Sociedad
El impacto de género de la pandemia: precariedad, carga mental, pobreza y más violencia
El Instituto de la Mujer ha publicado un informe que pone de relieve la necesidad de abordar una respuesta a la crisis de la COVID-19 con perspectiva de género.
Desde que algunos trabajos altamente feminizados –como el de cuidados– fueron declarados esenciales, adquirieron una relevancia hasta la fecha invisible, más allá de los persistentes reclamos de las propias trabajadoras organizadas o del movimiento feminista. En esta crisis hay más mujeres que hombres trabajando en primera línea –también en el sector sanitario o en los comercios–. La violencia machista implica ahora riesgos extra y durante el estado de alarma han aumentado las consultas al servicio 016. Además, la carga mental que conllevan las dificultades a la hora de conciliar durante el confinamiento recae –como ya ocurre habitualmente– sobre las mujeres.
Desde el Instituto de la Mujer –organismo dependiente del Ministerio de Igualdad– han publicado este viernes un informe que recoge la necesidad de una perspectiva de género en la respuesta frente a la COVID-19. Ignorar este impacto, explican en el estudio, «tendría consecuencias económicas y sociales que agravarían la desigualdad».
Sobrecarga del trabajo sanitario y de servicios esenciales
Uno de los puntos a tener en cuenta que señala el informe es que las mujeres son mayoría en primera línea del coronavirus y, por tanto, están expuestas en mayor medida al contagio. Según la EPA, las mujeres representan el 66% del personal sanitario. Mayoritariamente, se encuentran en puestos de enfermería –en un 84%–; personal de residencias para mayores y personas dependientes –84%–; psicología –82%– y farmacia –72%–. En medicina, suponen el 51%.
El hecho de ser mayoría también en comercios de alimentación, servicios de limpieza hospitalaria y residencias y como empleadas de hogar y cuidadoras, pone de relieve que «los condicionantes de género determinan la diferencia del impacto de la crisis en mujeres y hombres», dice el documento elaborado por el Instituto de la Mujer. Sobre el sector de las trabajadoras domésticas, además, tal y como señala Cristina Barrial en un reportaje publicado en Apuntes de Clase, resulta complicado precisar unos datos sobre el número de empleadas por su informalidad y su papel fundamental dentro de la economía sumergida, algo que las sitúa en una situación especialmente precaria. Según el informe del Instituto de la Mujer, en este último mes se han producido un 3,3% menos de altas en la Seguridad Social de trabajadoras del hogar.
La responsabilidad en las tareas de cuidados
Según el citado informe, las mujeres asumen la mayor parte del trabajo doméstico y el 70% de las tareas de cuidados en el ámbito privado. Por eso, a las dificultades habituales de conciliación –agravadas, entre otras cosas, por la falta de corresponsabilidad–, se ha unido el cierre de centros educativos y el teletrabajo, que aumentan la carga mental en este sentido. Según el estudio, muchas mujeres no pueden seguir teletrabajando al tener que hacer frente a este situación. Dificultades que se ven especialmente dimensionadas en el caso de las familias monomarentales.
Mayor pobreza y precariedad laboral
A la hora de afrontar una nueva crisis, las mujeres vuelven a estar en una posición desfavorable. Desde este estudio recuerdan que algunos de los sectores más afectados por la pandemia están altamente feminizados. Entre ellos, el comercio, el turismo y la hostelería.
Sobre desempleo, el estudio insiste en que afecta en mayor medida a las mujeres, si bien el paro masculino ha crecido, en estos meses, más que el femenino –un factor que, no obstante, se explica por la feminización de los trabajos esenciales–. Sin embargo, «este menor incremento de desempleo no garantiza una mejora de la empleabilidad y las expectativas de futuro para las mujeres ya que, a la histórica dificultad de su acceso al empleo, hay que añadir que los sectores más feminizados son los más afectados y en los que la recuperación de la actividad será más lenta y prolongada en el tiempo», precisa el estudio del Instituto de la Mujer.
En este sentido, el informe se refiere también a una implantación del teletrabajo con perspectiva de género, de forma que se tenga en cuenta el principio de corresponsabilidad.