Sociedad
Romera: “No se habla del maltrato a los niños y niñas confinados con sus maltratadores”
Mar Romera, maestra y psicopedagoga, es una de las conferenciantes y divulgadoras con más capacidad de convocatoria entre docentes y familias por su capacidad para motivar y transmitir la importancia de educar desde la mirada de la infancia y de sus derechos. Romera propone educar desde las tres Ces: Capacidades, Competencias y Corazón. Desde hace años es embajadora en España de La Ciudad de los Niños, el proyecto de Francesco Tonucci que propone poner en el centro de la planificación urbanística el interés de los niños y niñas. Romera ha publicado La escuela que quiero o La familia, la primera escuela de las emociones. También ha subido al Himalaya. Hace unos años, me confesaba que ansiaba tumbarse en su sofá para poder descansar, no sé si con el confinamiento se lo habrá permitido por fin…
Mar, ¿cómo está viviendo estos días?
Con incertidumbre como todos, aunque a mi alrededor todo está normal y vivo sin demasiado miedo. Pero estoy a la expectativa con una enorme curiosidad. Recuerdo mucho la percepción de mi abuelo sobre el hambre y lo vivido en la posguerra y tras la II Guerra Mundial. Nosotros habíamos tenido la suerte de no vivir en primera persona ningún acontecimiento que nos hiciera cambiar de paradigma. Es el momento de repensarnos más allá del dolor y de la pérdida de vidas. Ha llegado el momento de plantearnos qué estábamos haciendo y hacia dónde queremos ir a partir de ahora.
¿En qué ha cambiado su vida con el confinamiento? ¿Se ha permitido parar o aún no?
Como autónoma se ha parado todo al menos hasta septiembre. Espero que no más. Pero no sé cómo lo hago para estar más de ocho horas al día del sofá al despacho y del despacho al sofá, reunida, acompañando, charlando y asesorando a equipos. Después de pasar por todas las etapas educativas decidí hacerme autónoma para ser coherente con mis principios y poder dedicarme plenamente a estudiar, a escribir, a dar conferencias, a la formación…
¿Qué es lo más increíble para usted de esta crisis?
La relatividad de lo importante en todos los sentidos: ocio, familia, cuidados…Yo salgo a aplaudir cada tarde, pero no entiendo muy bien por qué. Muchos son héroes, pero otros muchos solo cumplen con su trabajo, por eso relativizamos lo importante. Oigo hablar en las noticias a diario de datos, de la falta de todo, de la generosidad de la gente y mucho de perros, incluso con humor. También he oído hablar de maltrato a las mujeres, pero no he oído hablar del maltrato que están sufriendo los niños y niñas que en este confinamiento están encerrados con sus maltratadores. Save the children afirma que 1 de cada 4 menores en nuestro país sufre malos tratos y nadie dice nada de esto.
“Es el momento de repensarnos más allá del dolor”
Profundicemos en lo que usted define como buenos tratos.
Escuchar y respetar a los niños, niñas y adolescentes como personas, todo empieza por aquí. No creo que se les haya escuchado desde las instituciones. Estos días escuchamos que el debate está en torno a los deberes y la evaluación. ¿En serio todo depende de si tienen un cinco, un siete o un cuatro? ¿No podemos enfocar todo esto desde el grandísimo aprendizaje que los peques están haciendo ahora mismo? ¿No podemos poner a los menores como a los verdaderos protagonistas de lo que está ocurriendo en las casas?
¿No podemos dedicar el 50% de los informativos a lo positivo, al optimismo, al crecimiento y a la educación de nuestros peques para que realmente entiendan lo que está sucediendo, teniendo en cuenta que ellos sostendrán la economía en el futuro? Ellos se han adaptado mejor que nadie al confinamiento tenga los metros que tenga su casa. Los peques se adaptan a todo, simplemente hay que escucharlos, acompañarlos y mirarlos para admirarlos. No es cuestión de mantenerlos haciendo tareas repetitivas para que estén entretenidos.
¿Qué ha aprendido usted de sus hijas?
Se me quiebra la voz por las decisiones que han tomado, dan una lección diaria. La mayor es maestra y se ha quedado en Madrid porque cree que allí va a poder acompañar mejor a su alumnado y la pequeña está aquí conmigo estudiando en casa. La convivencia diaria está siendo maravillosa.
Me están ayudando a creer aún más en los efectos de la educación con amor, esa educación realmente funciona.
Usted siempre defiende educar al alumnado desde el respeto y el vínculo afectivo. ¿Cómo puede mantenerse ese vínculo cuando la educación no está siendo presencial?
Creo que este curso no vamos a volver a las aulas. Pero hay muchos docentes que lo están manteniendo a través de la pantalla y sería igual de válido si fuera a través de cartas. Es una especie de “no te preocupes que sigo aquí, no ha habido despedida”. El problema es esa población que no tiene dispositivos en casa. No se habla de ellos, ni de los menores en acogida, ni de quienes se han quedado sin acceso a la educación y no salen en ningún telediario.
¿Cuál cree que es la clave para frenar la desigualdad social y educativa que ha provocado el confinamiento? ¿Qué medidas se pueden tomar desde las instituciones educativas con carácter urgente?
