad.

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Comentarios
  1. Todo ésto está muy bien; pero nuestro sistema educativo es mediocre, segrega socialmente y no promueve la igualdad de las personas. Revertir esa situación es luchar hoy contra corriente y este gobierno ha preferido hacer lo que los gobiernos vienen haciendo desde décadas: mantener un sistema cada año más segregado socialmente.
    » El principio esencial del sueño igualitario es la educación. Su más equitativo y generoso instrumento es la educación pública, con la pedagogía de la justicia y la solidaridad. El mal más terrible que puede instalarse en la consciencia democrática es, por el contrario, el cultivo solapado e hipócrita de la diferencia y la desigualdad”.
    “El permitir que el poder económico pueda determinar la calidad de la enseñanza o, lo que es más sarcástico, que el Estado subvencione con dinero público ciertos intereses ideológicos de un buena parte de colegios más o menos elitistas parece, en principio, no solo una aberración pedagógica sino una clamorosa injusticia».
    Así de claro lo ha dicho EMILIO LLEDO, pero nadie quiere escuchar a los filósofos.

  2. Se podrían tomar medidas de auténtica mejora, especialmente después de la amarga y estresante experiencia del Coronavirus, relativas a las RATIOS, al CALENDARIO, a HORAS LECTIVAS de materias esenciales, a ESPACIOS, a OPTATIVIDAD, a la atención de la DIVERSIDAD, lo que dejaría un escenario despejado para la adquisición de PLANTILLAS. Todo en un marco cambiante, como nunca, por los posibles brotes víricos.

    Inversión y Voluntad!!

    El Gobierno da dinero a las Comunidades Autónomas pero no deroga la LOMCE. Así, sigue permitiendo que cualquier cambio no sea una mejora sustancial al tener que caber en un Ley antipedagógica. Los recursos tecnológicos para la educación a distancia que se prevén serán el foco de inversión y no servirán porque estarán en un contexto inadecuado. Hay que DEROGAR la Ley.

    Las Comunidades Autónomas que habían tomado la decisión de trabajar en un calendario pedagógico, como Cantabria, parten con ventaja a la hora de reconstruir el panorama tras la pandemia. Su experiencia para compatibilizar educación y trabajo, conciliar vidas laborales y educativas, les servirá mucho para planificar más eficazmente el próximo curso.

    Las brechas digitales, de alumnado y profesorado, no se eliminan con la compra de ordenadores. Se requiere capacidad y actitud, posibilidades reales para enseñar y aprender de otra manera. Lo hemos comprobado durante estos meses del final del presente curso. ¿Cuántos compañeros han usado medios tecnológicos adecuados?, ¿cuánto alumnado ha dispuesto en casa de tiempo, espacio y tecnología suficientes? Las brechas digitales son solo uno de los numerosos tipos de brechas con las que se conviven en los centros educativos, que si no son atendidas los ordenadores no servirán para nada. Si no evaluamos la situación podemos devaluarla hasta conseguir lo contrario de lo que pretendemos por aquello de «lo que no se evalúa se devalúa»…

    Muchos adolescentes, quines han podido pagarlas (ejemplo de brecha económica), han acudido a academias o a clases particulares porque ya lo hacían antes de la pandemia o porque las han necesitado a raíz de la pandemia. El caso es que han aprobado copiando porque en las academias les han enseñado a hacer exámenes que pedíamos los docentes, incluso durante el tiempo de duración del los exámenes. Una parte importante del alumnado de bachillerato con evaluaciones suspensas ha aprobado el curso con notas altas gracias «al milagro del covid». En primaria, las madres y padres se han puesto las pilas en sociales, naturales, mates y lengua como nunca…

    Las Consejerías de Educación deberían echar humo de trabajo este verano, empezando este mes, con los resultados de la experiencia de la pandemia en la mano. Nada de trabajar en el vacío ni de especular en utopías cibernéticas. Esta pandemia ha sido toda una clase, aprendamos de ella, saquemos los errores que han aflorado a miles en nuestro sistema educativo, malo ya antes del covid, y transformémoslos en posibilidades de mejora.

    Yo he aprendido que no sé manejar los tiempos delante de un ordenador. Puedo pasar horas buscando y creando vídeos, textos, ejercicios varios para mi alumnado. Luego puedo pasar horas para explicárselo y, desde luego, paso muchas horas para corregirlos. Por no hablar de la imaginación despreciada e inutilmente gastada en ciertos alumnos que sus familiares o su dinero les hacía la tarea, y en otros casos en los que no he podido conectar con ellos (por idioma, por recursos, por enfermedades)…Tengo cita en la óptica y estoy considerando la cita en psicología…Ah, se me olvidaba que también tengo familia, a la que le he dedicado menos tiempo que nunca!!

    La Educación Pública no debe ser una máquina de hacer informes, no debe ser una máquina de crear desigualdades sociales, no debe ser una máquina de trabajadores frustrados, alienados, deprimidos. No debe ser una máquina!! En otros países sirve para mejorar las expectativas de la juventud, para satisfacer a las familias, para ayudar a ser personas. Ha de ser realmente la piedra angular sobre la que construir una sociedad mejor a la que tienen derechos todas y cada una de las personas que vivimos aquí. La educación es un derecho básico, que no se nos olvide a la ahora de priorizar la reconstrucción tras el covid-19.

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