Otros
#PorTodas: la historia de Mariana
“Al vivir en un núcleo tan aislado, lo que pasa allí no produce impacto fuera”. Esta frase resume el caso de Mariana seis años después de su asesinato en las Cuevas de Marín, un pequeño barrio chabolista en la ladera de un monte a las afueras de Almería.
Mientras se sube desde Puerta de Purchena, el corazón de Almería, hasta las Cuevas de Marín, a apenas 20 minutos a pie, el aspecto de las calles se va transformando a ojos vista. Al llegar al monte, una decena de casetas unidas entre sí por los enganches ilegales de la luz acogen a familias sin apenas contacto con el exterior. De los elegantes edificios históricos del centro de Almería, de los bares y plazas llenos de gente (al filo del inicio de la alarma por coronavirus que llegaría solo unos días después), se va pasando a un paisaje más sobrio y aceras cada vez más estrechas cuando se avanza hasta a la plaza del Quemadero, a mitad de camino.
A unas vecinas sentadas al fresco en un banco, junto a un bloque de viviendas sociales con un enorme yugo franquista en piedra, les cuesta recordar el crimen. Nunca han recorrido hasta el final el trayecto que empieza en la plaza, que va cambiando los comercios tradicionales por locutorios y otros negocios generalmente regentados por personas migrantes, y termina desembocando en la montaña en la que se asientan las chabolas. Pero sí conocen de vista a una mujer que baja a diario para recoger chatarra y “buscarse la vida” pidiendo en las iglesias, a la que terminan identificando como familiar de Mariana y de su agresor […]
Así comienza la nueva historia publicada en #PorTodas. Escrita por la periodista Iria Comesaña con fotografías de Álvaro Minguito, puedes leerla completa en portodas.lamarea.com. Aquí te dejamos un resumen:
“Al vivir en un núcleo tan aislado, lo que pasa allí no produce impacto fuera”. Esta frase resume el caso de Mariana seis años después de su asesinato. Mariana tenía 32 años, tenía dos hijos de 8 y 12 años y fue asesinada por su marido, Dosanu Pinzariu, en las Cuevas de Marín, un pequeño barrio chabolista de población rumana y búlgara situado bajo un ramal de la A-7, en la ladera de un monte a las afueras de Almería.
La mató de 49 puñaladas la madrugada del 31 de mayo de 2014, mientras los dos hijos de la pareja dormían al lado, en la precaria caseta de madera y plástico que compartía la familia. Luego le extirpó los ojos para llevarlos hasta la chabola de su hermano –el cuñado de Mariana–, se los mostró anunciándole el crimen y, antes de huir, le pidió que se hiciera cargo de los niños.
Mariana tenía 32 años y fue la primera víctima mortal de la violencia machista en Almería en 2014, la quinta en Andalucía y la número 27 en España. No está enterrada en la ciudad en la que fue asesinada: su cuerpo fue repatriado a su país natal, Rumanía. Sus hijos también fueron enviados con sus familiares. El asesino está cumpliendo condena: 20 años de cárcel y cuatro más por los delitos que cometió durante su huida. “En el asentamiento la recordarán, por supuesto, pero ahí se quedará el recuerdo».