Opinión

K-Pop o ‘This meme kills fascists’

"El K-Pop puede haber iniciado una revolución musical, pero también social, en la lucha contra el fanatismo y la impunidad en las redes", opina el autor, quien establece un paralelismo entre el 'This machine kills fascists” que lucía en su guitarra Woody Guthrie y un posible 'This meme kills fascists'.

Un meme de Abascal con el 'hahstag' #FachaQueVeoFachaQueFancameo.

Una vez que el terraceo ha acabado con el caceroleo, nos adentramos en una nueva fase de la escalada ultra. El ruido de las cacerolas se traslada a recintos con más capacidad: el Congreso, los juzgados, las redes sociales, los medios de comunicación, incluso a algunos ministerios y cuarteles de la Guardia Civil. En este contexto, el famoso lema de sus fachadas, “Todo por la patria”, cobra un nuevo sentido, mucho más maquiavélico.

Pero mientras el ministro Marlaska hace un Marie Kondo en Interior, en el exterior de nuestro país, concretamente en EEUU, al coronavirus se le añade la pandemia del racismo y la discriminación, como definió el abogado de la familia de George Floyd la muerte del afroamericano asfixiado mientras era reducido salvajemente por un policía blanco.

La ola de protestas se ha convertido en un tsunami que le ha dado la vuelta al eslogan “The orange is the new black” por uno más acorde al problema racial en Estados Unidos: “The black is the new orange”.

El movimiento ciudadano y antifascista Black Lives Matter es muy probable que termine de rematar las pocas posibilidades de Trump para su reelección.

Y por si le faltaba algún giro loco de guion a este 2020, que parece escrito por J.J. Abrams y Damon Lindelof, creadores de Perdidos, aparece en escena el K-Pop, el pop coreano.

Su presentación en sociedad fue gracias a la Policía de Dallas, “contigo empezó todo”, que creó una aplicación, iWatch Dallas, una especie de Gran Hermano Chivato, para fomentar el envío de vídeos de actividades “ilegales” de las protestas. Los fans del K-Pop hicieron la aplicación inservible desbordándola a base de memes, coreografías y canciones de sus ídolos. 

Su siguiente gran éxito fue boicotear por el mismo método el hashtag con tufo racista #WhiteLivesMatter, un recordatorio “imprescindible” de que las vidas blancas importan, a la altura de la necesidad de crear un día del orgullo heterosexual, con Girauta de pregonero.

Para los que recibimos habitualmente la respuesta en redes “Ok Boomer” vamos a hacer un repaso rápido de qué es esto del K-Pop:

Es una amalgama de géneros musicales, desde el hip hop a la música dance o el pop, adaptados de Occidente, que se han convertido en la música popular de Corea del Sur. Sus fans, los kpopers, son un fenómeno social y muy activos en redes sociales, que inundan de vídeos y memes de sus cantantes favoritos.

La primera vez que entras en Twitter y ves cuentas y hashtags ultraderechistas repletos de coreografías locas, memes y videoclips de artistas coreanos, en medio de tanta bilis de los autodenominados “campeones de 1939”, te provoca un fenómeno similar a ver por primera vez la serie Twin Peaks, de David Lynch o un monólogo de Ignatius: esa maravillosa sensación de “no entiendo nada, pero me encanta. Necesito más”.

Las coreografías de coreanos bailando sobre la tumba de Franco o la cara de Abascal maquillado como una drag queen, acompañadas de hashtags con nombres de fantasía como #AbascalPrincesa o #FachaQueVeoFachaQueFancameo están llenando las cuentas y bots ultras de una nueva narrativa antifascista, que ninguno podríamos haber imaginado.

La famosa frase “This machine kills fascists”, que el activista y cantante folk Woody Guthrie tenía en su guitarra, podría adaptarse a esta nueva forma de activismo viral por: “This meme kills fascists”.

Si Elvis fue el detonante de una revolución musical y cultural con su movimiento de caderas y el rock and roll, el K-Pop puede haber iniciado una revolución musical, pero también social, en la lucha contra el fanatismo y la impunidad en las redes, con una premisa clara, divertida y que funciona: inundar de música el ruido ultra.

Un poder de convocatoria y de movilización brutal en redes –contra el racismo y la intolerancia– y un sentido del humor surrealista y subversivo están consiguiendo que estos adolescentes estén dando una lección a activistas, medios de comunicación y analistas políticos, que no encontraban la clave para desmontar el crecimiento del odio en las redes.

Quizás estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo activismo en redes, que pasa por desmontar las fake news y la falta de argumentos, con la falta de complejos de un movimiento que ha sido capaz de unir a ritmo de meme y videoclip, la paradoja de la tolerancia de Popper –para mantener una sociedad tolerante tenemos que ser intolerantes con la intolerancia–, con la premisa genial de la anarquista feminista Emma Goldman: “Si no se puede bailar, no es mi revolución”.

Una advertencia final: es altamente adictivo.

“Cuando haces K-Pop, ya no hay stop”.

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Comentarios
  1. Los kpopers nunca se van a detener no importa cuantos anuncios y cosas hagan sus pensamientos y sentimientos nadie los cambiará ya que sus idols estuvieron ahí Par ellos cuando su propia familia no así que no opinen si no saben nada

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