El objetivo debe ser cada niño y cada niña, no el currículum establecido. Un currículum, por cierto, obsoleto y caducado. Las claves son la atención y el acompañamiento personalizados, priorizando siempre a la persona y no al currículum.
“Me pregunto cuándo aprenderemos en este país que evaluar no es calificar”
Esta crisis está sesgando muchas vidas ¿Cómo explicamos la pérdida de seres queridos a los más pequeños?
Para mí es lo más importante de esta crisis, más allá de las cifras está la imposibilidad de hacer el duelo, de despedirse. Recomiendo ante todo decir la verdad y elaborar algún ritual familiar de despedida. Puede ser plantar un árbol en familia o cualquier otro símbolo, aunque sea en diferido. Cada familia puede diseñar su propio rito y sobre todo hacerlo en un momento de unión familiar, cuando todo pase y cuando podamos volver a juntarnos.
Ahora que estamos pasando más tiempo en familia, comprobamos lo que usted siempre ha destacado: esas jornadas de entre 12 y 14 horas diarias repartidas entre clases, deberes y extraescolares que sufren muchos escolares. ¿Qué oportunidad nos brinda este confinamiento para revisarlas?
Es el momento de valorar lo importante, pero no es fácil. El perfil de los docentes es tremendamente diverso, por eso no se pueden establecer pautas universales. Pero yo les pido que empaticen, y reflexionen: ¿Algún docente es capaz de hacer el trabajo que le exigen a sus chicos y chicas? Ahora que muchos están teletrabajando en casa, con la misma estructura, que imaginen esa misma carga de trabajo, es decir, las reuniones, las propuestas de búsqueda, investigaciones, de respuesta en un producto tremendamente repetitivo, las evaluaciones que les hacen a sus alumnos… que piensen que se la están exigiendo a sus propios hijos, que se pongan en su lugar y se pregunten qué utilidad tiene todo ese trabajo en estos momentos, que pidan lo que pedirían a sus hijos e hijas y que piensen que su alumnado no tiene la suerte de ser hijo de un docente.
¿Cuál es el sentir de las familias en estos momentos?
En España tenemos un problema grave en la concepción de infantil y de 0 a 3 años, tramos educativos no obligatorios y no gratuitos en todas las comunidades. La idea de algunos padres y madres es “para lo que hacen en el cole…”. No han entendido la importancia que tiene la institución educativa, sobre todo en Infantil. No se ha entendido que es fundamental el acompañamiento emocional en esta etapa y la creación de los vínculos que necesitan los niños y las niñas. Se trata de la etapa más importante en la vida de una persona.
Por otra parte, los centros concertados no son solo el cole hiperclasista de ricos del centro de la ciudad. Hay colegios y cooperativas que cumplen una función social de vital importancia y peligran en estos momentos por el tema económico, a pesar de lo importante que son para mantener el entramado educativo. Las generalizaciones que se escuchan en los medios estos días son muy peligrosas.
En el caso de Infantil, la educación online es especialmente complicada porque es la etapa más experimental y sensorial de todas. ¿Qué tareas pueden realizarse a distancia durante el confinamiento?
Me encuentro con familias que se quejan de que no les estamos mandando tareas a los alumnos de Infantil. Yo que soy autora de un método muy alternativo, he tenido que darle una vuelta y diseñar propuestas del tipo “hoy bailamos con los pies descalzos, mañana escuchamos música con los ojos tapados” y un sinfín de experiencias sensoriales que no tienen nada que ver con las fichas habituales. A eso se une que hay formaciones políticas extremas que están proponiendo planteamientos desastrosos porque no les importan los niños. Propuestas como que deben leer y escribir con corrección a los 5 años; hacer exámenes para evaluar el nivel antes de entrar en primaria…
“A veces pienso que perdemos el norte”
Evidentemente el confinamiento no tiene las mismas consecuencias para la primera infancia que para adolescentes y universitarios. ¿Qué aspectos reforzaría para cada etapa en estos momentos de crisis?
A cualquier edad lo necesario es el acompañamiento, la contención emocional. Debemos demostrarles cada día que estamos ahí y que nuestro objetivo es que aprendan, no “encontrar lo que no saben”. Debemos transmitirles que los queremos por quienes son y no por lo que hacen.
En todo momento y teniendo en cuenta su nivel, es importante reforzar la autonomía en la toma de decisiones, la autodisciplina y su autogestión.
Cuando un maestro o maestra da las clases desde el corazón, ¿qué ocurre con el proceso de enseñanza y de aprendizaje?
Que el niño aprende a su maestra y no lo que esta le enseña. Al aprender a sus referentes el alumnado aprende de forma ilimitada todo lo que estos le proponen.
Antes hacía referencia a lo importante, a cómo estamos relativizando nuestras vidas desde que apareció la COVID-19. Lleva años avisando de la liquidez de nuestra época. ¿Cree que esta crisis es una oportunidad para adaptar el sistema educativo a nuevas pedagogías?
Es una oportunidad maravillosa si la aprovechamos, pero temo que todos los esfuerzos se dirijan a que las cosas cambien lo menos posible.
No debemos hacer un proceso de adaptación, no hacen falta nuevas pedagogías, solo hay que poner a la persona en el centro, es el momento de hacer una revolución.