Política
Nunca Más: la experiencia polaca en el antifascismo contemporáneo
Rafal Pankowski escribre sobre la asociación Never Again (Nunca Más), "una de las organizaciones antirracistas más importantes de Polonia "
Mucha gente en Polonia tiene detrás una historia familiar de lucha contra el fascismo; y mi caso, no es una excepción. Mi bisabuelo emigró a Francia para trabajar durante la década de los treinta. En su última carta dirigida a la familia, que se había quedado en Polonia, les explicaba que iba a ir a España para unirse a las Brigadas Internacionales. Nunca lo encontraron y a día de hoy no sabemos dónde murió ni dónde fue enterrado. Quién sabe si lo sabremos algún día.
La crueldad da la ocupación nazi aún se recuerda en Polonia y resulta casi imposible encontrar a una familia que no haya perdido a algún familiar durante la Segunda Guerra Mundial. El Holocausto fue llevado a cabo aquí, en suelo polaco.
A pesar de todo, y décadas después del fin de la Segunda Guerra mundial, continúa habiendo neofascistas, racistas y antisemitas en Polonia. ¿Cómo es posible? No hay una respuesta sencilla, pero posiblemente se deba a una combinación de factores socioeconómicos y culturales, como pasa habitualmente.
En la década de los noventa conquistamos algunas libertades, pero también vimos cómo la extrema derecha tomaba espacio. Fuimos testigos de eventos violentos, protagonizados, sobre todo, por skinheads neonazis. El blanco de la diana de estos grupos eran las minorías visibles, como los estudiantes africanos o cualquiera cuyo aspecto fuese diferente, también rockeros o gente a la que le gustaba el reggae.
Durante mi adolescencia era peligroso ir a conciertos de rock porque podías ser agredido por grupos de jóvenes neonazis. Fui testigo de algunos de estos ataques.
Sin embargo, fuimos muchos los que decidimos hacer algo y romper el silencio que se cernía alrededor de estos grupos de racistas violentos. La gente no sabía lo que pasaba porque ni los medios de comunicación ni la clase política daba cobertura a este problema.
Fue durante aquella época que conocí a Marcin Kornak, un héroe de nuestra generación. Marcin había tenido un accidente cuando tenía 15 años y había quedado paralítico: no podía mover los brazos ni las piernas, pero fue una de las personas más activas que jamás he conocido. Era poeta y escribía letras de canciones para diferentes grupos de música. Un líder natural a cuyo alrededor nació un grupo antifascista en los 90. Sin dinero, pero con mucho entusiasmo, empezamos a editar la revista Never Again, que miraba de reojo a la Serarchlight de Reino Unido y a la revista Expo, que se editaba en Suecia, y de la que formaba parte el famoso escritor Stieg Larsson. En 1996 dimos un paso más y con gente de todo el país creamos la asociación Never Again (Nunca Más). Actualmente es una de las organizaciones antirracistas más importantes de Polonia y su principal objetivo es promover el intercambio y el entendimiento entre culturas y contribuir al desarrollo de una de una sociedad civil democrática tanto en Polonia como en Europa del Este y centroeuropa. Sin embargo, hay un elemento que preocupa especialmente: que se dé una educación correcta a nuestros jóvenes que contribuya a luchar contra los prejuicios étnicos.
Otro de los objetivos de Never Again es romper el silencio y crear consciencia de la existencia del racismo y la xenofobia, construir un movimiento inclusivo y amplio contra el racismo y la discriminación y fomentar la diversidad. La meta es acabar con las tendencias xenofóbicas, antisemitas y racistas que impregnan todas las esferas de la vida en Polonia.
No es una tarea fácil, pero a lo largo de estos años Never Again ha conseguido reconocimiento tanto nacional como internacional. Además, puede presumir de ser una organización absolutamente independiente, es decir, no ligada a ningún poder político. Lo que une a los integrantes de Never Again es precisamente eso: la diversidad de puntos de vista, de trayectorias personales y experiencias.
Never Again monitoriza las conductas racistas y discriminatorias a través de una red de voluntarios y voluntarias y contactos en las diferentes comunidades minoritarias del país. Así, se ha logrado construir un extenso registro de incidentes racistas y crímenes homófobos y xenofóbicos. Lo llamamos el “Libro Marrón”. La lista no para de crecer. También trabajamos codo a codo con periodistas e investigadores interesados en la problemática del racismo y la xenofobia y hemos aparecido en diferentes medios de comunicación como la BBC, la CNN, Euronews o ARTE. Escribimos artículos para cabeceras nacionales e internacionales, como The Guardian, The New York Times, Le Monde, El País o Die Tageszeitun.
A mediados de los 2000, Never Again puso en marcha “Borremos el racismo”, una campaña orientada a combatir el racismo y el antisemitismo en Internet. También se empezó a trabajar en centros culturales y se pusieron en marcha iniciativas como “Música contra el racismo” y “Acabemos con el racismo en los estadios”. En 2012 implementamos el programa “Respeta la diversidad- El fútbol une”, un programa que tenía que tenía como objetivo llevar a cabo una serie de actividades de concienciación en Polonia y Ucrania durante la Champions League. Fue una oportunidad única en la cual pudimos colaborar con algunas de las estrellas del fútbol.
En el día a día, sin embargo, trabajamos sobre el terreno. Por ejemplo, hemos llevado a cabo una serie de actividades para la promoción de la diversidad y el respecto en las prisiones.
Marcin Kornak murió en 2014, pero la organización sigue trabajando porque aún queda mucho trabajo por hacer. Desgraciadamente, Varsovia se ha convertido, en los últimos años, en la capital internacional del racismo y la islamofobia todos los 11 de noviembre: el día de la independencia de Polonia se ha convertido en un imán para todos los fascistas y racistas del continente europeo. Las manifestaciones no son accidentales y están alentadas por los movimientos de extrema derecha, que continúan ganando terreno. No podemos confrontarlos en la calle entonando el “No pasarán” porque no podemos hacer frente a más de 100.000 fascistas manifestándose. Pero continuamos en la la lucha porque es importante. Es complicado, pero no decaeremos.